El principote
Martínez del Mazo, Retrato del príncipe Baltasar Carlos
El pedopsiquiatra Jean-Yves Salliez declara a la prensa que el líder del nacionalismo flamenco, Bart De Wever, se comporta como un niño rey: 'De Wever busca ser detestado por los francófonos, la prueba de su gran voluntad de poder, de que está provisto de una personalidad muy dominante', según el galeno.
De Wever no aprecia el diagnóstico y denuncia a Salliez ante el Colegio Médico por falta deontológica. 'Un psiquiatra que no he consultado no puede permitirse describir en público una patología que me afectaría', afirma.
Es curioso que De Wever, que recibe tantos palos cuantos palos da, reaccione precisamente frente a éste. O no es tan curioso.
La imagen del niño tiránico tiene mala prensa y es de difícil traducción -enfant-roi (fr), kind-koning (nl). He oído quejarse a mi amiga C, que es una buena criadora de niños (hay que ver cómo se duermen en sus brazos y cómo sonríen cuando la ven llegar), de que no consigue traducir la diferencia que se da, en el chileno coloquial, entre el ser y el estar de la mañosería. 'El niño es mañoso' quiere decir que no tiene remedio. En cambio, 'el niño está mañoso' representa un estado transitorio en el que todo niño, incluso el mejor educado, puede incurrir.
Pensaba en esto anoche viendo jugar a Cristiano Ronaldo y al entrenador Mourinho masticando chicle. El diario dice también que se ha inventado un nuevo tipo de goma de mascar que va variando su sabor en la medida en que se la consume. Del aperitivo al postre, sin olvidar copa y puro. Pronto habrá también chicles para entrenadores, que irán variando su sabor en función del resultado: gol a favor, empate, gol en contra.
Mañosos somos todos, pero a algunos no nos mira nadie.