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Camino de Santiago
28 septembre 2010

Las estrellas

Diario de Turquía (6)

Reformatorio, sanatorio, cuartel, barco, isla, todas las metáforas caben en un hotel, sobre todo si éste tiene muchas habitaciones.

Nos despiertan las voces de las mucamas que comienzan el día riendo y limpiando. Son muy jóvenes, casi unas niñas. A la hora del desayuno, y por la noche, durante a la cena, es el turno de los camareros. Son jóvenes también, la mayoría han venido desde la Anatolia rural a trabajar a esta costa turística. Donde aprenden rudimentos de inglés y de alemán con la terapia del full contact. No sé qué me ha pedido, pero en seguida se lo traigo.

Los húespedes son jubilados normandos con sobrepeso y unas cuantas parejas en luna de miel. Que ahora caben muchas lunas en una vida, al contrario de lo que afirmaba Paul Bowles en El Cielo protector. Y la miel está barata, a pesar de que, como temía Einstein, escasean las abejas.

Estamos en Asia, pero entre los húespedes opera el European agreement: Ojos que no ven, corazón que no siente. Piense lo que quiera siempre que no me mire.

Este hotel al que me refiero tiene muchas estrellas. Las estrellas, como se sabe, están extintas pero brillan. O sea que no sé si hay que quitarle una por el olor que sube a veces de los caños, o dos por lo que demora en irse el agua de la bañera. La dirección por su parte practica el marketing otomano: o sueltas la pasta o te pego en la mano.

Está muy bien donde está, eso sí. Lo digo por la mar serena. Por la risa de las mucamas.

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26 septembre 2010

El Pichu Pichu

Diario de Turquía (5)

No todos los turcos se llaman Osman, me dice Osman. Así se llame Osman el protagonista de tu novela. Que, además, no tiene bigote. Los turcos somos 73 millones (3,7 en Alemania) y 37 etnías (y los kurdos, pero otro día hablamos de los kurdos). Todos musulmanes, salvo un puñadito de sefardíes, de armenios, de arameos. Y, atención, hay muchísimos, innumerables turcohablantes en un arco geográfico amplísimo, que va de China a Moldavia. Ese pueblo chino que Kouchner llamó yogures, son turcohablantes. O sea que prudencia y discernimiento. Este país va de Asia menor a mayor, y fue la tierra de Heródoto, de Homero, de Tales de Mileto. Todos los turcos no se llaman Osman ni llevan bigote. Todos tienen nombre de califa o de sultán, eso sí. También el autor de tu novela.

Osman sabe mucho de Turquía y de geografía. Tres de las siete maravillas del mundo antiguo estaban aquí a dos pasos, el Mausoleo de Halicarnaso, el templo de Artemisa en Éfeso y el Coloso de Rodas. Pasa Osman revista a las otras cuatro, ninguna muy distante, y luego enumera las siete mavavillas del mundo moderno, elegidas vía internet hace un par de años. Se van alejando, ya hay tres en Sudamérica, me dice. El Cristo ése brasilero, de la segunda no me acuerdo y la tercera, el Pichu Pichu.

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En el café, le doy un vistazo a la prensa turca. Parecen tabloides ingleses, pero en ilegible. Ahí está, sin embargo, actualizada, la historia de Oriente y de Occidente. La bisagra entre ambos mundos, como me la llamó Montano. El Imperio y la República, el laicismo, el islamismo. El Galatasaray, el bazar de Estambul, la Otan y Alejandro Magno. Los hombres la leen en silencio fumando y bebiendo té o café, y luego la comentan a voces. Cuando se aburren, echan su partida de trictrac.

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Hablando de la prensa, los periodistas. Yo creía que el primero en pagar el pato había sido el mensajero del emperador. Pero no, hay uno anterior, un periodista de la prensa del corazón, el cuervo blanco. Apolo se enamoró de Koronis. Koronis se enamoró de otro. El cuervo blanco corrió a contárselo a Apolo. Apolo se encolerizó y lo maldijo. El cuervo blanco quedó retinto. Así hasta hoy, y hay que ver cómo grazna.

