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Camino de Santiago

12 septembre 2012

El camarada Li

Las dos primeros viajes de Kapú al extranjero a fines de los años cincuenta tuvieron como destino la India y China. En ese orden. Ambos países eran por entonces pobres y superpoblados. Y lo siguen siendo, sólo que ahora, además, son potencias emergentes, signifique esto lo que signifique. La comparación entre ambas realidades, la india y la china, se hace así inevitable y Kapú no se priva de hacerla:

«El indio es relajado, el chino es crispado y vigilante. La multitud en India es informal, fluida y lenta. La multitud en China, en cambio, es ordenada y marcial: parece evidente que está dominada por un guía, por una autoridad suprema. En revancha, flota sobre la multitud en India un areópago de divinidades indulgentes. Si la multitud en India descubre algo curioso, se detiene, observa con detención y se echa a discutir. En la misma situación, en China, la multitud sigue su camino, compacta, obediente, la mirada fija en frente. Los rostros de unos y otros son también diferentes: el rostro del indio reserva sorpresas, mientras que la cara del chino nos dice que esconde algo que ignoramos para siempre jamás».

Hasta aquí muy bien, pero lo que le pide el cuerpo a uno es saber si ya por ese entonces había, tanto en India como en China, signos anunciadores de lo que vendría luego, medio siglo más tarde, el famoso boom económico chino (e indio, ya que estamos, y también del presente decaimiento del repunte, para ser completos), y si Kapú los vio venir.

No sabría decir. Habrá que seguir leyendo Mis viajes con Heródoto. A veces la mejor respuesta es dejar la respuesta pendiente, como hizo el chaperón de Kapú en China, el camarada Li. Perplejo frente una lectura, Kapú le pide al camarada Li que le explique su sentido: 

«Un día Zuanzi sueña ser una alegre mariposa que vuela libremente sin saber que él es Zuanzi. De pronto despierta. Ha vuelto a ser Zuanzi. Ahora ya no sabe si la mariposa es el sueño de Zuanzi o si Zuanzi es el sueño de la mariposa».

El camarada Li lo escucha, sonríe, toma notas y responde que le responderá más adelante.

Ch

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4 septembre 2012

Los tres pilares de la civilización

Ebano es un librito de crónicas sobre África, un compendio de periodismo Kapú en formato de bolsillo. Con todo, fornece unas cuantas ilustraciones morrocotudas. Cómo nace una religión, el mercado, la guerra. Nada menos que los tres pilares de la civilización.

Sobre la religión, esto que cuenta Kapú será un equívoco tropical, pero no se diferencia mucho del que fundó el cristianismo. Me parece a mí, que de niño fui sacristán:

«Leshina vivía en Zambia. Tenía unos cuarenta años. Era vendedora en la pequeña ciudad de Serenje. No se distinguía por nada especial. Corrían los años sesenta y entonces se topaba uno con gramófonos de manivela por aquí o por allá. Leshina tenía un gramófono de aquellos y un disco, uno solo, muy gastado y muy rayado. El disco contenía la grabación de un discurso de Churchill, de 1940, en el que el orador exhortaba a los ingleses a aceptar las privaciones y los sacrificios de la guerra. La mujer instalaba el gramófono en su patio y daba vueltas a la manivela. Del altavoz metálico y pintado de verde salían roncos gruñidos en los que se podían adivinar los ecos de una voz patética e incomprensible. A los miserables que allí acudían, cada vez más numerosos, Leshina les explicaba que era la voz de Dios, que la nombraba su mensajera y ordenaba obediencia ciega. Auténticas muchedumbres empezaron a acudir a su casa. Sus fieles, por lo general pobres de solemnidad, con un esfuerzo sobrehumano construyeron un templo y comenzaron a decir allí sus oraciones. Al principio de cada ceremonia el bajo estrepitoso de Churchill los sumía en estado de trance y éxtasis. Pero las autoridades se avergonzaron de tales manifestaciones y el presidente Kenneth Kaunda mandó contra Leshina a la tropa, que hizo polvo el templo y asesinó a varios cientos de inocentes».

