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Camino de Santiago

1 janvier 2013

Maneras de comenzar el año

Anoche, después de los fuegos artificiales y bajo la lluvia volvían los muchachos de la fiesta. Acalorados, descamisados. Como si estuviesen entre los trópicos. Pero es que ellos siempre están entre los trópicos, incluso al otro extremo del año.

Para ellos siempre hay una corrida de San Silvestre a punto de comenzar, una celebración, un año nuevo. A pesar de las calles vacías de tan vistas y de los días tan iguales a los de la semana siguiente.

I

Óleo de Laura Lacambra

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31 décembre 2012

El gol del año

No se resume un año en un momento, pero es la ley del género y hay que dar con uno. Es el ecuador del año, a fines de junio, el solsticio de verano, sin duda el mejor periodo vista la cosa desde el exterior. Es la final de la Eurocopa, España se enfrenta a Italia, que ha hecho un torneo memorable y ha barrido en la semifinal a Alemania. Tras un primer gol español propiamente de tiquitaca, hacia el minuto 40 de la primera parte Casillas saca la pelota con el pie, la recibe por la izquierda el lateral, Jordi Alba, un debutante, se la entrega a Xavi y echa a correr por su línea. Xavi retiene el balón y avanza simultáneamente, esperando el momento exacto en que Alba alcance la línea formada por la defensa italiana para entregárselo. Un instante antes y sería demasiado pronto, uno después y Alba estaría fuera de juego. Ambos han visto la jugada antes de realizarla y también mientras la llevan a cabo la ven. De manera que el pase llega en el momento justo, Alba controla la pelota, levanta la mirada, ve la posición del portero y deposita el balón entre el rival y el palo.

Seguirán otros dos goles a fines del partido, pero el gol de Alba sentencia la victoria con una jugada que une las dos porterías en cinco movimientos, sin intervención del rival. Un gol de un defensor, en el que se combinan a la perfección la velocidad de un jugador muy joven (su explosividad se llama en la jerga del fútbol) y la experiencia de uno ya muy fogueado (su inteligencia de juego).

Alba lo celebra enviando un beso al cielo, él sabrá a quién.

29 décembre 2012

Tintín en su museo

El Museo Hergé fue inaugurado en mi pueblo hace ya más de tres años pero hasta ahora nunca había puesto un pie en él. Un poco porque el reemplazante de Hergé en el corazón de su mujer tiene fama de pesetero, otro poco porque los únicos que no van a Roma son los romanos, como reza un famoso adagio que me acabo de inventar.

El cuento es que ayer fui y el tiempo de la visita se me hizo corto. He admirado suficientemente el edificio desde el exterior, pero el interior está mejor de lo que imaginaba y su descripción pone a prueba mi reducido vocabulario geométrico. Líneas rectas y muros torcidos que abren espacios superpuestos como si se tratase de un paisaje.

En un museo lo que hay que hacer es mirar y callar (o a todo lo más cuchichear). En este caso, mirar de cerca unos bocetos sobre la mesa de trabajo de Hergé, unas viejas fotos a través de unos view magics, las portadas de los álbumes de Tintín traducidos a las lenguas más remotas.

Y recordar que una vez escribí una tesina sobre Tintín en Sudamérica, continente que Hergé ve como una falsa Europa y cuya diversidad representa a través de un sincretismo que ya se quisiera para sí el bolivarianismo. Algo dije también en esas páginas sobre la impureza del mestizo bifronte, chueco por antonomasia, frente a la rectitud del europeo, personificado por Tintín, y a la llaneza del indio de pura raza, representado por el alter ego sudaca de Tintín, el indiecito Zorrino.

También sobre el museo, puesto que la primera aventura sudamericana de Tintín, La oreja rota, se abre con una visita al museo etnográfico, de donde alguien roba un fetiche indígena sudamericano y restituye otro igual, pero falso. El museo etnográfico presenta objetos verdaderos sacados de su contexto. Este museo de Hergé-Tintín, representaciones de esos mismos objetos. El falso fetiche introducido en el museo etnográfico anunciaba, pues, a su manera, la existencia futura de este museo que ahora visito.