Y la última por ahora, que es domingo y estamos de vacaciones: Nos leen, dicen, albricias, nos leen los que son, a su vez, muy leídos. Menudo meme. A ti no te lee nadie, me dice mi tío. Qué suerte tienes.

25 septembre 2010

Sin puntos sobre las íes

Diario de Turquía (4)

Hasta ahora me iba bien con el turco, con la lengua turca, quiero decir. Ya sabía decir taksi, bazar, otel, avukat. Pero hete aquí que mi amigo MM me puso al tanto de que la turca es una lengua con armonía vocálica. Este es un concepto. Quiere decir que las vocales del sufijo se armonizan con las vocales del radical. Comparte el turco ese carácter con el manchú y el murciano.

Bien. Resulta que hoy me he enterado de que el asunto no termina allí. Que el turco posee una vocal específica, la i sin punto. Dame un ejemplo, le digo a mi informante.

Me mira de arriba a abajo y diagnostica: Al macho, al chulo, en turco se le llama kazak (atención, palíndromo). Y kilimik (cuasi palíndromo) a su opuesto, al tipo humano que en Chile llaman orejeado, en México mandilón y en España no lo llaman de ninguna manera porque no lo hay. Las tres íes de kimilik no llevan punto.

En fin, que con el turco voy de a poco. Como el pavo de Nasrudín, todavía no lo hablo pero ya lo pienso.

 

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24 septembre 2010

El factor 45

Diario de Turquía (3)

En un extremo de la playa, en el único rincón que queda disponible entre las playas privadas de los hoteles, está la playa pública. Es pequeña, incómoda y está sucia. En ella se bañan tres mujeres, vestidas, con sus niños pequeños. Uno de ellos, pequeño, sí, pero ya circuncidado, se aleja de su madre, que lo llama. Todos los turcos se llaman Osman, porque así los llaman sus madres.

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Sube a toda velocidad un coche hacia lo alto de la colina. El conductor lleva a una pareja de novios y al fotógrafo. Van a tomarse fotos para el álbum de la boda, a la hora de la puesta de sol entre las dos bahías, una de cada lado de la colina, a la luz del poniente. Pero van un par de minutos tarde. El sol ya se ha ido. Si todo va bien, vuelve mañana. Cae la noche. Alzan el vuelo los murciélagos. Presagio.

Todo es presagio, el cielo, la gente. Los novios apurados, atrasados, también son presagio.

__________

 

El turismo es una torta de merengue. Lo que chorrea de la torta no es mucho pero para algo alcanza. Otro chorreo que provoca el turismo es el del bloqueador solar. Los peces y las algas de las costa empalidecen en la misma medida en que los turistas nos despellejamos. Cómo no, si la mar costera está compuesta a mitad de agua y a mitad de bloqueador factor 45.

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22 septembre 2010

El monaguillo

Diario de Turquía (2)

Cuando yo era monaguillo en los Escolapios, durante la misa el cura carraspeaba y leía una epístola de San Pablo a los efesios. Nunca me pregunté entonces quiénes eran los efesios. Hasta hoy, a la hora de entrar por la puerta de la ciudad de Efeso, o de una de las varias ciudades que Efeso han sido, la hitita, la helénica, la romana, la bizantina, la turca. O de lo que queda en pie de ellas, lo que han puesto en pie los arqueólogos.

Por el aforo del teatro de Efeso, se calcula que en su apogeo en la ciudad vivían 250 mil personas. No sé cuántos seríamos los que hoy visitábamos sus ruinas, pero lo cierto es que desbordábamos del teatro y de las termas, del ágora, de los templos, del gimnasio, de la biblioteca, del burdel.

Los arquéologos calculan que el tiempo echa diez centímetros de tierra cada siglo encima de todo cuanto se mueve. O sea que si hago como hizo Buda, me siento y no me muevo más, dentro de una era habré desaparecido del todo.