Sobre el comercio, el intercambio impersonal que funda el mercado, Kapú transcribe el relato que hace Alvise da Cada Mosto, un mercader veneciano del siglo XV, de un trapicheo al borde del río Níger:

«Cuando los negros alcanzan las aguas del río, cada uno de ellos hace un montículo con la sal que ha traído y lo marca, tras lo cual se alejan todos de la ordenada fila de esos montículos, retrocediendo a una distancia de mediodía, en la misma dirección de donde han venido. Entonces llegan unos hombres de otra tribu negra, hombres que nunca enseñan nada a nadie y con nadie hablan: llegan a bordo de grandes barcas, seguramente desde alguna isla, desembarcan en la orilla y, al ver la sal, ponen junto a cada montículo una cantidad de oro, tras lo cual se marchan, dejando la sal y el oro. Una vez se han ido, regresan los que han traído la sal y si consideran suficiente la cantidad de oro, se lo llevan, dejando la sal; si no, dejan sin tocar la sal y el oro, y vuelven a marcharse. Entonces los otros vienen de nuevo y se llevan la sal de aquellos montículos junto a los cuales no hay oro; junto a otros, si lo consideran justo, dejan más oro o no se llevan la sal. Comercian precisamente de esta manera, sin verse las caras y sin hablar unos con otros. Tal cosa dura ya desde hace mucho tiempo, y aunque todo el asunto parece inverosímil, os aseguro que es verdad».

Esta última consideración de Alvise da Cada Mosto, «aunque todo el asunto parece inverosímil, os aseguro que es verdad», podría hacerla el propio Kapú en cada una de sus crónicas. Sobre todo en el relato de los lances de guerra, el tercer pilar que iba a ilustrar y dejo para la próxima.

N

Foto de Lionel Pupin

25 août 2012

Monrovia, fundido a negro

A la mitad de un duro invierno tan bueno enero como febrero, mi tío fantasea con un personaje que compra el diario, lo abre en la página del tiempo, busca el lugar del mundo con la temperatura más alta, se va al aeropuerto y se sube en el primer avión que vuela en esa dirección.

Ese lugar podría ser Monrovia, Liberia, si ésta apareciera en la lista del diario. Debería aparecer, debería ser Monrovia. El capullo ése, el personaje que quiere huir del invierno, se merece aterrizar en Monrovia y recibir la vaharada de humedad caliente del aire de Monrovia en plena cara, se merece entregar los papeles a unos mangantes al pie del avión, dejarse arrastrar en un taxi trucho hasta un hotel podrido y caro, refugiarse en una habitación (la 107) tomada por las cucarachas e, incapaz de dormir, leer El Infierno de piedra, el capítulo que Kapú dedica en Liberia en Ébano

Liberia, claro, el país que fundaron los esclavos liberados por un grupo de bienintenciados, que no tardaron en reproducir el esclavismo del que huían. El país con mayor número de huérfanos, de viudas, de descuartizados y de warlords por kilómetro cuadrado.

Qué fácil es escribir sobre Florencia, dice Kapú, basta con darse un garbeo por sus calles y sus plazas y el mundo que te rodea se desliza solo bajo tu pluma.

En Monrovia, en cambio, todo está trabado, impedido, descompuesto. Salvo que seas tú Kapú y escribas un capítulo como El infierno de piedra.

Monrovia, fundido a negro. Aléjate del aeropuerto.

D

 El Infierno de Dante, según Botticelli

21 août 2012

Perchè gli spagnoli ridono jeje

Si se fijan, Google sugiere términos complementarios a lo que uno busca. Lo que se activa en esos casos es un logaritmo llamado Google Suggest. Así, si ponemos Por qué los españoles... caen mal, propone Google en seguida. O bien Por qué los españoles comunicamos mal. Esto quiere decir que esos son los términos de búsqueda más socorridos.

Pongo Por qué los chilenos... y el logaritmo se apura en completar Por qué los chilenos hablan tan mal o Por qué a los chilenos les dicen rotos. O, incluso, Por qué pican los chiles.

Cambias de lengua y funciona igual:

Pourquoi les Espagnols ont deux noms de famille.

Pourquoi les Espagnols ne chantent pas leur hymne.

Why do the Spaniards lisp.

Perchè gli spagnoli ridono jeje.

Este último es muy jocoso. Y no copio aquí lo que Google sugiere para otras nacionalidades por no ser faltoso. Y cuando digo que cambias de lengua y funciona igual, no es verdad, o no siempre. Pones Pourquoi les Chiliens... o Why do the Chileans... y Google se queda mudo, no sugiere nada. Ingrato.

Ahora bien, si damos nombres, si ponemos, por ejemplo, François Hollande y agregamos, un suponer, la letra jota, en seguida el logaritmo sugiere Hollande judío. O bien Luis de Guindos judío. O Madonna judía

Por esta razón, la asociación SOS racismo acusa a Google de discriminación. 

No hilaría yo tan fino. Pero sí desprendería que el logaritmo éste obedece a la lógica del establecimiento del lugar común. Tratándose de lo mismo, la mayoría manda.

