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Camino de Santiago
19 février 2012

Suicidio por encargo

Cuando leí Los Enamoramientos me pareció una gran novela, como todas las de Javier Marías, a pesar de que el asunto era inverosímil, de que la trama, para decirlo en chileno, guateaba.

Un hombre feliz, guapo, inteligente y rico (por orden alfabético) se entera de que va a morir a causa de una enfermedad espantosa y le pide a su mejor amigo que le ahorre el fin horrendo y lo mate cuanto antes, sin que él se entere de la manera. El amigo manipula a un perturbado para que acabe con él, lo que este último hace el día en que el hombre feliz cumpe cincuenta años. 

Inverosímil, por donde lo mires. Y, sin embargo, el diario cuenta hoy la historia de un doble suicidio por encargo, que me ha recordado a Los Enamoramientos. En Colombia, el lugar de los hechos, valerse de sicarios para despachar a alguien es moneda corriente. Lo novedoso del caso es que quienes encargan el crimen son las propias víctimas: una pareja de curas, uno de ellos enfermo de sida.

Podría hacer un par de consideraciones sobre esta triste historia, pero el que se arrepiente se salva, como dice la Iglesia colombiana. Bueno, una sola: Los sucesos policiales proveen probablemente el material más empático o, al menos, el más mimético de los que trae el diario, el más parecido al que acerca la literatura. El lector de crónica roja no puede por más que preguntarse: Y este sayo, cómo me lo pongo. Yo, qué haría si estuviese en una situación como ésa. Más aun que en la sección Deportes o en la páginas de color salmón que, por cierto, también abundan en sayos para todas las tallas.

Para volver a la novela de Marías, la mejor del 2011, según la lista de Babelia, la historia no mejora a posteriori gracias a este refuerzo imprevisto de la realidad. Esa relación entre realidad y relato debe producirse en el momento mismo de la lectura y no después. Y cuanto menos sea necesario preguntarse por ella, mejor. Como si de crónica roja se tratase.

JM

Javier Marías, por Gorka Legarceji

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Commentaires
J
No eres el único, Alfonso, a quien se lo oigo decir. Yo me lo leí hasta el colofón, pero admito que abandonar un libro en la penúltima página puede ser muy placentero.
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P
Desde que, en Los enamoramientos, se sospecha que ha pasado lo que ha pasado, la trama y su desarrollo -lo que ocurre entre los dos personajes centrales- pierden interés. Algo no cuadra en la novela de Marías: aún no sé el qué (estoy en las últimas líneas), pero me aburre...
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J
No lo recordé cuando leí la novela ni a la hora de escribir este comentario, amigo Horrach, y debí haberlo hecho, gracias por recordármelo. Supongo que Rosenberg contribuye al tipo del suicida por encargo en la subcategoría kamikaze, es decir aquel que quiere que su muerte por mano ajena explote en el corazón del poder, arrastrándolo consigo. Veo que, como no podía ser de otra manera, su caso fue un embrollo judicialmente. Su perfil me parece, en cambio, bastante más transparente y no tan raro, finalmente. Muchos Rosenberg andarán por ahí, y si no se señalan es porque serán menos perseverantes.
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V
¿Recuerda usted ese caso, poco más de un año ha, del abogado guatemalteco Rodrigo Rosenberg? Eso sí que era 'rizar el rizo', preparando la propia muerte con la finalidad de acusar al presidente del gobierno.
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