Como hizo la Virgen, de bien curiosa manera, elevándose a los cielos desde esta tierra de Efeso, hasta donde llegó de la mano de Juan, y en donde vivió los años de su vejez. Su hijo lo pasó muy mal en la cruz y, cómo no, dudó hasta de su propio padre. Con todo, tuvo la suerte de tener a sus pies a su madre, a su mejor amiga y a su mejor amigo. Qué más quisiera uno. A su madre y a su amigo les dijo: Esta es tu madre, este es tu hijo. Y Juan, él único de sus discípulos que se atrevió a estar a los pies de la cruz, cumplió con el precepto y adoptó a María como madre y se dejó adoptar por ella. Y juntos vinieron a Efeso y aquí murieron.

No demoraron mucho los efesios en transformar el culto a Artemisa, diosa de la fertilidad, de las flores y de las abejas, de la flora y de la fauna, en culto a María. Del templo de Artemisa, una de las siete maravillas de la antigüedad, sólo queda en pie una columna en cuya cúspide anida cada año la misma familia de cigueñas. En esta época del año, ya se han ido rumbo al Magreb.

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21 septembre 2010

La pelota

Diario de Turquía

Hoy es 21 de septiembre. Es curioso que el otoño escoja un día tan veraniego para comenzar. Leo Half of a Yellow Sun, una novela de la nigeriana Chimananda Adichie. Como se sabe, sólo leo libros escritos por mujeres que tienen nombre de flor. Cuando supo de ese detalle, la Calia dijo que aún quedaba una esperanza para ella. Y queda, equívocos como ése fundan un libro.

Tiempo atrás escuché hablar a Chimananda y me cautivó su expresión. Pero en cuanto abrí la novela me dio apuro, a ver si me quiere contar los Cien años de soledad centroafricanos. Avanzo, sin embargo, en su lectura, incluso si los personos son hasta ahora demasiado superguay para mi gusto.

Así, hasta que Ugwu, el niño mucamo, se niega a botar unas flores de plástico que adornan el jarrón del salón. Su ama se dice: It came with never having had much, the inability to let go of things, ever things that were useless. Por mi parte, abomino de las flores de plástico, pero no las boto. Como dice mi tío, asco le tengo al poto pero no lo boto.

Todo lo que recuerda la historia del Tito, su mujer y su hijo pequeño en una aldea no de Nigeria sino de Costa de Marfil. No sabiendo qué hacer con los pañales usados del pequeño, se alejaron cuanto pudieron por el campo y los depositaron al pie de un árbol, en la creencia de que la naturaleza haría su trabajo. En cuanto volvieron a la aldea vieron que los niños estaban felices jugando a la pelota. Con los pañales.

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16 septembre 2010

Voy y vuelvo

Estoy en Turquía. Saludos.

15 septembre 2010

La Esperanza

Los 33 (9)

Este miércoles 15 de septiembre de 2010, a las cuatro de la tarde, hora chilena, está previsto, en el hospital de la ciudad de Copiapó, el nacimiento de Esperanza, hija de Ariel Ticona, uno de los 33 mineros atrapados en San José.

Es la tercera hija del matrimonio formado por Ticona y Elisabeth Segovia. Las dos hijas mayores de la pareja nacieron de parto natural, pero Esperanza vendrá al mundo a través de una cesárea. La razón para el cambio de método estriba en que los padres quieren que el parto sea filmado. De esta manera, el padre podrá también ser partícipe del feliz evento desde su refugio a 700 metros bajo tierra.

Las nuevas generaciones de niños chilenos nacen crecientemente a través de cesáreas. Habíamos oído toda clase de razones para explicar el fenómeno. La incompatibilidad entre la cámara y el parto natural es nueva, acaba de salir y viene llegando. Que el parto se produzca justo antes del largo feriado de la fiesta nacional es sólo una coincidencia insignificante.

Por otra parte, alguien podría intentar una analogía con el parto o la cesárea que se prepara para los mineros que esperan en el vientre de la tierra, pero para qué.

La niña iba a llamarse Carolina, pero sus padres han decidido ahora darle el nombre de Esperanza. Es la palabra clave que los une en el mina y fuera de ella, el nombre que le han dado al campamento instalado junto a la bocamina donde viven de manera provisoria las familias de los mineros.

