Cling, cling, cling
El Deutsche Bank disponía hasta ayer de un fondo de inversiones que especulaba sobre la muerte de gente mayor. El periódico Expansión explica así su funcionamiento: El cliente apuesta sobre la esperanza de vida de un anciano y si la persona en cuestión vive más tiempo, gana el banco. En caso contrario, gana el inversor. Así se pusieron en juego más 200 millones de euros.
El DB lo acaba de cerrar. No porque lo juzgase inmoral, no. Lo ha cerrado por su escasa rentabilidad.
Óleo de Quentin Metsys
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El Gobierno italiano de Mario Monti hizo público ayer el patrimonio de sus miembros, operación bienvenida sobre el plano de la transparencia. Sin novedad, los más ricos son los ministros a cargo de la economía, sólo superados por la ministra de Justicia, una connotada abogada de negocios. El menos rico (no se puede decir que sea pobre) es el ministro de cooperación e integración. Todo muy interesante, tanto como enterarse de que Monti es propietario de la mitad de un piso en Bruselas. La otra mitad pertenece a su señora esposa. En el plano locomotor, asoma uno que otro Jaguar y alguna Harley Davidson.
Imposible no reconocer, a la vista de las cifras, que los tecnócratas son los gobernantes ideales. La partitocracia permite a sus representantes enriquecerse en el ejercicio de las funciones de gobierno, donde se gana varias veces más que haciendo oposición. Los tecnócratas, en cambio, son ricos de antemano y aceptan gobernar ingresando bastante menos de lo que ganaban en sus negocios privados.
Yo creo que se siguen organizando elecciones sólo por el gusto de pegar carteles.