El radioaficionado
Jordá cuenta que allá por 1974, viajando por Austria, se acercaron hasta la frontera húngara, donde un policía siniestro trató de impresionarles. Cuando lo dejaron atrás, el chofer local les explicó que el tipo era un pobre hombre: 'En 1956, cuando la revuelta, se puso del lado de los estudiantes. Luego, cuando entraron los rusos, cambió de bando. Su mujer lo dejó por un oficial soviético. Su hijo huyó a Occidente. Y a él lo destinaron aquí. Vive solo en el pueblo y no se habla con nadie'.
El retrato es elocuente pero lo que sigue lo supera, porque el hombre es radioaficionado y por las noches se pone en contacto con otros radioaficionados ante quienes se hace pasar por un campesino que cultiva remolacha. 'Dice que se llama Lászó, que tiene dos hijos, una esposa joven y una bonita casa de veraneo en el lago Balatón. Ya ve, concluye el chofer, un pobre hombre'.
La radioafición, ancestro reciente de internet. El radioaficionado, predecesor inmediato del nick digital que va tejiendo su redecilla, que va contando cómo es y no es.