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Camino de Santiago
24 janvier 2022

El miedo a la segunda amarilla

Parece increíble hoy pero hasta no hace tanto cambiar jugadores durante el partido no estaba permitido. Los partidos acababan, salvo expulsiones y abandonos por lesión, con los mismos 22 que comenzaban. En la Liga ahora pueden hacerse creo que hasta seis cambios y los entrenadores no se privan, tanto así que a menudo el equipo que acaba es irreconocible en relación al que había comenzado.

Así en tres partidos de la Liga de este fin de semana que transcurrieron de la misma manera y casi con el mismo resultado: el primer tiempo ganado ampliamente por unos, el segundo por los rivales. Dos de ellos, el Sevilla-Celta y el Real Madrid-Elche acabaron en sendos empates y el tercero, el Atlético-Valencia, con la victoria in extremis de los locales. 

El Celta fue muy superior al Sevilla en la primera parte y luego la cosa fue al revés. Lo mismo el Valencia con relación al Atlético. Los cambios —las rotaciones las llaman— no explican todo pero casi. Algunos entrenadores aciertan, otros fallan. Estos últimos suelen culpar al empedrado y pocos son los que admiten los errores.

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De esto resulta también que en el partido siguiente suelen comenzar aquellos que jugaron bien en la segunda parte del partido anterior, más aun si marcaron. Y en las segundas partes, a vueltas con los remplazos, instaurándose así el estatus del jugador de medios tiempos.

Una razón más o menos implícita para proceder a un remplazo es quitar a un jugador que recibe una tarjeta amarilla para evitar quedarse con un hombre menos por una eventual expulsión, el miedo a la segunda amarilla. Fue el caso del remplazo de Denis en el Celta. El cambio desdibujó completamente a su equipo que dejó de jugar con la pelota y pasó a intentar deshacerse de ella cuanto antes. El caso del Valencia, por las mismas: acabó tan contrahecho que dejó que el rival se le subiera a la chepa.

En el caso del cuarto y último de los cuatro partidos que vi en esta fecha, el Alavés-Barcelona, la importancia de los cambios fue menor porque el juego era ya tan malo que los remplazantes no consiguieron empeorarlo. Tan malo era todo que al final marcó el que hasta entonces me había parecido el peor jugador en el campo.

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18 janvier 2022

Todo sobre la India

EL PAÍS MÁS poblado del mundo ahora mismo es China. Pero no debería durarle mucho la medalla: la India le pisa los talones y los demógrafos calculan que cuanto más tarde en 2027 la superará.

Llevo un tiempo leyendo sobre la India, país en el que nunca he estado y al que tampoco cuento ir en lo inmediato. La distancia sin embargo no disminuye el interés sino que lo aviva, como cantaba Modugno. He leído sobre todo a historiadores y literatos por lo que desconfío de la idea que me he podido hacer. Así que he querido ponerme al día en al menos cien cuestiones, como reza la portada de este libro que acabo de leer. Hay cosas que me sabía de memoria y otras con las que me desayuno. Con unas y otras hago una larga lista de cien puntos y luego la podo y la dejo en 13 para que traiga suerte.

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 Monumento a Maruthur Gopalan Ramachandran en Madras

1. La primera prueba nuclear india, en 1974, se llamó Buda sonriendo. Apuntaba a China, claro.

2. Buda y el budismo nacieron en la India y sin embargo menos de 1% de la población hindú se declara budista. Los jainistas, que representan la imagen del hinduísmo más exigente, son aun más minoritarios que los budistas pero muy influyentes en todos los planos, sobre todo el económico. Los musulmanes representan el 15% de la población y los cristianos el 2%, lo que hace de ellos el tercer contingente religioso del país, seguidos de los sikhs, que son menos pero suelen dar más de qué hablar. Los primeros cristianos llegaron a la costa occidental de la India en los primeros tiempos del cristianismo. La segunda ola la llevaron los portugueses en el sXVI. Y la tercera, los misioneros protestantes que llegaron con la colonización británica.  

3. Entre las religiones minoritarias hay zoroastristas y judíos. Estos últimos eran 35 mil el año de la Independencia y hoy no son más que 5 mil, el resto ha ido emigrando a Israel. En un país donde el color de la piel tiene su importancia, los judíos de la India también se dividen en blancos y negros. Los negros llegaron a las costas de Kerala tras la destrucción del Templo de Jerusalén. Los blancos son sefardíes que huyeron de la Península Ibérica a fines del sXV. Entre ambos grupos, un pequeño número de comerciantes judíos llegó a la India desde Bagdad huyendo de los turcos en el sXVIII.

4. La desigualdad en perjuicio de las mujeres comienza muy pronto en India donde el aborto selectivo y el infanticidio femenino son moneda corriente y se extiende durante toda la existencia. Y sin embargo la esperanza de vida de las mujeres es porfiadamente superior a la de los hombres: 70 años contra 67.