Lo que pasa es que la gente nos asaltan las mismas dudas.

G

7 août 2012

El periodismo Kapú

De Alepo a Luanda (y 2)

Se decía que Kapuscinski llevaba dos cuadernos estancos. Uno para el periodismo-periodismo, los despachos para la agencia polaca PAP, para la que trabajaba, y otro para el periodismo literario, para sus libros. Pero también sus libros, contra lo que se ha llegado a decir, son periodismo-periodismo, así sea en diferido. Tanto como sus despachos urgentes mantienen la gracia treinta años después. El día de la independencia angoleña, el 11 de noviembre de 1975, Kapú despacha desde una Luanda sitiada y exangüe: No hay agua desde hace dos días en la capital, situación que provoca ásperos combates por conseguir una invitación a la recepción que el presidente ofrece en el palacio de Gobierno porque, según los rumores, en ella se podrá beber agua fresca.

Luanda, la primera ciudad africana fundada por europeos y el principal puerto negrero, está por esos días a punto de caer en las zarpas de la facción bacongo, sostenida por Mobutu, o de la facción ombundu, apoyada por la Sudáfrica racista. Si provocan un baño de sangre, todo el mundo se lo reprocharía, sostiene un combatiente. Que luego añade: Aunque no sé. El mundo está tan lejos de aquí.

Con todo, el mundo intenta seguir la actualidad angoleña y los enviados especiales aterrizan en Luanda para cubrir la declaración de independencia en una ciudad sitiada por la guerra. Me pongo en el lugar de mis colegas, escribe Kapú. El viaje les cuesta a los periódicos los ojos de la cara, por lo que esperan de sus enviados reportajes siderantes, scoops, historias sensacionales escritas bajo una lluvia de balas.

Tras varios intentos infructuosos, sin embargo, los corresponsales internacionales deben volver al hotel con la cola entre las piernas. En el hotel, la mucama está ocupada y el recepcionista responde con eslóganes. El gerente del hotel, en cambio, les da el concepto que define mejor la situación: confusão. Ahora bien, ¿cómo traducirlo? Los hombres han provocado ellos mismos una situación de la que han perdido el control. Los intentos por explicarla, tanto como la incapacidad para hacerlo, forman parte de la propia confusión y la amplifican.

Salvo para el periodismo Kapú.

M

Monolito maconde

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3 août 2012

De Alepo a Luanda

La guerra no es transmisible, dice K, ni por la pluma, ni por la voz, ni por la cámara. La guerra es una realidad sólo para aquellos que están atrapados en sus entrañas repugnantes. K habla de la guerra de Angola, en 1975. Imposible, sin embargo, no ir de una guerra a otra y pensar ahora en Siria.

Queda por descontado que Siria no es Angola. Una guerra, en cambio, siempre es una guerra. Como el miedo que siente un recluta es el mismo miedo que otro recluta sintió. En el frente, el recluta cree que la muerte está en todas partes y todas las balas le están destinadas, afirma K. Incapaz de apreciar la distancia a la que se encuentra el enemigo, ametralla a lo tonto. Porque en lugar de apuntar al enemigo, intenta acabar con el terror que lo paraliza y le impide pensar en la manera de ganar la batalla. Batalla que nunca ganará del todo mientras no gane la guerra.

Esa guerra eterna que incuba desde siempre porque, para el pueblo oscurantista, el pueblo de al lado está habitado por no-hombres de los que hay que desconfiar porque son numerosos y hablan una lengua ininteligible, lo que les permite disimular sus malas intenciones. Y porque entre pueblo y pueblo, o a la distancia, circulan salvajes que viven desnudos porque perdieron todas las guerras hace tiempo y saben que ya no ganarán ninguna.

La de Angola fue una guerra de emboscadas, donde el frente no era lineal sino puntual y móvil. En plena guerra, se podía recorrer el país entero, enorme y casi despoblado, sin sufrir un rasguno, tanto como se podía caer tras el primer paso. Una guerra de guerrillas. Eso, hasta que el ejército sudafricano invadió el país desde la frontera sur y la guerra cambió de registro y se convirtió en una enfrentamiento convencional entre dos ejércitos armados con material pesado.

