Una fiesta la de anoche en Bruselas. Un partido vibrante y con un final
feliz. No hay mucho que agregar a lo que cuenta Cayetano Ros en EP,
cuya crónica, esta vez, está bastante bien.
No voy casi al
estadio, veo el fútbol por la tele. Eché de menos el ralentí y
descansé de relatores y comentaristas. Y disfruté del estar ahí. Va
rápido el juego y todo lo que lo acompaña. Hay muchos estímulos y no
está la cámara para seleccionar por uno.
El equipo español tiene
rango y ayer supo hacerlo valer. Los belgas jugaron bien el contragolpe
pero España nunca pareció dudar de que conseguiría la victoria. Tal vez
Del Bosque demoró en hacer los dos cambios que se imponían. El partido,
la lluvia, el terreno, eran favorables para el juego de Xabi Alonso y
no para el de Santi Cazorla. Y, por fin, Guiza trajo la fuerza que
faltaba en la segunda parte por la izquierda, donde Iniesta no defendía
casi.
Genial el gol de Iniesta. Eso es saber qué hacer en el
área rival con tres rivales al frente. Mantener la pelota pegada al pie
con la cabeza levantada. El gol de Villa, una gozada. Cómo sabe jugar
el guaje sin la pelota. Y eso que el defensor belga Kompany jugó ayer
un partidazo. Pero Villa se las arregó para estar en el momento justo,
el penúltimo. Y meterla dentro. Y correr a dedicarnos el gol.
Por lo demás, muy buen rollo en el estadio y en la ciudad entre belgas y españoles. Estábamos todos como en casa.