MH

Photo © Nicolas Borel - Architecte Christian de Portzamparc

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PS/ Busco lo publicado en este blog sobre Hergé y encuentro este Tintín tontón. Estos periodistas...

28 décembre 2012

El circo

Hoy es 28 de diciembre, un buen día para ir al circo que se ha instalado detrás de la estación, en el sitio de lo que fue la azucarera, y donde la mitad de la función corre por cuenta del malabarista, clarinetista, percusionista, acróbata y un poco payaso, que aún es joven pero ya recuerda, cómo no, al Juancito caminador.

C

Michael Randall, oil on canvas

26 décembre 2012

Otro 26 de diciembre

A la vista del calendario, repongo esto:

La Navidad

Roberto cuenta que cuando Macedonio se sentía solo salía a comprar pan rallado para alimentar a las baratas que le daban compañía. Lira era por el estilo. Una vez encontró un acer negundo de la Avenida Grecia arrancado de raíz y se lo llevó a su casa, lo plantó en medio del escritorio y lo fue decorando con los desechos que recogía en las inmediaciones, latas, papeles, piltrafas. Pronto fue la Navidad y el cumpleaños de Lira (que nació y murió un 26 de diciembre) y el Año Nuevo, que celebramos a la sombra de aquel árbol seco.

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24 décembre 2012

Dádiva Navidad

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Virgen con el niño, San José y un ángel, óleo de autor desconocido, Museo Quinta das Cruzes, Madera.

21 décembre 2012

Estas hojas uriartísimas

Leídas, en el tren, las hojas de Uriarte. Están muy bien, como siempre. Uriartísimas. Maneras y razones de sus autores favoritos y sus propias razones y maneras de interesarse por ellos. Unas líneas sobre Leopardi son particularmente deliciosas: a partir de los 50, los vejetes perdemos la capacidad de cambiar de registro y quedamos definitivamente atrapados en dos categorías: la de los pelmazos que sólo hablan de ellos mismos y la de los bobos que los escuchamos.

Recuerdo haber oído una vez a Parra desarrollar esta idea: para la mayoría, conversar significa hablar ellos. Por mi parte, y volviendo al tren, admiro a ciertas señoras que resuelven a su manera esta cuestión hablando todas al mismo tiempo.

Hablando de su santoral (de Constant a Renard), Uriarte imagina encuentros que probablemente se produjeron sin que hubiese nadie para consignarlos: Einstein y Kafka tocando juntos el violín en Praga en 1912. La madre de Uriarte, su ama, y Salinger en el Museo de historia natural de Nueva York en 1928.

Y descubre y demuestra que Kodama mete mano en la obra de Borges.

Montano reproduce el extracto sobre Constant donde Uriarte se refiere al diario como secreto o como espacio abierto a la galería. Enrique Lihn acuñó el término de galería imaginaria para burlarse de los escritores que tienden a darse en espectáculo, él el primero, entelequia de la que se apropió Rodrigo Lira y a la que dedica su Ars poétique. Imagino que todo escribidor, incluso el más desprovisto de lectores, tiene una galería personal que lo mira por encima del hombro. E imagino también que quien escribe en secreto, para sí mismo, escribe contra ella, para librarse de ella.

IU

20 décembre 2012

El fin del mundo

Yo también, hijo mío, cómo voy a ser menos y no decir algo sobre el asunto. Es que me he acordado de una línea de JPS que decía que mis ojos, cuando se cierren, apagarán el mundo. Y es que mañana sí que será el fin de mundo para los que mueran (de susto, de bala o vicio, otra buena fórmula, ésta de CV).

No importa cuántas veces se ha acabado ya ni cuantas se acabará todavía, lo cierto es que mañana se acabará por primera y última vez para unos cuantos. Y será la definitiva.

O

Óleo de Otis Bullard

18 décembre 2012

La canción del ladrón

Los diarios llaman sucesos a la información proporcionada por la policía. Hechos varios, faits divers, lo que no cabe en las rúbricas principales -Mundo, País, Cultura. No está clara la diferencia entre suceso y sucedido, pero tal vez un sucedido sea menos trascendente aun que un suceso. Un sucedido, un hecho menor, al otro extremo de la escala que un once de septiembre o una explosión nuclear.