El padre, Ariel Ticona, es el único de los 33 que no se ha mostrado hasta ahora en los imágenes emitidas desde el refugio subterráneo, razón por la que sus compañeros lo han rebautizado como El Incógnito. Su mujer dice que lo suyo es una mezcla de timidez y de porfía. Porfía que lo llevará, está segura de eso, a volver a trabajar en una mina en cuanto consiga salir de ésta.

Como sea, bienvenida Esperanza. Y a sus padres chancleteros (así se les llama en Chile a quienes sólo tienen hijas) recitarles el poema de Nicanor Parra:

Entonces  fue cuando le preguntaron
Si se acordaba de Nuestro Señor Jesucristo.
Las preguntas de ustedes respondió el Padre Eterno
Por más viejo que sea
¿Cómo podría haberlo olvidado?
No  se olvida tan fácilmente a un hijo único.
¿Y no le hubiera gustado tener una niñita?
Y al Padre Eterno se le llenaron los ojos de lágrimas.

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13 septembre 2010

El boliviano

Los 33 (8)

Pensaba decir algo sobre Carlos Mamani, el único extranjero entre los 33 de San José. Había leído que el día del derrumbe era su primera jornada de trabajo en la mina. Pero resulta que no, que ese 5 de agosto cumplía su primera semana laboral como minero (espero que haya alcanzado a cobrar su salario).

Ahora bien, como me enseñaron mis mayores, no dejes que la realidad te arruine una buena historia. De manera que adelante.

Carlos Mamani nació en el campo orureño, en pleno Altiplano boliviano. Tiene 23 años, está casado y tiene un hijo. Fue su suegro, minero en San José, macero por su oficio, quien lo llevó a trabajar a la mina. De su suegro se creyó en un primer momento que también estaba atrapado tras el derrumbe. Pero no, había alcanzado a salir.

Mamani es el más joven de los 33, el más bisoño y el único extranjero. El único boliviano en un grupo de chilenos. Es de esperar que su posición sea una forma adicional de cohesión para el grupo, y que Mamani sepa sobrellevarla.

Eso, en cuanto a la mina. Fuera de ella, el asunto también tiene su alcance. Piñera, que no da puntada sin hilo, ha prometido que en cuanto se produzca el rescate acompañará personalmente a Mamani en su regreso a La Paz. El rédito político de la operación resulta evidente. Otra cosa es que la operación resulte evidente. Y otra más es que la operación resulte.

M3

Foto de ...

11 septembre 2010

El 34

Los 33 (7)

'El 34' llaman al minero que conducía el camión que salió de la mina San José escasos minutos antes de que se produjera el derrumbe que sepultó a los 33 mineros. Cayeron miles de toneladas de piedra dura y el 34, Raúl Villegas, lo vio por el espejo retrovisor. 'Era como un volcán', dice, 'como un volcán de los que se ven por la tele'.

'Ese día yo salí a la boca de la mina en el preciso instante en que los niveles se derrumbaron', cuenta Villegas al Diario de Atacama.

Haber recargado combustible con anticipación es lo que le permitió salvarse, según él. Y lo que dejó atrapado en la mina a su amigo de toda la vida: 'Yo tengo un colega y amigo que trabaja conmigo en la misma empresa de transportes, que es amigo de niño, nos criamos juntos en la población, y él quedó en la mina por circunstancias, porque en realidad el que tenía que estar adentro ese día era yo, no él, pero yo había dejado mi máquina petroleada el día anterior, y él tuvo que ir a echar petróleo, entonces en ese lapso pasé adelante'.

Villegas, se refiere a su amigo Mario Gómez Heredia, de 63 años, el decano de los 33, y a quien se suele sindicar como líder espiritual del grupo.

Villegas y Gómez se cruzaron en sus respectivos camiones, ese 5 de agosto de 2010, al interior de la mina, y se detuvieron a hablar. 'Y luego, yo seguí mi camino hacia arriba y él hacia abajo'.

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Foto de Luis Hidalgo

9 septembre 2010

La tilde

Los 33 (6)

Estaba escrito que llegaría el día en que los 33 mineros desaparecerían también de la portada de los diarios.