K

La guerra en Siria es diferente, es una insurrección popular, activa en el corazón de las ciudades, que se enfrenta a un ejército bien apertrechado. Insisto en que no comparo una guerra con otra. Lo que digo es que para acercarme a la realidad de la guerra, puesto que está ahí otra vez, como siempre, he abierto el primer libro de Kapuscinski, escrito durante la guerra de Angola, en el 75. No me acordaba de que fuese tan bueno. En las versiones española e inglesa se llama Un día más de vida, frase que suelta al alba el angoleño de la imagen tras haber conducido durante la noche, sorteando toda clase de peligros, porque sabe que en el día que despunta podrá avanzar sin obstáculos gracias al sol del paralelo 16 que, cuando está en el cénit, detiene cualquier guerra. O esa guerra, cuando menos. La versión francesa se llama D'une Guerre l'autre, y fue ese título el que me movió a abrir el libro y a hacer la asociación con la guerra en Siria.

Me entero de que la historia de K en Angola la lleva ahora al cine de animación el navarro Raúl de la Fuente -de allí está tomada la imagen- y el estreno está previsto para mediados de 2014. Esperemos que Siria haya sido liberada mucho antes de eso y sea por ese entonces una democracia modélica que combine crecimiento económico y preservación del medio ambiente. En materia de propaganda bélica hay que hacer como el comandante Juju en la radio de Luanda. Cuando la situación no puede ser peor, hay que encadenar victoria tras victoria con un lenguaje florido.

No se puede escribir sobre la gente sin compartir mínimamente su experiencia, sostiene K. Por esa razón los periodistas intentaban llegar hasta Benguela o Lubango, en Angola, como hoy lo intentan con Alepo u Homs, en Siria. Ahora bien, lo que llegan a escribir una vez allí ya es otra cosa, que continuará...

30 juillet 2012

Entrevista con un bloguero

Su blog cumple siete años... ¿Se considera un bloguero perseverante?

Supongo que soy insistente. Bloguero es una palabra que ha envejecido rápidamente. Hace siete años quería decir moderno y ahora quiere decir démodé.

¿Se ha preguntado por qué su blog tiene tan pocos lectores?

Creo que es por echar malas películas, como dijo mi primo cuando tuvo que cerrar el cine del pueblo. 

¿Qué le gustaría estar haciendo dentro de siete años?

¿Siete años? Una semana, como quien dice... Doing the garden, digging the weeds. Who could ask for more?

R

 Óleo de James Ensor

28 juillet 2012

El Toreador inglés (La ceremonia inaugural)

Despeñavírgenes (3)

Viendo anoche la ceremonia inaugural de los JJOO de Londres, me acordé de Georges Bizet, de cuando debió reescribir su famosa ópera Carmen, hoy la más representada en el mundo. Una primera versión de la ópera, sin embargo, había sido un fracaso, disgusto del que el francés nunca se repuso del todo y lo llevó a la tumba a los 36 años. Bizet tuvo que trabajar duro, no está claro si para mejorarla o para empeorarla, hasta conseguir que triunfara.

Así fue como le agregó el célébre preludio del ToreadorCuando se presentó con él a la Opéra-Comique parisina, Bizet lanzó los folios sobre el escritorio del director y exclamó: «Vous vouliez de la merde, en voilà !».

B

Bizet por Paul Helm

25 juillet 2012

Una meridionalidad

Cuatro días en Gauma (3)

El 21 de julio es la fiesta nacional belga y al mediodía llueve. En vista de la votación del nacionalismo flamenco que predicen los sondeos, pocos 21 de julio nos quedan. De manera que decidimos celebrar éste en el punto más distante del nacionalismo flamenco, la Gauma, el extremo meridional de Bélgica.

La Gauma cultiva su meridionalidad con esmero. Rodeados por la Ardena belga y la Lorena francesa y luxemburguesa, los gomeses dicen tener el ánimo jovial gracias a los dos o tres grados más de temperatura de que disponen. Tanto así que en un par de villorrios gomeses, los techos de las casas de piedra caliza están cubiertos de tejas romanas, proscritas al norte del río Loira en razón del frío. Se dice, pero no lo he visto, que como buenos belgas cultivan también un jardincillo surrealista donde juegan petanca con cubos en lugar de bochas. En su versión naturalista, beben cerveza de la abadía de Orval y fuman tabaco local, como en las historias de Servais.

No tengo quejas del comportamiento de los gomeses, al contrario. Todo lo bien que me habían hablado de ellos lo he visto cumplido, lo que no quiere decir que sean previsibles, aunque también.

Y por cierto, estaba previsto y el 21 al mediodía diluvió.

