El exhibicionista
(El pistolero pestilente 2)
El diario de Breivik mientras prepara la masacre, una mezcla de exhibicionismo en diferido y de paranoia consumada. A punto está varias veces de ser descubierto, y escapa de ello porque los noruegos son discretos y educados.
Se atiborra de azúcar y de esteroides. Tiene fobia a las arañas y se venga de ella con los insectos que pueblan el verano noruego. Sacudido por el esfuerzo que se impone en su macabro afán, se conduele de sí mismo: '¿Por qué ofrezco mi último regalo a mi pueblo si las personas me odian?', se pregunta.
Siente el atontamiento que le provoca el contacto con los productos químicos que manipula y vuelve a condolerse de su suerte: 'Tal vez muera de cáncer en los próximos meses', escribe.
'A la primera fiesta de disfraces del otoño llegaré vestido de policía', concluye el pestilente. 'Me veré magnífico y la gente se sorprenderá'.