Ya estamos a 4 de enero de 2007. Qué rápido que pasa el
año. Habrá que acostumbrarse a escribir 2007. Hay quienes aún se resisten a
hacerlo, al punto de haber promovido sendas manifestaciones, en Nantes y
Ginebra, exigiendo la extensión del 2006. Se trata del autodenominado Frente de
oposición al año nuevo, cuya consigna era: “El 2007 no pasará. En 2006 estábamos
mejor”. No lo lograron. Tal vez se consuelen viendo como la omnipotente
mundialización no consigue todavía un objetivo modesto, cual sería que el año
nuevo llegase simultáneamente al menos a las grandes capitales. Resulta algo
ridícula y desordenada la seguidilla de celebraciones de año nuevo, desde
Sydney a San Francisco, según avanza el último día del año.
Y 2006, qué mala manera de acabar. Horca y coche
bomba. El cuerpo de un ahorcado, así se trate de un cruel tirano, despide
efluvios malignos, miasma. En Barajas, los terroristas despidieron otro tanto.
Incapaces de perder protagonismo, siguen decididos a reventarnos los tímpanos.
No sé cómo se llamará en siquiatría a ese cuadro histérico. El miasma no ha tardado
en hacerse sentir: centenares de muertos en Bagdad, dos personas desaparecidas
en Barajas. "En los subterráneos de la psique colectiva, todo el mundo a
la muerte grita viva", escribió en su día Rodrigo Lira.
Dimos vuelta cuanto antes la hoja y dimos también por buenas las imágenes lenitivas de los fuegos artificiales, del sudor proletario de las carreras de San Silvestre, de la carne de gallina de los romanos zambulléndose en el Tíber. En Roma, precisamente, los calendarios 2007 tienen un éxito creciente, a la cabeza del cual se encuentran dos almanaques de signo diferente. El que muestra al Papa exhibiendo su look Omo, inmaculado, cuya venta financiará la construcción de un hospital en la maculada Ruanda. Y el famoso calendario Pirelli, que este año viene con estética neorrealista y está protagonizado por unas pilosas Sofía Loren y Penélope Cruz. La Loren cumplió 72 años y afirma que lo que tiene lo recibió de su madre y no piensa echarlo a perder a manos de un cirujano plástico, o nunca antes de su centenario.
En cualquier calendario, eclesiástico o garajístico, el
día más apasionante del año será, a juicio de una numeróloga, el 20 07 2007, por
el potencial numérico de la fecha. Además será un viernes, día de Venus. El
propio Voltaire, que combatió todas las supersticiones, admitía que “desde el
tiempo de los antiguos caldeos, hay días y momentos favorables para tomar los
remedios, para cortarse las uñas, para dar guerra y cortar leña”.
Según el Almanaque de Lieja, 2007 aportará novedades y caerá
en tautologías. “Quien vivirá verá”, escribió Aragon. El verso completo dice así:
“Quien vivirá verá qué sangre se derrama”. Estados Unidos tiene perdida la
guerra en Irak. Irak también, desde luego. África está en manos de China, que,
junto con India y Brasil, constituyen las potencias emergentes que nos llevan
de cabeza a una representación multilateral, cubista, del mundo. Europa pone
la nota alegre acogiendo a búlgaros y rumanos, y a Matías Fernández, que marcará
numerosos tantos, algunos de cuidada factura. Se publicarán un par de libros
que pondrán en entredicho la ociosa polémica entre ficción y crónica. La liebre
saltará, naturalmente, donde menos se espera.
Año con Niño, fenómeno que viene a sumar fuerzas al
calentamiento global, este 2007 amenaza con batir el récord de temperatura, marca
que será sucesivamente batida de aquí en adelante, año tras año, hasta secarnos
el seso, entibiarnos el refresco y derretirnos definitivamente el helado.
Lejos del Big
Ben iluminado, del Ángel de la independencia y de la bahía
de Valparaíso, los jóvenes de mi calle celebraron la
llegada del 2007 escuchando una canción muy rítmica cuyo estribillo repite insistentemente
esta única pregunta: C’est quand le
bonheur? (¿Para cuándo la felicidad?). Los árboles de mi calle no parecieron
inmutarse con la pregunta. Se trata de unos perales de flor, de aquéllos que no
dan peras o, más bien, dan unas peras diminutas, ornamentales, incomibles. No
se le piden peras al olmo, en eso estamos de acuerdo, pero a un peral, por qué
no. Si, por un milagro de la primavera, como aquél del olmo viejo, de Antonio
Machado, estimulados por el cambio climático y el polen transgénico, en estos
perales fructificasen unas peras conferencia, gordas y jugosas, este año
2007 sería recordado en mi calle como el año de la pera.
La Nación de Santiago de Chile, 4 de enero de 2007 PDF
PS: Ayer por la tarde fue rescatado en Barajas el cuerpo de Carlos Alonso Palate, de Ambato, Ecuador, que trabajaba hace cinco años como obrero en Valencia y ahorraba para volver a casa. En Nochevieja, los bomberos madrileños se tomaron las uvas, se abrazaron, sin brindar, por respeto a las personas desaparecidas, y continuaron enseguida removiendo escombros.
El titular de The Independent hoy jueves: "Sadam, ¿de monstruo a mártir?". En un encuentro con la prensa en Washington, Bush rechaza con mala educación una pregunta sobre el bárbaro ahorcamiento. Frente a una pregunta similar, el nuevo secretario general de la ONU, el coreano Ban Ki-moon, se estrena con una respuesta de funcionario de oficina de reclamaciones: "Las Naciones unidas están contra la pena de muerte pero respetan las diferentes opciones".
Los lectores de este blog (son pocos pero buenos) saben que esta arpillera se va armando aquí día a día. Una arpillera es un tejido basto sobre el que alguien suele bordar imágenes y pincharse los dedos.