S

Ilustración de Servais

24 juillet 2012

La ciudadela

Cuatro días en Gauma (2)

Otra disonancia en el norte de Lorena: el tamaño de la ciudadela de Montmédy en relación al tamaño de la ciudad que protegía. Pero, claro, la ciudadela no protegía sólo la ciudad, sino la región, que fue frontera del imperio de Carlos V, y antes el condado de Chiny, y el ducado de Luxemburgo, y después la línea Maginot.

Desde la ciudadela de Montmédy es imposible no pensar en la línea Maginot y adivinar a lo lejos Verdun, esa carnicería. Ni ver, abajo, el regimiento convertido en prisión, a escala industrial, cercada por altos muros y enrejados, con los presos atrapados allí dentro. Es hora de visita y las imágenes de los presos con sus familias en el patio a través de los prismáticos aprietan el corazón del asoleado domingo por la tarde.

M

24 juillet 2012

El gótico campestre

Cuatro días en Gauma

Avioth, en la Lorena francesa, tiene 126 habitantes y una basílica gótica, Nuestra Señora de Avioth. Desde la nada soporífica del campo interminable surgen las formas flamígeras de una basílica.

La basílica es gótica pero pequeña, primera contradicción, porque lo gótico apunta a la grandiosidad. Y está en medio del campo, segunda oposición, porque estamos acostumbrados a ver a las catedrales como cimas del tejido urbano. 

P1020778

17 juillet 2012

El morcillismo

(Despeñavírgenes, 2)

Con todo, el mejor chiste de Mémoire espagnole no es el de las vacas. En la cumbre de las Azores, para agradecer la participación de España a la invasión de Irak, Bush presentó a Aznar como presidente de la República española. Enterado de esto, el Rey le habría dicho al embajador norteamericano: Give my best to King George.

Lo que busca Carrière es dar con el alma española, a través de la descripción de sus contactos con la gente y los lugares de España, intento que tiene ilustres predecesores, Potocki, Andersen, Nooteboom, entre los septentrionales. El alma de un país se muestra en sus grandezas y sobre todo en sus pequeñeces. A una de éstas, Buñuel la bautizó como el morcillismo.

Morcillismo por el pintor Morcillo, al que van a visitar De Falla y Lorca en tiempos de la Residencia de Estudiantes. El pintor recibe amablemente al músico y al poeta y les muestra sus obras, que estos juzgan admirables. Cuando ya se van, observan que hay otros tantos cuadros apilados contra un muro y quieren saber de qué se trata. «No son nada, dice Morcillo, no valen la pena». De Falla y Lorca insisten y cuando por fin pueden verlos, exclaman: «Pero si son muy buenos, también». «No, no, protesta Morcillo, no valen nada. Puede ser que la composición no esté mal, pero los fondos no están logrados». «Bueno, tal vez tenga razón, dice De Falla, tal vez los fondos no estén bien acabados», y Lorca asiente. En cuanto los escucha decir esto, el pintor Morcillo se encoleriza, los trata de ignorantes y los echa de su casa.

La actitud de Morcillo tiene un precedente notable en una novela francesa que transcurre en España, Gil Blas de Alain-René Lesage. Gil Blas es un joven cántabro pobre que se convierte en secretario del arzobispo de Granada. Este, ya mayor, le pide un día a Blas que si nota que sus facultades decaen a causa de la edad, se lo haga saber. «Es su deber hacerlo, le dice, vivo rodeado de aduladores y sólo puedo confiar en usted». Un día que la prédica del arzobispo ha sido particularmente deficiente, se queja éste frente a Gil Blas en la sacristía. «No debería predicar más, mire qué mal lo he hecho». Gil Blas lo reconforta diciéndole que su prédica ha sido estupenda. «Tal vez al inicio, dice el arzobispo, pero la conclusión ha resultado un desastre». «Bueno, dice Gil Blas, para llevarle la corriente, tal vez la conclusión ha sido inferior que el inicio pero el conjunto ha estado muy bien». «Imbécil, responde el arzobispo, estás despedido, desaparece de mi vista».

El morcillismo, o su sombra, asoma también en este último chiste: Dos muchachos comienzan a insultarse. «Tu madre es una puta», grita uno. «Y tu padre un cornudo», responde el otro. Así, hasta que se van a las manos. Pasa entonces un francés e intenta separarlos. «Déjelos, interviene un vecino, que no ve que son hermanos».

G                                 

Goya, Niños trepando a un árbol

14 juillet 2012

Despeñavírgenes

España es un país raro. Todos los países son raros, de cerca nadie es normal. Pero España exagera a veces, o a menudo. Yo no me atrevería a decir esto, así como así. Si lo pongo aquí con todas sus letras es porque lo he leído en un libro. El libro es Mémoire espagnole, de Jean-Claude Carrière, quien fue guionista de Buñuel.

