12 septembre 2006
Uno de Jaimito
De pronto esta bitácora se me antoja tremebunda. Encuentro que está un par de gaseosas por debajo, como diría El Conejo de la Suerte.
En la escuela, para subirle el perfil a una jornada decaída, intentábamos hacer "calducho". Que consistía en que cada cual, hasta el más triste, contase un chiste.
Lo que sigue es eso, un chiste. Claro que con un amplio alcance pedagógico :
Jaimito pasa por delante de la puerta del cuarto de sus padres y no puede dejar de mirar por la cerradura. Al cabo de un rato, se aparta y exclama : "¡Jope!, y luego me dicen a mí que no me meta los dedos en la nariz".
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