En La Ronde et autres faits divers Le Clézio afirma que l'incident s'annule au profit du dénominateur commun de toute souffrance humaine (dans) le fol et vain espoir de rencontrer, dans l'amour et dans la liberté, une merveilleuse douceur. No sé yo si será para tanto en este sucedido que leí esta mañana en el diario, pero tal vez por allí vaya la cosa.

En una casa en Burdeos, la policía dio con un ladrón arrellanado en el sillón del salón, con el televisor encendido y una botella de vino a medio beber. Las piezas de valor que contaba llevarse ya las tenía consigo pero, antes de escapar, el hombre se autorizó unos momentos de confort. Quiso robar también un poco de ese confort, una bocarada de ese calorcillo.

En La Ronde..., Le Clézio entrevista a un ladrón que lee el periódico, no la página de sucesos sino el obituario, para enterarse de la dirección y del día del entierro de algún pudiente y poder desvalijar tranquilamente su casa durante el funeral. El ladrón, de origen portugués, recuerda una canción que le cantaba su abuelo en su infancia en Ericeira, un puerto de pescadores al norte de Lisboa. ¿Por qué me acuerdo de esa canción y no de otra?, se pregunta.

O ladrão, ladrão
Que vida é a tua?
Comer e beber
Passear pela rua.

Era meia noite
Quando o ladrão veio
Bateu tres pancadas
Na porta do meio.

L

17 décembre 2012

Depardieu, la leyenda

Cuenta la leyenda que un domingo Gérard Depardieu quería comer langosta, por lo que bajó a la pescadería de su barrio parisino y, como no la había, compró la pescadería.

De lo que se desprende que Depardieu es un emprendedor.

Cuenta otra leyenda que un día Depardieu volvía de Dublín (o iba, sobre ese punto las leyendas divergen) en un avión de línea. El avión estaba a punto de decolar y Gégé (así lo llamamos sus seguidores) quiso ir al baño. Como la azafata lo conminó a volver a sentarse, Depardieu extrajo el petit Obelix y meó sobre la moqueta. Sus amigos refutan esta versión y observan que Gégé tuvo la precaución de mear en una botella. Que la botella rebalsase prueba tanto sus ganas de ir al baño como el hecho de que la estrella esa día no llevaba pañales.

Cuenta otra leyenda que cuando Depardieu se pasea por París en scooter lo hace en profundo estado de sobriedad y nunca golpea a los conductores con los que interactúa

Circulan otras leyendas sobre la vida de Depardieu intramuros, sobre su vida familiar, o sea, pero son todas mentiras peludas. Mejores son las leyendas venidas de Oriente, como ésa que dice que Gérard es copain-copain con el dictador checheno y con el dictador uzbeko. Con la hija de éste último, sin ir más lejos, Depardieu pergeñó esta obra capital del arte recitativo (Atención al síndrome de Stendhal).

En fin, la última leyenda, de hoy mismo, dice que si Depardieu vende su casa de París y se ha comprado otra en el pueblo belga de Néchin, que si amenaza con devolver el pasaporte francés y comprar a cambio un carnet de identidad belga (hoy han subido justamente de precio, de 15 a 18 euros, en la vivienda del pobre la casa siempre es enorme), no es por la pela sino por el amor casi físico que Depardieu siente por Sarkozy y la correspondiente repugnancia, física y metafísica, que experimenta por Hollande. 

Por mi parte, sigo creyendo que se hace belga por puro afán de protagonismo. Para salir en los chistes.

D

15 décembre 2012

Ni una pica para Bolaño

Ya no leo, sólo releo a los clásicos, dice mi tío. Un clásico. Yo voy por las mismas en cuanto a las lecturas, y en materia de relecturas voy peor. Estos días he releído, eso sí, el Nocturno de Chile, como le prometí tiempo atrás a un amigo que solía venir por este remoto recinto.

