El affaire del beso
En la ceremonia de asunción del mando presidencial en Irán, el pasado lunes 3 de agosto, acontece algo curioso. Aparentemente, el presidente reelecto, Mahmud Ahmadinejad, intenta besar la mano del guía supremo, Alí Jamenei, quien se lo impide. Ahmadinejad solicita permiso entonces para besarle el hombro, a lo que Jamenei consiente. La prensa occidental interpreta este intercambio gestual como una prueba del enfriamiento de las relaciones entre los dos mandamases, habida cuenta de la efusividad de los besos consentidos en 2005, cuando Ahmadinejad asumió por primera vez la presidencia iraní, como muestran las imágenes. Como sea, merece la pena mirar con detenimiento (y sin sonido) la ceremonia. Todos esos gestos están cargados de sentido. Es verdad que el presidente parece un colegial reprendido por el rector del establecimiento. Pero quién sabe. Como decía Bateson, las secuencias convergentes son predecibles y las divergentes no.
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La prensa occidental (y dale) hoy no es unánime. Sólo la mitad de los diarios abren sus páginas con la foto de Clinton y el norcoreano.
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En vista del éxito de éste, comienzo un nuevo blog. Se llama Cámara lenta. Iré poniendo allí una foto cada día. Tomada el día mismo, cuando quepa, o tomada del archivo de mi tío Pepe, que es un contemplativo.