A falta de encontrarlos en los papeles, rendez-vous al Big Picture, para verles la cara a los mineros y a san Expedito, y al sitio de la BBC, para asistir al prodigio de oírlos comentar un partido de fútbol que se jugaba lejos de allí, nada menos que en Ucrania (2-1).

Y también donde el Citizen Almeyda, para leer en exclusiva la carta de Benedictus a los mineros, enviada y recibida en forma de paloma, que es como se llama a los mensajes que van y vienen de la superficie a las entrañas de la mina.

El lector la lee de pe a pa y sólo descubre la engañifa por la reiterada ausencia de una tilde. Que no se use en América la segunda persona plural se explica por razones de pragmática lingüística (otro día os lo explico). Pero eso no autoriza a que, cuando la uséis, no acentuéis como Dios manda.

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Foto de Héctor Retamal

7 septembre 2010

San Expedito en San José

Los 33 (5)

Teniendo en cuenta la fuerza que ha ido cobrando la cifra 33 en este caso, habrá que escribir 33 y sólo 33 entradas sobre él, al menos hasta el día en que los 33 mineros vuelvan a ver la luz. O sea que no desperdiciaré una de las entradas que me quedan sólo para escribir que llevo varios días sin decir nada, enhorabuena.

Este fin de semana los mineros conferenciaron brevemente con sus familias. Piñera avisó que proyecta construir un santuario sobre la mina. Los mineros enarbolaron rosarios enviados por Benedictus. No todo el tráfico fue confesional, sin embargo. También cupo por la sonda la autoayuda laica. Junto a las biblias, los mineros recibieron los superventas Tus zonas erróneas y Cómo superar la timidez. Ni más, ni menos.

En la superfice se acumulan las efigies de San Expedito, el que hace los milagros ligerito. En materia de velocidad, las dos excavadoras avanzan lentamente, pero el Gobierno se apresura en anunciar que el rescate previsto se adelanta en dos semanas.

Hoy se cumplen 33 días del derrumbe.

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Foto de Miguel Ángel Larrea

2 septembre 2010

El porcentaje

Los 33 (4)

Un reciente sondeo de opinión muestra que el nivel de aprobación del presidente de Chile, Sebastián Piñera, sube como la espuma y alcanza el 56%, diez puntos más que antes del caso de los 33 mineros sepultados en la mina San José.

El nivel de aprobación del ministro de Minería, Laurence Golborne, por su parte, se sale de frentón de madre y suma un inédito y staliniano 91% y subiendo. El porcentaje de Golborne es notable porque, antes del caso de los mineros, el hombre sacaba un estupendo puntaje en la rúbrica 'no sabe, no contesta'. Ahora, en cambio, ya es presidenciable, a la espera de que sea Golborne (a la derecha de Piñera en la imagen, de incógnito) quien saque a los mineros de la trampa y a Chile entero del semidesarrollo.

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Otro porcentaje: el estado de avance del túnel destinado al rescate de los 33 es, por ahora, bajo. Después de dos días de excavación y habiéndose alcanzado los treinta metros de profundidad, los trabajos están en stand by vistos los riesgos de derrumbe.

1 septembre 2010

La censura

Los 33 (3)

Para escribir sobre los 33 de Copiapó hay que leer lo que se publica sobre ellos. Noticias, reportajes, columnas de opinión. Hay una columna de la que me llegaban ecos, pero no conseguía leer directamente porque fue censurada. Se trata de A la sombra de Mammon, escrita por Antonio Gil y publicada en La Nación del domingo 22 de agosto de 2010. Desapareció del sitio del diario, pero se puede leer en foros y blogs. La copio aquí:

A la sombra de Mammon
Por Antonio Gil
Y entonces la bella e inexorable Melpómene y el fiero Wekufu se desvanecen para dejar su lugar a Mammon, el demonio judío de la avaricia y la codicia. Desaparecen pues de nuestro imaginario de golpe las presencias idealizadas, sublimadas, de lo inevitable, y emerge, con un retintín de oro, el verdadero culpable de la totalidad de nuestros males.
A veces creemos entrever, como en sueños, erguida contra nuestro óseo roquedal andino y en el “puro cielo azulado”, la figura bella y feroz de Melpómene. Ella, la musa griega inspiradora de la tragedia se nos presenta siempre tal y como es descrita en los libros: “ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro, una corona o un puñal ensangrentado”.
Otras veces, entre los silbos del viento sentimos allegarse la presencia sigilosa de Wekufu, el dios mapuche de la muerte y la destrucción, batiendo a Ngenechen, el dios de la vida. Y los números terribles se repiten en este ineludible triunfo de la fatalidad. El 27 de noviembre de 2005, 33 personas abordaron una embarcación de sólo 6 metros de largo, con capacidad para 16 ocupantes. Además la lancha llevaba carga. Las siempre peligrosas aguas del lago Maihue, que en mapudungun significa copa de madera, y el sobrepeso de la adicional, hicieron naufragar el pequeño lanchón.
Hay ocasiones en que el desastre (que como sabemos quiere decir “lejos de la estrella”) exige un poco más para su morral, como ocurrió el 18 de mayo de ese mismo año cuando en la zona cordillerana de Antuco, al interior de Los Ángeles, murieron congelados 44 soldados conscriptos y un sargento. La mayoría de las veces se trata de gente pobre, de miembros de los sectores más frágiles y abandonados de nuestra sociedad. Y entonces la bella e inexorable Melpómene y el fiero Wekufu se desvanecen para dejar su lugar a Mammon, el demonio judío de la avaricia y la codicia.
Desaparecen pues de nuestro imaginario de golpe las presencias idealizadas, sublimadas, de lo inevitable, y emerge, con un retintín de oro, el verdadero culpable de la totalidad de nuestros males. Un demonio cebado en el lucro y en la más extrema cicatería. Ese es el verdadero demonio que gobierna, desde hace ya demasiado tiempo, el alma de Chile, arrasando a la bella Melpómene y al guerrero Wekufu, quienes no hacen otra cosa que cumplir sus deberes cerrando los ojos. Si vemos caso a caso las grandes desgracias que ha sufrido el país, descubriremos tras cada una de ellas la sombra de Mammon y sus explicaciones y comisiones y mentiras. Balseraphs son nombrados en las antiguas tradiciones los “abogados infernales”.
“Los Balseraphs que sirven a Mammon pueden convencer a sus víctimas de que hasta el hecho más atroz será en extremo beneficioso”. Son los demonios que ofrecen indemnizaciones y compensaciones. Antes de la caída, Mammon era un serafín al servicio de Dios. Pero su corazón se llenó con el deseo del oro y se unió a Satanás en la rebelión contra el Creador. Cuando la guerra en el cielo terminó, según la tradición rabínica, “los pecados de Mammon eran peores que los de cualquier otro de los caídos”.
Y él hoy, por desdicha, ha penetrado incluso en las iglesias, en los ministerios, por no hablar de entidades financieras, que es donde pernocta diariamente. Wekufu y Melpómene retroceden con horror cuando ven el recorte de presupuesto para una nueva lancha en un lago remoto. Cuando se asoman sobre el hombro del contador, que con su lápiz rojo elimina defensas en los socavones mineros u “optimiza” los gastos en material de invierno para los soldados que sirven a la patria. Chile está en guerra. Tenemos que aniquilar a ese demonio antes que todos seamos avasallados por la bestia.

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Tras la publicación de esta columna fueron despedidos el columnista, el ilustrador y la editora de la edición dominical del periódico. La Nación publicó, a guisa de explicación de la censura y de los despidos, una carta del presidente de las Instituciones judías de Chile, un texto de excusas del presidente del directorio del diario y otro del director del mismo.

El texto del director del diario y el despido de la editora de la edición dominical ponen en evidencia que el director no lee La Nación. En ese aspecto, no se puede decir que sea una persona atípica.

Cuando leí la columna, lo primero que me dije fue esto: cuántas circunvoluciones para decir que los dueños de la mina son judíos. Por cierto, no sé si lo son y no estoy disponible para ir a verificarlo. Me parece que el dato, en este contexto, no es pertinente. Razón por la cual tanto la censura como los despidos en cuestión me parecen impertinentes.

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