Un cuñao en Canarias
Ganas tengo de ir por Canarias. Y el librito de Houellebecq —pronúnciese Juelbec—, Lanzarote, vale tres euros. Y yo tengo un bono de compra en librería, del que me gasto doce y me sobran tres.
Juelbec cuenta un viaje a la isla canaria en los primeros días del año dos mil. Juelbec es un cuñao más de islas mediterráneas con molinos de viento y sangría, así que los paisajes volcánicos no son propiamente lo suyo. Aun así, como Juelbec es un cuñao con lecturas, arriesga algunas consideraciones generales sobre el turismo y la vida volcánica. Entre una y otra, alterna con un policía belga deprimido y una pareja de alemanas. Juelbec es muy de ir a clubes de alterne y de comportarse con el prójimo como en los clubes de alterne, o así es como se presenta en sus libros, que se venden como pan caliente, sobre todo a ese precio.
Poco más que añadir, si no es que como todos sus libros —y éste es el segundo que leo, éste también acaba hablando de los raelianos.