Un paseo por Bruselas
Esta mañana me di un garbeo por Bruselas para celebrar que se acaba febrero. Me detuve en tres lugares. Delante del primer edificio, un viejo arsenal, influido probablemente por las Preguntas de un obrero ante un libro, pensé en la gente que levantó ese mazacote.
Frente al segundo, un hospital reciente, construido sin gracia ninguna, pensé, cómo no, en la gente que esta allí dentro, en el taller de reparaciones.
En el tercero no había nadie, ni dentro ni fuera, ni siquiera estaba ese auto que afea la foto. Es la iglesia ortodoxa de San Job, erigida en memoria del último zar de Rusia y que contiene reliquias de esa gente. Un lugar propiamente reaccionario. Un alivio tenerla ahí en calidad de torta de novios en medio del paisaje urbano y de mi propio paisaje.