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Camino de Santiago
24 décembre 2008

Un cuento de navidad

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Es Nochebuena. La mujer baja a franquear una postal a la máquina que está en la puerta de la oficina de Correos. Nieva. No hay nadie en las calles, la gente está en sus casas cenando o abriendo paquetes de regalos. La mujer pone 42 céntimos en la ranura y, para su sorpresa, la máquina le devuelve un sello de 84, el doble del valor. Intrigada, la mujer echa mano de la única moneda que le queda. Es una pieza de cincuenta céntimos. La máquina le devuelve un sello de un euro. La mujer regresa a su casa, vacía la bombonera donde guarda la calderilla y vuelve a Correos. Y así, en un paisaje nevado y vacío, la mujer va dejando caer una a una las monedas y va recuperando invariablemente los sellos por el doble del valor. No sabe qué hará con tanto sello. Ya casi no escribe cartas. Por lo pronto, los guardará en la bombonera. En un momento piensa que debería llamar a alguna amiga para alentarla a que aproveche la ganga. Pero sus amigas están con sus familias celebrando. La historia de la máquina que dobla el importe caerá como un pelo en la sopa. Si pasara alguien por allí, podría cederle su lugar frente a la máquina. Pero a esa hora las calles están vacías. Además, ¿quién sabe si la máquina sólo es generosa con ella?

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J
Y este, escrito por Fedeguico:<br /> <br /> LOS DE CORREOS<br /> <br /> Había un hombre que trabajaba en la oficina de correos, cuyo trabajo era procesar las cartas que traían la dirección ilegible. Un día llegó a sus manos una carta que traía escritura temblorosa y que iba dirigida a Dios, pero no tenia dirección alguna. Como esa carta no iba a ir a ningún lado, decidió abrirla para ver de qué se trataba: "Querido Dios: Soy una viuda de 84 años que vive de una pequeña pensión. Ayer alguien me robó el monedero, que tenía 600 euros. Era lo que me quedaba para el mes, y ahora voy a tener que esperar hasta el mes que viene. No sé qué hacer. El próximo domingo es Navidad y había invitado a dos amigas mías a cenar, pero sin dinero, no tendré qué ofrecerles; no tengo ni comida para mí. No tengo familia y eres todo lo que tengo, mi única esperanza. ¿Me podrías ayudar? ¡Por Favor! Sinceramente, María".<br /> <br /> Fue tal el impacto que la carta causó al empleado postal, que este decidió mostrarla a sus compañeros de trabajo. Todos quedaron sorprendidos, y comenzaron a buscar en sus bolsos y carteras. Al final de la tarde habían hecho una colecta de 520 euros. Los guardaron en un sobre y lo mandaron a la dirección de María. Esa tarde, todos los empleados que cooperaron sintieron un rico calorcito en el ambiente y una sensación de satisfacción que tal vez no experimentaban hace mucho tiempo, al saber lo que habían hecho por María y sus amigas. Algunos días después de la Navidad, llegó a la oficina de correos otra carta de María. La reconocieron inmediatamente por la escritura y porque iba dirigida a Dios. La abrieron y todos con curiosidad leyeron lo que decía:<br /> <br /> "Querido Dios: Con lágrimas en mis ojos y con todo el agradecimiento de mi corazón te escribo estas líneas para decirte que hemos pasado, mis amigas y yo, una de las mejores navidades de la vida. Y todo por tu maravilloso regalo. Debes saber que siempre hemos sido fieles a tu mandato y hemos guardado todos tus mandamientos, tal vez esa sea la razón de tu benevolencia con nosotras. ¡Gracias Dios! Por cierto, faltaban 80 euros. Seguramente se los quedaron esos hijos de la gran puta de Correos...".
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J
Me he dado una vuelta por la entretela y encontrado dos cuentos de navidad que me están muy por arriba:<br /> <br /> Este:<br /> <br /> http://tsevanrabtan.blogspot.com/2008/12/cuento-de-navidad.html<br />
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