¿Y en qué radica el exceso español? Buñuel decía que el sueño de todo español es mantener un harén, con efebos y todo, lo que origina mil y una sordas decepciones. Sin hablar del regionalismo exacerbado, que es lo mismo que querer tener un harén, a otra escala. Todo esto a ojos de un francés, como Carrière, que aplica a España una mirada distanciada de vecino inmediato, puesto que es occitano. Tan frecuente e intenso ha sido mi contacto con España, dice Carrière, que me he convertido en español. Español, sí, ¿pero de qué parte del estado español?, como diría un regionalista.

El exceso español (Spain is different se decía durante el franquismo) linda con el fanatismo. En el camino hacia el fanatismo ordinario no hay nada peor que un converso, decía también Buñuel. Y peor que un converso es un converso con tribuna. ¿Cómo puede ser que un país que en sólo una generación dejó atrás la dictadura y la pobreza a través de un ejercicio de equilibrio preste tanta atención a un puñado de desequilibrados? ¿O, tal vez, son esos excesos verbales la expresión catártica que permite el equilibrio?

Pero, bueno, ¿cómo no va a ser raro un país que venera a tantas vírgenes, cuando no las despeña, como hacen los habitantes de Calanda, tras sacar en procesión a la Virgen del Pilar para que llueva? Y como después de la procesión no llueve, despeñan a la virgen. Tal vez sea eso lo que hacen los conversos que pontifican en los medios: despeñan vírgenes, las mismas que idolatran.

Y si España, la madre patria, se permite estas rarezas, ¿qué queda para los churumbeles?, pregunta mi tío, que es ultramarino.

En fin, para que no quede mal sabor de boca con tanta rareza, acabo con un chiste que le cuenta Jesús Franco a Carrière. Está un pastor cuidando dos vacas. Pasa un francés y le pregunta: ¿Comen bien? ¿Cuál?, responde el pastor. La blanca, dice el francés. La blanca come bien, responde el pastor. ¿Y la negra? La negra también.

Se queda un rato el francés mirando las vacas y vuelve a preguntar: ¿Dan buena leche? ¿Cuál?, responde el el pastor. La blanca, dice el francés. La blanca da buena leche, sí, responde el pastor. ¿Y la negra? La negra también.

¿Por qué me preguntas cada vez a cuál me refiero?, pregunta el francés. Te lo pregunto porque la blanca es mía, responde el pastor. ¿Y la negra? La negra también.

P

9 juillet 2012

Marisa Berenson à Spa

Su nombre lo indica, Spa es ciudad termal.  Tiene fama y como está cerca de tres fronteras al sureste de Bélgica (Holanda, Luxemburgo y Alemania), la mayoría de los visitantes vienen de los países vecinos, algunos incluso de países lejanos y más o menos emergentes.  

Spa sería un retroacrónimo, es decir que su nombre precedería al acrónimo, Sana per acqua, que designa a los baños y a la hidroterapia. Lo cierto es que el agua de Spa es rica y abundante y bien que ya lo sabían los romanos. La ciudad vivió su época de gloria durante la ocupación austriaca y más tarde, María Enriqueta, la mujer de Leopoldo, el segundo rey de los belgas y propietario del Congo, se trasladó a vivir en ella y allí murió. En Barry Lyndon hay un par de escenas que transcurren en Spa, en las que reina Marisa Berenson.

Las termas modernas están bien en lo alto de su colina, con sus piscinas y sus vapores, pero lo mejor que ofrecen es una sauna con grandes ventanales desde donde se puede apreciar la ciudad y la comarca desplegarse en contrapicado en la amplitud del paisaje. Los verdes de la Ardena y los tilos en flor resultan más vívidos aun vistos desde el calor atacameño. Las gotas corren entonces sobre la piel como los dedos sobre el teclado del piano en la Danza de Schubert.

5 juillet 2012

La puttana

To Rome with love se llama la última de Allen, que persevera en la tarea de embarcarnos en sus city trips por la vieja Europa. El envío de postales se le da bien, ese color calabaza de los palacios romanos mejora sobre el celuloide o su sucedáneo.

Las historias de Allen suelen ser siempre las mismas, las parejas jóvenes, maduras o viejas, ricas o menos ricas, gringas o menos gringas se frotan entre ellas con resultado de abundantes equívocos, numerosas risas e incluso alguna arruga en el alma. Marivaudages entre preciosas ridículas y galanes declinantes, o al revés.

