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Camino de Santiago
11 octobre 2014

La mejor novela de Marías suele ser la última

Source: Externe

Javier Marías parece escribir siempre la misma novela, una variación sobre la novela de Javier Marías. Y ya son doce. Así empieza lo malo tal vez sea la mejor de la docena, no sólo por ser la última -se conoce la propensión de ciertos clientes a preferir lo más reciente. También porque siendo el suyo un proyecto de novela única o de variación sobre el tema de una misma novela, es natural que la versión vaya mejorando, con la excepción notable de Mañana en la batalla piensa en mí, que sigue siendo, en el horizonte de este proyecto, una cumbre anticipada. 

En esta última, más y mejor que en otras anteriores, la intriga, la gana de conocer lo que viene y de saber por qué lo que sucede ocurre así y no de otra manera, la comparte el lector con el narrador, de manera que por ahí la novela avanza como la arena por la cintura del reloj, sin que las consideraciones del autor en torno al comportamiento de los protagonistas, sus repeticiones incluso, demoren la acción. Más bien, le hacen ganar espesura. La literatura, afirma el narrador, es la única manera de explicar lo que por otra parte resulta inexplicable.

Tampoco es que no sobren un par de páginas de las 535 que cubre la obra, lo que no afea sin embargo el conjunto, notable en toda la línea. Así, cuando la intriga afloja porque la verdad llega, el desenlace sorprende y se asienta con aplomo. Como soy porfiado, detrás de este desenlace veo, tal como vi en Mañana..., el asuntillo de la paternidad, del cómo y por qué enrevesados caminos se convierte uno en padre, o en el padre. Y, desde luego, podría el lector ponerse pesado y hacer una lectura marcadamente psicoanalítica. Pero para qué. Baste con decirse que también en este terreno el narrador, el joven Juan de Vere, no esconde su repertorio para que el resultado sea elocuente.

No le falta humor a Así..., aunque tampoco le sobra. O será que no a todos nos hacen gracia las mismas cosas. El personaje del profesor Rico, por ejemplo, debe de ser desternillante para el profesor Rico. A mí, en cambio, me hizo gracia la escena del narrador frente a un santuario pinochetista trepado a un árbol (a un árbol madrileño, de los mismos que pierden sus ramas con tan trágica frecuencia últimamente, a un árbol y no a un plátano oriental, ni a una acacia, ni a un arce), obligado a explicarse luego con una monja tocada por una cofia como de pájaro de papiroflexia, muy felliniano todo.

Hay repeticiones, ya está dicho, y algunas son muy logradas, como este diálogo del hombre mayor con el que fue cuando joven, una suerte de concentrado del Otro borgeano. Así sea sólo por él, vale el libro entero. Pero es que hay mucho más:

« Fíjate bien en esa experiencia y no pierdas detalle, vívela pensando en mí y como si supieras que nunca va a repetirse más que en tu evocación, que es la mía; no podrás conservar la excitación, ni revivirla, pero sí la sensación de triunfo, y sobre todo el conocimiento: sabrás que esto ha ocurrido y lo sabrás para siempre; cáptalo todo intensamente, mira con atención a esa mujer y guárdalo a buen recaudo, porque más adelante te lo reclamaré, y me lo tendrás que ofrecer como consuelo ».

___________

Lista de las últimas ocho novelas de Marías ordenadas según la preferencia de este lector:

Mañana en la batalla piensa en mí
Así empieza lo malo
Negra espalda del tiempo
Tu rostro mañana 
Los enamoramientos
Corazón tan blanco
Todas las almas
El hombre sentimental.