Gran libro, brevísimo y jocoso. A quien dice, y son muchos, que no se ha escrito aún la novela de la dictadura, le digo que no, que sí, que es ésta. Un compendio del ser chileno, de su vuelo alzado (a media altura) y de su arrastramiento.

El libro cuenta las aventuras del crítico literario del diario El Mercurio, el cura Urrutia Lacroix, dos de sus ritos de iniciación, a manos del decano de la crítica, en su fundo, el primero, y en un viaje por Europa, el segundo; y dos pruebas, las veladas literarias en la casa de un torturador, y las clases de marxismo que el cura da a la Junta de gobierno.

Los personajes reales aparecen apenas modificados en el Nocturno, de manera que son a la vez reconocibles y aún más ellos mismos, si cabe. Lo que consigue la literatura, la buena. El cura crítico literario probablemente no es tal como el Nocturno lo describe, pero el boceto es más que suficiente para dar con el personaje. También los demás: el crítico decano, Alone en la realidad, Farewell en la novela; la escritora en cuya casa se tortura, María Canales.

La gracia de los nombres. El fundo de Farewell, donde Urrutia Lacroix vive su iniciación, se llama Là-bas. Los halcones que ciertos párrocos usan en Europa para espantar a las palomas que arruinan los frontispicios de sus iglesias se llaman Turco, Otelo y Ta Gueule.

La novela contenía al momento de ser escrita un interrogación palpitante: ¿qué iría a decir de ella el crítico convertido en personaje? La interrogación se mantiene entera para el lector: ¿qué habrá dicho de ella Urrutia Lacroix? ¿Se precipitó a leerla y decidió no dedicarle ni media pica? (Rodrigo Lira contaba en picas, esa vieja unidad tipográfica, el poco caso que le hacían los críticos literarios). Un hombre es responsable de sus palabras, se adelanta a decir Bolaño, pero es sobre todo responsable de sus silencios. Atención a lo que callas, a lo que calla el crítico personaje sobre el personaje crítico.

(No conozco otro caso de crítico convertido en personaje y su posterior reacción. Lectores habrán más sabidos que nos lo cuenten.)

Decía que el Nocturno es la novela de la dictadura. No sólo porque aparezca en ella en pleno la Junta de gobierno que bombardeó La Moneda, obsesionados como estaban por instruirse en la ideología del enemigo, el marxismo leninismo (Bolaño delinea con guasa la obsesión de los generalotes por la persona de Marta Harnecker, vulgarizadora local del marxismo). De los cuatro del Golpe, Pinochet es el que sale mejor parado de sus encuentros con Urrutia Lacroix. O será que los otros tres eran peores aún. Más ceporros, más cerriles. 

R

11 décembre 2012

Apareció la foto de Neruda

Meses atrás me refería aquí a un afiche de Ernest Pignon-Ernest sobre Neruda que estaba frente a mi casa de la calle Maruri en Santiago de Chile, y que los peatones arrancaban y recomponían, meaban y cubrían de flores.

Busqué la foto sin encontrarla y ahora apareció cuando no la buscaba. Aquí la dejo:

Neruda en Maruri.

9 décembre 2012

¿Y no le hubiera gustado tener una niñita?

ENTONCES FUE CUANDO LE PREGUNTARON
Si se acordaba de Nuestro Señor Jesucristo.
Las preguntas de ustedes, contestó el Padre Eterno
Por más viejo que esté, ¿cómo no me voy a acordar?
Un hijo único no se olvida tan fácilmente.
¿Y no le hubiera gustado tener una niñita?
Y al Padre Eterno se le cayeron lágrimas.

7 décembre 2012

Sobredosis de kriptonita (...y dale)

Cada cierto tiempo hay que reponer una entrada llamada Sobredosis de kriptonita. Ya se sabe cómo es la historia. Clark Kent era un aplicado reportero del Daily Planet de Metrópolis hasta que por el abuso de la kriptonita se le fue la olla, se puso el traje de Superman y buenos días los daños colaterales. La antepenúltima vez que un superman de la prensa quiso protagonizar la noticia fue para anunciar la segunda guerra ruso-georgeana y de paso mató a una telespectadora de un infarto. Esta semana ha sido el turno de una enfermera inglesa. Una pareja de animadores de radio australianos llamaron a la clínica en que se encontraba Kate Middleton, haciéndose pasar por Isabel de Inglaterra. La grabación no tardó en saltar a la fama, el último lugar en que la enfermera que respondió a la llamada quería estar, o al menos no en calidad de víctima de la chanza. A los dos días se mató.

