¿Podríamos tutearnos?
Un director de una empresa descubre que su empleado Rojas lleva unos meses ausentándose todos los días de tres a cuatro. Llama al empleado Blanco y le ruega que siga discretamente a Rojas, para averiguar adónde va y por qué. Blanco sigue a Rojas unos días y le hace un informe al director: « Todos los días Rojas sale de aquí, compra una botella de champán, va a su casa y se entretiene en afectuosas relaciones con su mujer. Luego vuelva a la empresa ». El director se pregunta asombrado por qué Rojas hace por las tardes algo que podría hacer tranquilamente por las noches, siempre en su casa. Blanco intenta explicarse, pero lo único que consigue es repetir su informe, insistiendo sobre ese su. Al final, ante la imposibilidad de aclarar el asunto, dice: « Perdone, ¿podríamos tutearnos? ».
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Apostilla al chiste de Rojas (que no es más que un chiste y, como tal, funciona o no funciona): Es intraducible al francés, al inglés y al alemán y no sé a cuántas otras lenguas. Conecta vagamente con la actualidad, compuesta también de informes sobre relaciones afectuosas. Además, es un chiste cultureta: lo cuenta Umberto.