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Camino de Santiago
2 août 2013

La música del agua

(Saldos de Cangas de Onís)

Estábamos días atrás con S sobre el Puente Romano. Miramos al Sella, abajo, y dictaminamos: De aquí no se lanza nadie. A continuación, como si nos hubiese oído, se trepó un rapaz sobre la barandilla y se lanzó al río, como muestra la secuencia.

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Cuento esto porque me entero de que Haendal, el compositor de la Música del agua, se sentía un día tan desesperado que se lanzó al Támesis. Schumann, por su parte, se lanzó al Rin. En pantuflas. Una cosa no tiene que ver con la otra, ya lo sé. Unos saltan por el oro, otros por la plata y otros por el bronce.

Será la música del agua. Yo he visto en los lechos de los ríos magrebíes florecer los laureles de tan secos que están en estos meses en que quema el aire. El señor que contaba lo de Haendel acabó citando a Walter Benjamin cuando decía que la esperanza la traen de vuelta los que la han perdido.

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Commentaires
M
¿Y qué pretendes?<br /> <br /> ¿Que viva desnudo en el tejado?<br /> <br /> <br /> <br /> http://www.letras.ufmg.br/profs/romulo/data1/arquivos/cien_microcuentos_chilenos%5B1%5D.pdf
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M
Sobre lo primero: esa ley, que no es exactamente la de Murphy, debe de tener un nombre. Los mapuches se cuidan de ella así: levantan la cabeza, miran el cielo y dictaminan: lloverá... si es que llueve.<br /> <br /> <br /> <br /> Sobre lo segundo, Antonio Skármeta escribió cuando joven un libro de relatos que trataba de eso y se llamó precisamente así: Desnudo en el tejado. Ahora, cuarenta años más tarde, le preguntan a la candidata a la presidencia de la República que qué lee y ella, en una calculada respuesta que le permita mantener los niveles de adhesión por sobre el 60 por ciento, afirma: Antonio Skármeta.
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S
Este es un asunto serio. Y difícil. Conviene abordarlo sin hipocresía. “No hay profundidad” “Imposible”, nos decíamos, “(¿Y qué coño hacen aquí arriba en bañador?)” Creíamos que la realidad era obvia, la teníamos ante nuestros ojos. Empíricos nosotros. <br /> <br /> <br /> <br /> Sabemos que el tiempo es elástico. Que pasa más rápido en un tejado que en el sótano. Que un día somos niños y al siguiente nos marchamos. Y en el breve tiempo que se nos ha otorgado llega el guaje y, sin histrionismos, hace algo que ya no haremos nunca, que él no repetirá muchas más, porque por encima de todo, sólo se vive libre a cierta edad.
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