K

6 décembre 2012

Porqué habría que acabar con los comentarios en los diarios

Hace ya tiempo que dejé de leer los comentarios en los diarios.

Días atrás murió el redactor en jefe de un diario parisino. En la necrológica que publicó en seguida otro diario madrileño, el primer comentario no tardó nada en venir y era de una pestilencia extrema. Me lo hizo notar un amigo y por eso lo vi. Al día siguiente, fui a ver si lo habían borrado y allí seguía.

La violencia oscila desde siempre entre mímesis y catarsis. La mimesis la reproduce a través de la imitación, la catarsis la evacúa por la vía de la expresión. Cuando la escalada mimética supera a la dimensión catártica -cuando la cantidad de violencia que se evita a través de la expresión catártica es menor que la violencia que se agrega por el camino de la mímesis- me parece que va siendo hora de parar las máquinas.

Me temo que sea esto lo que ocurre con el invento de la prensa 2.0 Tras una cierta canalización de la violencia verbal vía la expresión colectiva empieza a producirse un desborde mimético y esa expresión no disminuye la violencia existente sino que la potencia.

Leo este reportaje sobre el trabajo de mediador de debates en la prensa en línea. En la mayoría de los diarios se trata de un trabajo en manos de gente exterior al periódico regrupada en pequeñas empresas que prestan ese servicio a varios medios simultáneamente.

Ese oficio los lleva a estar con la mierda hasta el cuello buena parte del tiempo, a limpiar una y otra vez el mismo flujo negro. Porque el magma destilado no viene sólo de los aficionados. Lo ponen también, y en cantidades industriales, los servicios de propaganda de las potencias envueltas en los asuntos polémicos. Y como el día no alcanza para todo, siguen por la noche. De la mediación noctura se ocupan mediadores que pueden estar al otro extremo del mundo, en las antípodas, cobrando tarifa diurna.

Me parece que tanto movimiento de aguas servidas sin verdadero desagüe empeora los asuntos, que ya van de suyo suficientemente mal. Una solución a la camboyana consistiría en cerrar los espacios de comentarios de todos los medios a la vez. Al otro extremo, una solución liberal consistirá en poner en el mercado el primer medio limpio de comentarios, al que acudirá el público complacido por evitarse tanta cutrez.

Cualquiera de las dos soluciones me va.

P

1 décembre 2012

El tratamiento

Tras tantos elogios que he vertido aquí sobre la obra de Carrère, tengo ahora que confesar que se me está haciendo largo acabar Je suis vivant et vous êtes morts. No culpo a Carrère ni al formato del libro. Por culpar a algo o a alguien, culparía al protagonista, el tal Phil Dick, sobre todo al Phil Dick de su paranoia final. Yo suelo leer en la cama e ir a acostarse con un personaje así, como que cansa.

Después de enumerar otra de las innumerables trastadas de Dick, Carrère escribe, casi como disculpándose: nada de lo que cuento desgraciadamente me lo he inventado. La sentencia echa luces sobre su predicamento: lo que cuenta, sus personajes y sus circunstancias, suele ser tan excesivo que el único tratamiento que cabe darle es el apego a los hechos.

Además, si, como dice la presentación del libro, la pregunta recurrente de protagonista es saber si somos reales, mi respuesta es que sí, y a veces incluso demasiado. Como diría Parra, no tengo nada contra Phil Dick, a condición de que no exagere la nota.

P

28 novembre 2012

El periodista tímido

Ha muerto el director de la redacción de Le Monde, Erik Izraelewicz. Estaba trabajando en el diario, ayer por la tarde, cuando sufrió un infarto.