Se sabe que Allen produce un filme cada año y que él mismo no los ve tras su estreno, ocupado como está con el siguiente. También, que esta última serie europea ha sido un éxito de público y de crítica.

Este, romano, tras Barcelona, Londres y París, parece el peor de los cuatro filmes. Los costurones que sostienen el entramado de las historias que el cineasta cuenta en paralelo son bastos y, en un par de ellas, los recursos argumentales resultan demasiado gordos. Lo mejor probablemente (mucho más que Begnini haciendo de Allen mediterráneo), sea el propio Allen haciendo de Allen, resistiéndose a la jubilación y a la muerte al precio de darle la tabarra a la concurrencia, perfectamente desenmascarado por su psiquiatra de mujer.

Y, quien lo iba a decir, quien sale mejor parada es la puttana romana, Penélope Cruz en persona. Ya en Volver, de Almodóvar, Cruz componía un personaje directamente sacado de lo mejor del neorrealismo italiano. En To Rome with love da un paso más en su propósito de demostrar que es ella, hoy por hoy, lo más parecido a Sofía Loren de cuanto se mueve por las pantallas. En contraste con las gringuitas sosas o insufribles, Penélope tiene un efecto tónico o, mejor aún, gazpáchico.

2 juillet 2012

Los abrazos

El fútbol trae por la tele un poco de todo y sobre todo emociones. La Eurocopa fue una zarabanda para los sentidos y las emociones que desata este juego colectivo. Y el uso que les damos. Decía el otro día que veo los partidos para entender lo que se comenta luego. Y también que el alma humana habla incluso por los pies. Y es verdad que hemos visto el alma de unos cuantos transparentarse.

Ha ganado España otra vez y está muy bien que sea así. Durante mucho tiempo tuvimos que escuchar abundantes tonterías sobre la supuesta incapacidad de los españoles para forzar a través de la victoria el reconocimiento ajeno. Hubiese querido no escucharlas cuando niño pero, cómo tuve que hacerlo y no las he olvidado, hoy día la alegría es doble al ver nuevamente demostrado que no era así, y no sólo para mí (que bien lo sabía) sino también para los otros, para los demás. 

A partir de 2008 ha sido un placer sacarse las ganas de ganar. Y no se trata de ganar por ganar sino de ajustar el valor propio al reconocimiento ajeno. 

Por lo demás, qué alegría ver esos goles, gritarlos con el alma y abrazarme con los míos.

E

29 juin 2012

La autopista

Comenzaba el partido de España, antenoche, y yo estaba en la autopista. Encendí la radio y capté unos comentarios en directo. No era propiamente un relato del encuentro, como los que escuchaba cuando niño y era capaz de imitar, eran observaciones de unos locutores delante de una pantalla y encima de un micrófono. Los pocos conductores que circulaban miraban la carretera como si escucharan otra radio.

La sorpresa de descubrirse en otra onda suele darse en relación a las emociones: cómo puede ser que los otros ignoren mi dolor, se dice el narcisista. Y el hiperempático: cuánta gente sufriendo y yo perdiéndome esos sentimientos. Mi caso no era para tanto, no más que una forma de intensidad emocional de bajo calibre, la ansiedad.

La carretera es un lugar tan banal que puede llegar a resultar exaltante. Un palestino que había vivido toda su vida en un campamento de refugiados rodeado de alambradas, mirando el flujo incesante de los autos desde un puente sobre una autopista en Bélgica decía: esta es la libertad.

H

17 juin 2012

Ahora que Alemania ha vuelto a ponerse de moda

Un día en Tréveris, la ciudad más vieja de Alemania, al borde del río Mosela, la llamada segunda Roma. Ahora que Alemania ha vuelto a ponerse de moda.

Una vuelta ritual por la casa natal de Carlos Marx. Lo que más apreciaba de la casa-museo, la genealogía de los Marx, ha sido descolgada, o descolgado anda mi tío, que no la encuentra. También es cierto que hay mucho visitante oriental. No había ninguno en las calles en la ciudad, y resulta que estaban todos en la Marx Huis, interesados por el joven Marx, por doña Jenny, por el tío Feuerbach y el yerno Lafargue. Qué tristeza la Historia, así con mayúsculas, una lluviosa tarde de sábado, la negra sombra del gulag y del holocausto asomando por la ventana adornada con geranios.

Ateo como soy prefiero la Catedral, tantas veces renacida del polvo de las guerras. No es cuestión de ir por la vida comparando, de modo que tampoco voy a compararla con la Porta Nigra, ni con el Aula Palatina, ahora templo protestante. Ni siquiera con la hamburguesería de la esquina, que adopta un look moselense.