5. ¿Qué pasó en la India que la hizo abandonar la apertura de espíritu en materia sexual reflejada en Khajuraho en el sXI y convertirse en un Estado que aún hoy criminaliza la homosexualidad? Las invasiones musulmanas y la colonización victoriana, entre otras cosas.

6. No es improbable que la India sea el mayor cagadero del mundo a cielo abierto: 130 millones de hogares no disponen de letrinas. Por hacer cuestión de este detalle, el libro que escribió Naipaul en su primer viaje a la India en 1964 estuvo prohibido. Y como 23 millones de personas, todas dotadas de aparato digestivo, viajan a diario en tren y los retretes de los trenes se vacían directamente sobre las vías férreas la contribución ferroviaria a la gran cagada nacional es significativa.

7. ¿Por qué los deportistas indios no ganan medallas en los Juegos Olímpicos? Las respuestas son tantas que acaban por abrumar y así no hay manera.

8. Michaux aventura una explicación al amor por las vacas que profesan los indios: los rumiantes no hacen cabriolas, ni tampoco los elefantes. En cambio los perros carecen de autocontrol, cosa que a los indios no les gusta nada. Uno de los detonantes de la revuelta de los cipayos, que a mediados del sXIX dio inicio a la gesta de la Independencia, fue enterarse éstos de que la grasa que usaban para lubrificar los fusiles era de origen animal.

9. Al revés que en Occidente, en la India mientras más alta es la posición que ocupas en la escala social menos carne comes. Por lo demás, rien n'est simple, tout se complique, que decía Sempé. Indira Gandhi contaba que lo peor de ayudar a Nehru, su padre, cuando éste era primer ministro, era contentar a los invitados: algunos eran vegetarianos y comían huevos o pescado y otros sólo eran vegetarianos ciertos días de la semana. Y no faltaban los que comían de todo menos pollo.

10. ¿No vamos a decir nada sobre Bollywood? Bueno, sí. La B de Bollywood es por Bombay, la capital de la industria del cine indio. Y también hay Kollywood, por Kodambakkam, el barrio de Madras donde están los estudios del cine tamil; Mollywood, por malayalam (atención, palíndromo), la lengua que se habla en Kerala; Tollywood, por el cine de Bengala; y así sucesivamente.

11. Un dato no más sobre el poder del cine indio. En 1987, cuando murió Maruthur Gopalan Ramachandran (en la imagen), un célebre actor que llegó a ser gobernador del estado de Tamil Nadu, se presentaron a las elecciones para sucederlo en el cargo su mujer y su amante. A ver si adivinan quién ganó. Ganó la amante, claro, la también actriz Jayalalitha Jayaram. Y cuando Jayalalitha, que no tuvo hijos aunque era llamada la Madre, murió a su vez en 2016 se produjo una ola de suicidios entre sus partidarios.

12. ¿Nada sobre Pakistán, el vecino enemigo? ¿Nada sobre Narenda Modi, portaestandarte del nacionalismo hindú y primer ministro desde 2014 que, en contra de lo que indican sus aires de aristócrata, es de origen modesto al punto de que cuando niño vendía té en la estación de trenes de su pueblo? Bueno sí, unas cuantas cosas, de manera que mejor dejarlo para otro día.

13. Y para acabar volviendo al punto de partida, a la comparación entre los dos gigantes asiáticos: China es tres veces más grande que la India y su PIB es cinco veces superior. Y también es un país relativamente homogéneo, al revés de la India que es un mosaico, un país-mundo. Además, y esto no es lo de menos, China es la mayor dictadura del mundo mientras que la India es la mayor democracia mundial. Imperfecta, claro, nobody is perfect, ni siquiera el país más poblado del mundo.

Continuará...

15 janvier 2022

La impostura

Florence Aubenas publicó en 2010 Le Quai de OuistrehamEl Muelle de Ouistreham, libro en el que relata los meses en los que trabajó como aseadora en los transbordadores que cruzan el Canal de la Mancha, un trabajo precario, ingrato y mal pagado como es limpiar retretes a matacaballo por un salario de miseria. Periodista y escritora, para integrarse en ese medio tan lejano al suyo, imposta otra identidad y prueba a vivirla a fondo mientras que sus nuevos colegas ignoran que Aubenas los observa de cerca para escribir un libro sobre ellos.

Emmanuel Carrère adapta ahora ese relato al cine, confía el papel de Aubenas a Juliette Binoche y deja el resto de los papeles en manos de actores no profesionales próximos al medio en el que transcurre el relato. Binoche es una actriz consumada y salva el desafío brillantemente. El equipo de limpiadoras también lo hace muy bien.

