Bielsa es otro
Veo que he dedicado los dos últimos mensajes a Marcelo Bielsa. Bien por él.
Si hoy vuelvo a Bielsa es porque, de regreso a Santiago, la selección chilena fue acogida por Piñera, presidente de la república. Al momento de pasar delante de este último, Bielsa intentó ostensiblemente esquivar el apretón de manos ritual. Y Piñera se lo impuso, poniéndole la mano delante.
La prensa local echa mano a la opinión de expertos en lenguaje corporal y en sicología semi profunda para interpretar el encuentro/desencuentro. Las opiniones van desde los que piensan que Bielsa es un genio distraído, un autista, un maleducado, un radical, alguien que cree en sí mismo y no en Piñera y no está para fingimientos.
Es probable que Bielsa perciba el burdo intento del poder por recuperar y apropiarse de sus méritos y no esté disponible para la maniobra. No es primera vez que lo hace y Piñera estaba sobre aviso. Ya lo esquivó Bielsa en la despedida, por qué no lo haría en el recibimiento. Tal vez ambos hombres hayan tenido algún sí es no en el pasado, porque Piñera es un empresario ubícuo del deporte, la televisión y la aeronavegación.
La hija de Piñera, Magdalena, en cuanto vio las imágenes, soltó un trino en el que trata a Bielsa de roto. No vamos aquí a señalar con el dedo el clasismo de la expresión. Para qué. Mejor recordar a Rimbaud:
Yo es un roto, yo es un orto, tal vez. Pero, sobre todo, y ahí está la gracia, yo es otro.