El Open de Agassi
André Agassi publica un libro donde confiesa que no se dopaba sino que se drogaba. Con todo, según el cronista de Le Monde, François Thomazeau, no está en esa confesión el interés del libro sino en el relato de la infancia sisífica del campeón, obligado por su padre, un boxeador iraní emigrado a Nevada, a darle mañana y tarde sin remisión a la infame pelotilla. Una infancia parecida a la de tantos campeones, Graff, Capriatti, las hermanas Williams y un largo etcétera. 'Llegué a detestar el tenis con una pasión sombría y secreta', afirma Agassi.
No podía faltar el pesado de turno que deja el siguiente comentario en el blog de Thomazeau: 'Y cuando el padre no está detrás del hijo, el resultado es un cronista deportivo'.
La boucle est bouclée pensando en los raquetazos que habrá tenido que dar un sombrío y secreto cronista deportivo para escribir el libro de Agassi.