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Camino de Santiago
18 octobre 2007

Vida interior

Vida privada es aquello que no interesa a nadie más que a uno mismo. Y a veces ni siquiera.

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En la antológica obra de teatro Tres noches de un sábado, durante la noche intermedia, la de clase media, una de las muchachas le preguntaba a un galán, mientras bailaban: « ¿Tú tienes vida interior? ». Esa era la pregunta fundamental de la época porque acceder a una vida interior, a fines de los años sesenta, era más importante aun que alcanzar el DFL2 o el Fiat 600. Tener vida interior era la condición del éxito y de la movilidad social.

Hoy la movilidad social se ha producido al menos en esa materia y la vida interior prolifera. Tan común ha llegado a ser tener vida interior que ya nadie se la guarda para si mismo. Para qué, si todos tienen. Para qué, si hay de sobra. Hay que sacarla a pasear y exhibirla, como salen los brazos a relucir bajo el sol de la primavera. Hay que contarlo todo por teléfono, por MSN, en el diario, en el blog, en la tele de preferencia, al que se ponga a tiro, a la vecina, al Rumpy, a la galería imaginaria (como la llamó don Gerardo de Pompier). Esta desenvoltura colectiva acarrea una perfecta paradoja: buscando la sinceridad hablamos y hablamos, lo que nos lleva derechamente a la impostura.

Así se ha ido acuñando la noción de extimidad (derivada de intimidad) para explicar este reflejo del ser que envía hoy a un exterior virtual, más o menos automáticamente, el rumor de su interioridad. Rumor que amplifican y deforman los medios, muchos de los cuales no son ya mucho más que vida privada ventilada, intimidad exhibida, extimidad. Unos medios que no hacen públicos más primores privados no porque no quieran sino porque no pueden. Arcadi Espada ha hecho a este propósito una precisión: « Vida privada es la que no puede contarse. La que no puede, no la que no se debe. Vida privada no es un término moral ni jurídico. Es técnico ». Es decir, vida privada es aquella que queda sin publicitar, no porque no se deba sino sólo porque no hay manera, o no interesa. Se podría añadir que vida privada ya es aquello que no interesa a nadie más que a uno mismo. Y a veces ni siquiera.

Como quiera que sea, la moderna expresión de la extimidad suele girar en torno a una vieja rueda, la búsqueda de la pareja, de la otra mitad. Y el resultado deja que desear. Porque lo que a menudo se encuentra tiene menos de la perla al fondo de la ostra y mucho del chicle pegado debajo de la mesa. Como en esta perla que cuenta el semanario serbio Zabavnik: Un hombre y una mujer entablaron contacto por internet y se enamoraron tras intercambiar unos cuantos mensajes electrónicos. Él la llamaba Azúcar y ella Príncipe de la satisfacción. Cuando la relación se volvió lo suficientemente seria, decidieron verse. La vida te da sorpresas, como es bien sabido, y el encuentro acabó con la ilusión, ya que la dulce Azúcar y su Príncipe resultaron ser en la vida real marido y mujer. Los mismos que se detestaban en la realidad, se ilusionaron el uno al otro frente la pantalla del computador. Por cierto, no bien se recuperaron de la sorpresa, decidieron divorciarse, alegando el engaño matrimonial como motivo.

Como esta historia transcurre en internet, no falta quien diga que se trata de un hoax, que es la manera moderna de designar a los embustes. Pero, como decía el italiano, se non é vero, é ben trovato. Y tiene su punto optimista, lo que siempre es de agradecer.  Ahora que por primera vez se hace público el divorcio de un Presidente de la República francesa en ejercicio, la historia de Azúcar y del Príncipe de la satisfacción le podría traer a la magna pareja rota la esperanza de una nueva oportunidad. Quién sabe si un día, a través de internet, ella le pregunte a él, nuevamente ilusionada: « ¿Tú tienes vida interior? ».

logocl 18 de octubre de 2007 PDF

PS: La paradoja del sincero impostado está tomada de L'Absence de l'intimité, de Henri-Pierre Jeudy.

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Commentaires
J
Estas historias que recorren la Red serán algo así como las Mil y una noches contemporáneas. La historia de la pareja ésta la leyó mi hijo en un diario y entre su versión y la mía hay algunas diferencias. Tiene todo de una novelita breve.<br /> <br /> Espada habla de los medios. Hoy mismo hemos visto a Sarkozy haciéndose el ofendido y revindicando su derecho a la privacidad frente a un periodista, el mismo Sarkozy que ha escenificado a voluntad (echando mano a todas la técnicas del caso) su vida supuestamente privada.<br /> <br /> Si nuestros asuntos privados resultaran de pronto interesantes en un radio significativo de receptores potenciales de esa información, no tardarían en hacerse públicos. Por suerte no parece ser el caso.
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M
La historia que cuenta el semanario serbio me llegó hace un par de meses en forma de chiste gráfico. Anyway, como bien dices, se non è vero ...<br /> <br /> Me ha llamado la atención la definición de Arcadi Espada. Me vale como punto de partida, porque creo que requiere más desarrollo. Que no puede contarse, ¿a quién? A lo mejor habrá que medir el grado de privacidad de cada parte de la vida. En fin, creo que da de sí.
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