Le Monde tardó varias horas en informar del deceso. La noticia apareció hacia las diez de la noche en el portal Terra y luego en El País a través del corresponsal en París, Miguel Mora. Libération, el primer diario francés que publicó la noticia, reproducía un despacho de AFP. La necrología de Mora en El País terminaba con esta línea que podía entenderse como una explicación al hecho de que Le Monde tardase en informar: la redacción del diario se encontraba en estado de choque.

Es una paradoja explicable. La redacción del diario era quien estaba más cerca de la noticia, quien podía por tanto informar antes y mejor y, al mismo tiempo, la situación le imponía una forma de retención.

Este domingo, sin ir más lejos, colgué un mensajillo que apuntaba a ese momento curioso cuando el periodista se deja ganar por la timidez. Izraelewicz tal vez fuese tímido, a la luz de su cuenta en Twitter. Pocos mensajes, pocos seguidores. El último, de hace diez días, ironizaba sobre la manera como Sarkozy y Hollande disfrutarían del espectáculo de la guerra de jefecillos que asuela a la derecha francesa, esa máquina de perder elecciones. De serlo, sería un tímido qui se soignait.

La que tal vez sea una de las muchas formas de definir a un periodista. Un tímido que se supera.

20 novembre 2012

La candidez

Fui a ver Après mai. Nadie en el cine. Me quejo de que no pongan las películas que me gustan, pero admito que cuando ponen una no va nadie. Será porque voy los domingos tarde por la noche.

Après mai cuenta las aventuras juveniles de un muchacho parisino a comienzos de los años setenta. A quien tenga la edad de quien cuenta la historia y haya vivido días parecidos a esos, le resultará difícil hacerse el desinteresado. Es mi caso, por lo que diría que la película me gustó. Sin más.

Pero sí hay una imagen en el filme que me conmovió. Una muchacha decide abortar, por lo que viaja a Holanda. Prefiere ir sola. A la hora de tomar el autobús, su novio le dice que se pase por el museo de Haarlem, que le queda a un paso de la clínica, y se detenga frente los cuadros de Frans Hals. La cámara la muestra entonces, después del aborto, frente a los regentes y a las regentas del hospital y del hospicio de la ciudad en el siglo XVII.

La muchacha es cándida. O lo era hasta unas horas antes.

16 novembre 2012

¿Podríamos tutearnos?

Un director de una empresa descubre que su empleado Rojas lleva unos meses ausentándose todos los días de tres a cuatro. Llama al empleado Blanco y le ruega que siga discretamente a Rojas, para averiguar adónde va y por qué. Blanco sigue a Rojas unos días y le hace un informe al director: « Todos los días Rojas sale de aquí, compra una botella de champán, va a su casa y se entretiene en afectuosas relaciones con su mujer. Luego vuelva a la empresa ». El director se pregunta asombrado por qué Rojas hace por las tardes algo que podría hacer tranquilamente por las noches, siempre en su casa. Blanco intenta explicarse, pero lo único que consigue es repetir su informe, insistiendo sobre ese su. Al final, ante la imposibilidad de aclarar el asunto, dice: « Perdone, ¿podríamos tutearnos? ».

____________

Apostilla al chiste de Rojas (que no es más que un chiste y, como tal, funciona o no funciona): Es intraducible al francés, al inglés y al alemán y no sé a cuántas otras lenguas. Conecta vagamente con la actualidad, compuesta también de informes sobre relaciones afectuosas. Además, es un chiste cultureta: lo cuenta Umberto.

12 novembre 2012

Los de Harss

Hace quinientos años un europeo descubrió el océano Pacífico, hoy es martes 13 y hace cincuenta otros rebuscadores redescubrieron la literatura sudamericana y a lo que encontraron lo llamaron boom. Bastante tinta correrá por estos días a cuenta de esta conmemoración, no habrá mucho que agregar. Sólo que he leído una entrevista de Tomás Eloy Martínez a Luis Harss, quien escribió por ese entonces un libro que se llamó Los Nuestros, un hito en la materia. La entrevista en cuestión es de 2008 y las opiniones de Haars no tienen desperdicio. Quien quiera leer la entrevista completa puede pulsar el enlace. Quien no, puede contentarse con estos recortes que trazan unos perfiles impagables de las figuras del boom.