Hay varias cuestions que asoman por este filme —la precariedad laboral de 20 por ciento de los trabajadores franceses es el más evidente— y otras que se mueven en el trasfondo. De estas últimas, tal vez la impostura, un asunto muy presente en la obra del escritor francés bajo diversas formas, sea la más significativa. ¿Qué mueve a una periodista prestigiosa como Aubenas a impostar ser una anónima trabajadora precaria? El imperativo profesional, afirma ella, conocer de primera mano la realidad de las trabajadoras precarias para sacarlas del anonimato y llevar sus vidas a la esfera pública. El éxito profesional, sin duda —el libro ha vendido más de 120 mil ejemplares y ha sido traducido a varios idiomas. Y algo más, probablemente, algo más difícil de precisar: las ganas de ser otro, de vivir otras vidas, de entrar en la vida de los demás e instalarse allí intensamente para luego salir más o menos incólume.

Una parte de sus colegas durante la aventura así lo entiende cuando se desvela la verdad en el momento de la publicación del libro. No es el caso de las dos mujeres con las que la periodista vivió una relación más cercana e intensa, que no le perdonarán el engaño. El filme es implacable en ese punto y este es uno de sus principales méritos.

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5 janvier 2022

Tarzán en China

En un relato de Pearl Buck encuentro esta curiosa variación sobre el tema de Tarzán. Un avión norteamericano es derribado por una cuadrilla japonesa y cae en un valle chino entre altas montañas junto a una aldea perdida. Al piloto lo acogen en la casa del rico del pueblo que tiene una hija adoptiva, blanca, rubia, cuyos padres murieron cuando la niña era pequeña. La llegada del aviador, que no habla una palabra de chino, a una casa cuyos moradores no hablan una palabra de inglés, lleva a la muchacha a recuperar su inglés infantil olvidado para poder servir de intérprete.

El resto de la historia es más interesante aun pero me detengo en ese momento: un adulto que recupera el uso de la lengua que hablaba en la primera infancia seguirá hablando infantilmente durante un tiempo al menos.

Pearl Buck era hija de misioneros presbiterianos, fue misionera ella misma y vivió cuarenta años en la China de la primera mitad del sXX antes de convertirse escritora. La China está así al centro de su obra. Pero estos relatos transcurren también en otros países asiáticos, la India, Corea, Filipinas. Y se inician o acaban en Norteamérica y Gran Bretaña la mayoría de ellos porque sus protagonistas son occidentales en Oriente u orientales en Occidente. El asunto que mueve estas historias, lo que crepita por debajo de la acción, es el choque cultural y el difícil mestizaje entre ambos mundos, entre modernidad y tradición. 

En La Buena acción, justamente, una anciana transplantada al barrio chino de Nueva York, desposeída como se siente de sus referentes, se las arregla sin embargo para activar su registro y llevar el curso de las cosas allí donde quiere verlas llegar. Lo interesante del caso es que, paradójica e inevitablemente, para hacer respetar la tradición se ve obligada a componer con la modernidad. Más o menos al revés de lo que simétricamente debe hacer un mecánico militar norteamericano en China durante la Segunda Guerra en La Carta inconclusa: respetar ciertas tradiciones es imperativo para conseguir que se respete lo que a sus ojos de occidental son los valores de la modernidad, los derechos humanos, los derechos de los niños.

Los chinos tradicionales salen relativamente bien parados en estos relatos, mientras que los «modernizados», por llamarlos de alguna manera, quedan como la mona. Ya los maoístas, ni qué decir. En dos de estos relatos, Un puñal en las tinieblas y Vuelta al país, el poder surgido del maoísmo exhibe su cara más siniestra.

Más allá de China, en Las Aguas del Ganges un joven indio, estudiante en Harvard, se resiste a plegarse al ritual funerario tradicional hindú a la muerte de su padre. Indagando en su reticiencia se entiende que la parte del rito que más le repugna es tener que romper el cráneo del difunto para que el alma de éste pueda escapar de su prisión y liberarse. 

Amanecer en Juhu presenta el encuentro consabido entre el cómodo exotismo tras el que van los turistas y el fétido aliento de hiena que les echa a la cara por algún intersticio la miseria presente en aquellos países. Sea que el intersticio se abra sin buscarlo en una playa india o bien que el viajero decida explorarlo, como en Pelea de gallos, que transcurre en las afueras de Manila. En Dúo en Asia, los pequeños coreanos de ojos azules, nacidos de relaciones entre soldados norteamericanos y mujeres coreanas durante la Guerra de Corea, son los más maltratados en los orfelinatos. El mestizaje podrá ser a largo plazo inevitable pero en la distancia corta es a menudo invivible. 

Con todo, con su qué de Corín Tellado y su lado boy scout ligeramente irritantes, Pearl Buck demuestra una maestría que confirma lo que ya sabíamos: el Premio Nobel no lo regalan. Incluso al más corintellado de estos relatos, El Sari verde, que da nombre al conjunto, un escarceo entre una joven viuda y un periodista en un vuelo Londres-Delhi, que contaba con dos escalas en esa época, lo salva en parte la presencia misteriosa de una azafata india en sari verde, la encarnación del misterio que a ojos de la narradora Asia siempre representa.

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Así imaginó un ilustrador a los protagonistas de la primera historia que describo arriba. Es probablemente una imagen demasiado literal pero así suelen ser las portadas de los libros de bolsillo

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