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Camino de Santiago
31 janvier 2008

Cómo comportarse en el living

El libro superventas de la temporada es un manual de instrucciones sobre cómo comportarse en el living.

LN_31_de_enero_2008

Santiago en enero. Un televisor da vueltas alocadamente. Un libro cuelga de un cordel agarrado por un perro para la ropa. Una nave espacial aterriza en un pueblo del desierto. En las librerías, el libro superventas es un manual de instrucciones sobre cómo comportarse en el living.

La imagen del libro que cuelga está en 2666, la novela póstuma de Roberto Bolaño, puesta en escena por la compañía barcelonesa Teatro Lliure en Matucana 100. Se trata de una idea de Marcel Duchamp, uno de sus celebrados ready-made. Bolaño pone el libro en manos de Óscar Amalfitano, un profesor de filosofía chileno que ha ido a naufragar a una ciudad del desierto mexicano tristemente famosa por los miles de crímenes contra mujeres que impunemente en ella se cometen, ciudad de la cual Amalfitano quiere alejar a Rosa, su veinteañera hija.

El libro que cuelga del cordel deja caer unas cuantas imágenes. La más filuda muestra el desierto lleno de cruces mientras desfila interminablemente la lista con los nombres de las muertas y suena una marcha fúnebre. Entretanto, un grupo de hombres cuenta con seriedad una retahíla de chistes sobre mujeres. La mujer es una vagina con un desorden de células alrededor.

Mi vecino de asiento me cuenta una versión femenina de ese seudo chiste: Un hombre es todo aquello que le sobra a un pene. En La novia vestía de negro, Jeanne Moreau acaba con todos los hombres que la rodean. Una actitud eminentemente polisémica. Según mi vecina, se trata de una película muy recomendable.

Otro asunto que cae es una nave espacial. En este caso cae en la pantalla del cine Hoyts. Se trata de Chile puede, la recién estrenada película de Ricardo Larraín. Tiene mérito que el ámbito del cine, la gente que asiste, se parezca a la película. A sus colores y sus formas. La película quiere apoyarse en esas superficies para trascenderlas a través de una metáfora. Un empresario decide lanzar al espacio a un astronauta desde el desierto de Atacama. El disparatado proyecto termina con la nave espacial en la calle principal del pueblo nortino de Inca de Oro, al ritmo de una diablada.

Otro libro que cuelga es un superventas, un manual de instrucciones. Trata de establecer cómo se comporta el ser nacional, la gente, y, sobre todo, cómo debería comportarse. El libro está escrito por una señora de apellido Sordo. Lo esencial del ser nacional, a su modo de ver, no acontece en las empresas ni en el Congreso Nacional sino en el living de nuestras casas. Mi vecina me dice que la señora Sordo sostiene que la culpa del problema en que estamos metidos todos la tienen las madres por abandonar a sus hijos y salir a trabajar. Los humoristas y los superventas basan su éxito en repetir las simplezas que la gente dice y se escucha decir. No he leído el libro de la señora Sordo y no hay muchas probabilidades de que algún día lo lea. No leo manuales de instrucciones, no suelo leer libros superventas ni menos aún libros escritos por mujeres que no tengan nombre de flor, como Marguerite o Rosa.

Estas son las historias que cuentan las novelas y las películas, y está muy bien que las cuenten. Pero no creo que exista más cumplida metáfora del ser nacional que la que aparece a diario en la portada de los periódicos. Sin olvidar a las revistas femeninas. Esos colores, esas formas. Esas historias cosidas con hilo negro y tiradas de los pelos son el ser nacional. Borges tenía razón, por ahí no pasa la historia, la mayúscula. Pero ahí estamos todos mirándonos a diario las caras los unos a las otras.

La última imagen está en el Bellas Artes. Un televisor da vueltas alocadamente movido por un torno. Un artista llamado Papasfritas lo ha instalado allí junto a otras escorias del ser nacional. El público se agolpa a contemplar el efecto hipnótico de ese fuego fatuo. Otras imágenes pueden verse en ese mismo museo. La cara del ser nacional, sin embargo, la gente, los diarios, sólo parece tener ojos para esa tele que se ha vuelto loca. Y recíprocamente.

La Nación, 31 de enero de 2008 PDF

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Commentaires
J
En cuanto lo encuentre, me pongo a buscarlo.
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D
cual texto<???? cual cual por favor!!???
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J
Hay un epígrafe en un texto de Lira (no me acuerdo de quién es, no tengo el libro conmigo), y suena evangélico: 'He venido buscando como un rebuscador detrás de los rebuscadores'. En materia de resultados, me he ganado un kilo y medio.
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A
"No sé qué he venido hacer a Santa Teresa, se dijo Amalfitano al cabo de una semana de estar viviendo en la ciudad: ¿No lo sabes? ¿Realmente no lo sabes?, se preguntó. Verdaderamente no lo sé, se dijo a sí mismo, y no pudo ser más elocuente"<br /> <br /> ¿Mutatis mutandis con Pichidangui, Maese?
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J
Espero que se llame 'Con toda el alma llena de sentimiento'.
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