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Camino de Santiago
14 janvier 2007

Cuatro esbozos de Rodrigo Lira

Emocionante y duro es enfrentarse de nuevo a los textos, a la figura de Rodrigo Lira y a la época que representan. Los años oscuros, oscurísimos, vuelven a la memoria y la inquietan. Se me ocurren estos esbozos, con trazos muy gruesos, de algunos recuerdos de Rodrigo. Sobre su total exactitud no tengo certeza.

Adolfo Estrella


Uno

Rodrigo Lira, vestido con esa extraña mezcla de militar, guerrillero y socio de club de críquet inglés, camina sobre los prados del Pedagógico, cerca de la glorieta y las bugambilias. Viene de hablar con los jardineros del lugar. Sus intenciones, me dice, son estudiar Paisajismo, opción que se le presenta mucho más atractiva que sus aburridos estudios de lingüística. Los jardineros lo miran desde la distancia.

Dos

Patio del Museo Benjamín Vicuña Mackena. Me cuenta que está entusiasmado con un gran proyecto: importar, desde Méjico, ojolotes, un anfibio cuyos ejemplares en estado larvario son de gran belleza y que, en su opinión, constituirían un gran atractivo en la fuente del museo. Describe pormenorizadamente el proceso de reproducción de los bichos y se ríe con esa risa tan propia y tan cercana al llanto.

Tres

En algún semisecreto escenario universitario, en la época emergente de la ACU. Nuestro taller Terrón debutaba en las lides declamatorias. Leo, empujado por un irresponsable narcisismo juvenil, un malísimo poema de manufactura personal. De repente, aparece un extraño personaje disfrazado de chino que, interrumpiendo violentamente mi patética puesta en escena, recita un poema con fonética oriental, es decir, cambiando erres por eles, y cuyo contenido, entre otras cosas, hacía juegos de palabras con ACU: 'acupuntula', etc. Es Rodrigo Lira y, en ese momento, lo odio profundamente. Ahora pienso que me salvó, providencialmente, de seguir haciendo el ridículo.

Cuatro

Verano del ochenta y uno. Camino por Avenida Grecia, por la vereda de los 'edificios rojos', cerca de la casa de mis padres. Rodrigo va hacia su departamento (Avda. Grecia 907, departamento 22) y me invita a pasar. El lugar, austero, oscuro, con algunos montones de libros por el suelo, tenía una taza de WC sobre la mesa del comedor. Le cuento de mi cercano viaje a España. Me pide que le envíe cómics españoles y me entrega una lista. Me comprometo a hacerlo. No lo recuerdo pero, probablemente, no haya cumplido con el compromiso. Unos meses después, en ese mismo lugar, decide dar por concluido su sufrimiento.

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Commentaires
J
Camino del Bajo, donde el río suena, donde amanece temprano y oscurece tarde. Un abrazo, Álvaro.
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A
Hola Antonio. También recuerdo esos tiempos de cerros incólumes algo lejos de Santiago para esos años y tu puntualidad en el pago de aquel amistoso alquiler. Un abrazo grande y coquimbano, pampillero.
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J
Este Josepepe es persona agradecida y no olvida el haber vivido tal vez los mejores meses de su vida en un lugar espléndido, alquilado a precio de amigo y más barato todavía, a Álvaro y Cristián Ruiz. No sólo por eso los recuerdo, pero también.
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J
El epígrafe y el poema (qué bueno es).<br /> <br /> http://descontexto.blogspot.com/2009/04/ela-elle-ella-she-lei-sie-de-rodrigo.html<br /> <br /> Un abrazo, Álvaro, también para Cristián.
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A
Recados a Claudio Terdito:<br /> <br /> Nunca odié a Rodrigo Lira, muy por el contrario, solíamos visitarnos, querido cronista. Todo esto por y acerca de que el diario La Tercera quiere entrevistar a Cristián Ruiz por amistad con Lira, y entre lo que hallé en internet aparece esa sui generis declaración tuya.<br /> Sin otro particular<br /> Vs<br /> Alvaro<br /> <br /> Te mando la crónica vía e mail para poder adjuntarla y refrescar memoria, fue el año 2007, pero no me importa para nada, sólo una curiosidad, después de que él usara unos versos míos como epígrafe para su elle ella she. Cómo lo iba a odiar? Huevadas de sicólogos.<br /> Un abrazo y como decía la Oma cuidado con esa lenguita de víbora mira que los mexicanos con el machete se las hacen chupete.<br /> Ya me dejo caer por ese espanto de jardín.
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