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Commentaires
M
Hablando de mujeres, y contando con que a esta hora no nos lee nadie: si en Mañana en la batalla una mujer muere definitivamente en los brazos del narrador, en Así empieza lo malo es el narrador quien salva provisoriamente a una mujer de la muerte...
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S
Ese niño promete.<br /> <br /> <br /> <br /> Salud a todos.<br /> <br /> <br /> <br /> (las mujeres, ni muertos nos dan descanso)
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M
Saludos, Albert. Es así, tal cual lo describes, cómo funciona la relojería en las novelas de Marías. Leyéndote, me han dado ganas de releer Corazón tan blanco, a ver si sube un par de peldaños en mi lista, y a ver también qué tal funciona su simetría opuesta con Mañana en la batalla. Leí Corazón... (y Todas las almas) hace casi veinte años, tras la lectura de Mañana..., y ambas se me quedaron un poco a la sombra de ésta y no he vuelto a retomarlas.<br /> <br /> <br /> <br /> Los cuentos, claro que sí. Leí Mala índole por entregas en el diario (como leí también al Gurb, de Mendoza) y luego en la primera edición como libro. Es estupendo. Si alguien no ha leído aún a Marías, podría comenzar por ahí. En cuanto a Negra espalda..., como no le gustó mucho a la crítica ni al público, Marías tiene debilidad por ella, es su "hijo tonto", como quien dice. A mí me hizo gracia su arbitrariedad, pero es que los fans somos un poco como hijos tontos, también.<br /> <br /> <br /> <br /> Sobre el reloj de arena, un detalle personal, una pequeña sincronía. Días atrás, un niño muy querido dio con uno en una estantería de esta casa, lo tomó entre las manos y se quedó largos minutos observándolo. Luego vino hasta mí y me pidió explicaciones. Creo habérselas dado, pero no es fácil dar la talla en un momento así.<br /> <br /> <br /> <br /> Y un chiste. Una amiga de mi tío enviudó de un marido al que ella tenía por indolente. De regreso del crematorio, puso las cenizas en un reloj de arena, le dio la vuelta y exclamó: Hala, por fin te pones a trabajar!
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A
Saludos. Suscribo lo de Sámuel, gran reseña para quienes todavía no le hemos hincado el diente. Qué enorme novedad, por otra parte, una estupenda crónica-reseña de un libro o una película en este blog. Espléndida esa imagen de la arena discurriendo por la cintura del reloj aplicado a la gran y única -qué cierto- novela continuada de Marías. Efectivamente, la literatura es la única forma de explicar lo inexplicable, y de algún modo sus novelas (y sus relatos) son como el reloj de arena: cuando comienza la narración lo fundamental ya ha sucedido, pero los acontecimientos regresan al presente y se reproducen y se asientan de la mano del narrador, casi siempre testigo involuntario o inactivo de unos sucesos que acaban por incluirle. O algo así.<br /> <br /> <br /> <br /> Una pareja feliz cuya contemplación es para el narrador un placer / Una pareja tan infeliz que para el narrador es una tortura. Esa especie de naturaleza dual de dos novelas seguidas me recuerda a la que también conformaban Corazón tan blanco y Mañana en la batalla. La segunda era prácticamente el reverso de la otra, la cara opuesta de la misma moneda: el riesgo de saber, el riesgo de ignorar.<br /> <br /> <br /> <br /> También quiero poner mi lista. No he leído la última ni El hombre sentimental, de modo que a cambio me voy a permitir incluir la recopilación definitiva de sus cuentos aceptados y aceptables. Ahí va:<br /> <br /> <br /> <br /> Corazón tan blanco<br /> <br /> Los enamoramientos<br /> <br /> Mañana en la batalla piensa en mí<br /> <br /> Mala índole<br /> <br /> Tu rostro mañana<br /> <br /> Todas las almas<br /> <br /> Negra espalda del tiempo
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M
Bueno, la María de Los Enamoramientos es lo más parecido a Marías que pueda darse en el género femenino. Y no, no hay gorillas en esta última novela, donde lo más parecido a un gorilla debe de ser la monja pinochetista. Por la gorra, claro. <br /> <br /> <br /> <br /> También, a diferencia de Los Enamoramientos, donde la pareja de protagonistas se lleva bien, tan bien que es un placer de melancolía anticipada para la narradora verlos desayunar juntos, en ésta la pareja de protagonistas se lleva mal, tan mal que para el narrador verlos es "una larga e indisoluble desdicha".<br /> <br /> <br /> <br /> Cuando Marías presentó en Bruselas Los Enamoramientos, contó de la cantidad de gente rubia que hay en Arévalo, consecuencia probable del gran número de flamencos que se instalaron en esa ciudad hace trescientos años. Calculo que por ese entonces -junio de 2012- Marías estaría escribiendo o habría escrito ya el capítulo que presenta a uno de los protagonistas de esta novela, un rubio de Arévalo justamente. No sólo por ese detalle creo entender ahora mejor, a la luz de esta novela, algunas respuestas que dio entonces.
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