¿Carpentier?

No me gustó cuando lo conocí. Era untuoso, rimbombante. Me pareció un oportunista encabalgado en la montura de la revolución cubana. Un tipo muy pretencioso, pero erudito, musicólogo, historiador, un típico intelectual latinoamericano con aspiración a la trascendencia universal.

¿Asturias?

Era un viejo farsante, y lo digo con cariño y admiración. Daba a entender que tenía un inconsciente maya, o maya quiché ¿no?, que reflejaba en su obra el inconsciente colectivo de los indios. Era una fantasía, porque se trataba de un surrealismo adaptado a la ansiedad literaria por explotar esa mitología indígena. 

¿Donoso?

Siempre me pareció que Donoso era muy torpe como escritor. Soy -es una cosa mía- muy sensible a la gente que tiene habilidad para hacer no sólo algo que importa sino para manejar bien el idioma. Cuando llegué a Donoso me pareció un autor de lengua muy trabada. No se entendía bien lo que decía, sus frases eran dificultosas, luchaba y perdía sus batallas con el idioma. Me pareció ambicioso y mediocre.

¿Cabrera Infante?

Abrumador. De cada palabra sacaba ríos de sonidos iguales, nuevos sentidos y contrasentidos. Jamás descansaba. El único alivio era tener cerca a Miriam Gómez, su esposa, una mujer extraña y encantadora que había dejado su carrera de actriz en Cuba por él.

F

¿Felisberto Hernández?

Escribía con el piano. Como había sido acompañante de películas mudas, me parece que todos los libros de Felisberto -hechos de misteriosas imágenes casi de sueño- son los de un tipo que está escribiendo al piano. En la pantalla de sus historias se proyectan las imágenes de lo que él va viendo mientras toca el piano. Felisberto no tenía cantidad ni variedad, pero tenía calidad: pocas cosas, muy intensas, muy lindas. Te podés llegar a enamorar de un escritor así sin necesariamente engañarte.

¿Onetti?

Para mí La vida breve, su gran novela [1950], es el eje de la literatura narrativa del Río de la Plata. En ella se tocan y se encuentran Roberto Arlt y Cortázar.

¿Sabato? 

Como novelista, me parecía de un dramatismo banal y estereotipado. En cambio leía con gusto sus ensayos.

¿Lezama Lima?

Cortázar lo puso de moda. A mí no me impresionó. Hay que decir que la primera edición de Paradiso fue muy confusa, casi ilegible. Y ya nunca le tomé el gusto. Me encontré con una prosa libresca y farragosa, como de un adolescente onanista atragantado de lecturas. Una especie de ostentación tropical, afiebrada, de cultura. En eso se parecía a Carpentier.

¿Arguedas?

Arguedas nunca salió de la sombra, fue un escritor tan perdido en su vida, tan desamparado, como si traducir su mundo en palabras lo perdiera.

¿Vargas Llosa?

Vargas Llosa es un escritor apasionado, aunque algo mecánico a veces.

¿Cortázar?

Era un tipo muy distante, de una cortesía muy de un empleado de las Naciones Unidas -de la Unesco, como él era. Es decir, no era un tipo que había soltado el ovillo como se supone que ocurrió después. Gran parte de sus lucubraciones eran mentales, libertades y pesadillas mentales.

¿García Márquez?

Un tipo simpatiquísimo. Muy campechano, buen conversador, con una especie de gracia infusa y un aura angelical.

¿Bolaño?

Tiene un enorme talento pero es algo monocorde. Casi todo lo resuelve con monólogos, algo semejante a lo que en el jazz se llaman riffes, arranques, improvisaciones. Igual que Felisberto Hernández, cuando advierte que hizo algo bien, lo vuelve a hacer. Pero es muy extraño cómo Bolaño maneja la ambigüedad entre crimen, impostura y poesía. Los detectives salvajes (1998) es una sinfonía de voces que alcanza una poesía infernal.

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