El euro no es otra cosa que el marco alemán con otros colorines, asegura con guasa Enric González. Lo cierto es que los precios son más bajos en Alemania que en los países vecinos (ya digo que no hay que ir comparando), los dorados de las molduras más brillantes y la bandera tricolor, Eurocopa mediante, lleva los colorines más triunfales.

Trier

8 juin 2012

¿Qué clase de novelista soy?

Javier Marías en Bruselas el 7 de junio de 2012 presentando la traducción al neerlandés de Los Enamoramientos (De Verliefden) la noche de apertura del Festival de literaturas.

El lugar es el studio 4 de Flagey, donde tocaba la orquesta en la época de gloria de la radio. Lleno. Presentación trilingüe a cargo de dos apuestas jóvenes y entrevista, en francés, con Christine Defoin.

Quien abre la entrevista por lo consabido, la biografía, la experiencia de la traducción, la influencia de su padre, Julián Marías. En cuanto hace la primera pregunta sobre Los Enamoramientos, la entrevistadora se siente a sus anchas y encadena preguntas remanidas y consideraciones perfumadas al agua de rosas. Marías responde con cortesía contenida en un francés correcto, buscando a veces la palabra justa. Tampoco en eso acierta la entrevistadora, incapaz varias veces de dar con el equivalente francés de algún concepto que Marías rebusca. (No es la semana de las entrevistadoras literarias. Tras la contreperformance de Julia Otero con Mario Vargas Llosa días atrás en la televisión española, Dufoin, entre otros desaciertos, propone clochard como equivalente de gorrillas (aparcacoches) ).

Marías tiene fama de ser algo engreído, pero en Flagey se muestra suelto y hábil para conectar con un público de fieles lectores. Una pregunta desastrosa como ¿Es el amor entrar en el teatro del otro? obtiene del escritor madrileño una estupenda respuesta sobre el sentido de la ficción: Necesitamos la ficción, incluso quienes no leen novelas ni van al cine observan las vidas ajenas, se interesan por los demás. Y nos interrogamos en clave de ficción también sobre la vida de quienes nos son próximos: qué hacen y por qué. Incluso sobre nosotros mismos, porque no sabemos todo sobre nosotros mismos, aunque sí sepamos que también somos lo que no hicimos, lo que no nos atrevimos a hacer.

La impunidad es uno de los asuntos que trata Los Enamoramientos, apoyándose en el paralelo de la historia que cuenta con la nouvelle de Balzac, El Coronel Chabert, según el propio Marías. Es fácil que la gente se deje arrastrar al crimen por contagio, pueblos enteros han desbarrado por esa vía. Pero el hecho de que a la distancia de miles de años y de kilómetros dos personas, sin influirse mutuamente, tengan la misma idea del crimen, es más inquietante. 

Al final aparece también el reino de Redonda, esa isla caribeña poblada por cabras, culebras y fantasmas, de la que Marías se ha convertido en rey. Si lo novelesco me llega y no lo acepto, ¿qué clase de novelista soy?, se pregunta. 

No hay ronda de preguntas del público al final de la entrevista (una pena, llevaba tres, y muy buenas porque no eran mías), pero sí firma de libros. Formamos fila pacientemente muchas señoras de múltiples nacionalidades, algún joven y un añoso caballero (mi tío). Que no le tiende Los Enamoramientos, sino Ven a buscarme.

2 juin 2012

Yo soy Napoleón

«Aún está vigente la verdad esencial de la novela decimonónica: para salir del nicho, sólo cabe ser Napoleón», Montano dixit. Verísimo. Y aquí estamos los que no osamos. La figura del loco imperial llena las revistas ilustradas de segunda mano. El loco al uso hoy, en cambio, es un caníbal de ambiente gótico que desconoce la dimensión histórica. Antes se nos iba la olla en grupo y acabábamos en el exilio. Hoy, el loco hace lo justo para salir en el Sun y en Lun.cl porque en seguida lo consigue. A mi tío, sin ir más lejos, cuando niño lo vistieron de Napoleón y lo subieron al escenario para que cantase esto que sigue. Luego anunciaron al siguiente. Como parece que la canción no está en la red, la copio aquí para que el que busque encuentre:

Yo soy Napoleón, Napoleón.
¿Por qué reís, por qué reís?
¿Dudáis acaso de que soy yo Napoleón?
¡Ya admiraréis de mi brazo el empuje atronador!
¿Por qué reís, dudáis, repito,
De que soy yo Napoleón?

N

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