A pinares y praderas
Una revista publicó tiempo atrás una serie de textos sobre las relaciones entre cine y literatura, o eso recuerdo yo. En ese terreno, mi aporte podría ser el siguiente:
En Desayuno con diamantes, la película, la Holly Golightly —Audrey Hepburn— canta, sentada en la ventana, Moon River. Un momento bastante epifánico, la verdad.
En el libro, lo que canta es Don't wanna sleep, Don't wanna die, Just wanna go a-travelin' through the pastures of the sky, que Capote describe como «una melodía errante, dura y tierna a la vez, cuya letra olía a pinares y praderas», probablemente sacada de sus recuerdos de niño sureño, o en parte recordada y en parte inventada.
En el libro, por los días en que la moza cantaba en la ventana, Capote pone estas líneas sobre la historia de Holly que acababa de escribir: «Era una historia nueva, la había acabado el día anterior, y la invevitable sensación de incompletud aún no se presentaba». Sensación que, claro, no se advierte en la película.