He escrito antes sobre los poemas apócrifos que circulan exitosamente por la Red. Me pregunto ahora cómo funciona el asunto. Un poeta de tercera provincial perpreta unos versos, alguien se los adjudica a un Nobel o equivalente y la Red hace el resto. El texto se convierte en felicitación navideña, en hit, en máxima. El personal lo estaba necesitando y la mano invisible del mercado de las libres ocurrencias lo ha puesto a su alcance.
Todos contentos, menos los consagrados en cuestión, o sus albaceas. Yo creo que a largo plazo tienen la batalla perdida, que el día menos pensado Instantes formará parte per secula seculorum de las obras completas de Borges. A lo más, llevará un añadido en minúsculas itálicas: atribuido a. La gente es lo que tiene, que es insistente.
Pero no quiero volver sobre eso sino comentar la nota con que la Fundación Neruda intenta separar aguas entre los textos de Neruda y los textos atribuidos a Neruda: « Si se leen los tres textos (atribuidos a Neruda) queda en evidencia que todos ellos tienen un tono edificante, prescriptivo, en los que se advierte algún parentesco con la literatura de autoayuda, extemporánea a la época de Neruda. Sin desmerecer estos poemas, la obra de Pablo Neruda está muy lejos de este tipo de poesía en el tono, el contenido, el lenguaje y las imágenes que crea ».
No sé, no sé. Toda literatura es de autoayuda, me parece a mí. El autor siempre está diciéndole al lector haz esto o no hagas esto otro. La autoayuda lo hace explícitamente, mientras que la literatura pone en marcha en el lector sus facultades de deducción e inferencia. Reléase la Biblia, los clásicos latinos y los novelistas rusos (hoy es domingo y el tiempo alcanza para todo). Incluso los malditos son performativos (intenta hacerlo como yo y ya verás cómo te va) y los dandys modernosos, ni qué decir (nadie puede hacerlo como yo, mírame las plumas). Toda ética es una mimética (cómo hacer: como yo, o bien arréglatelas como puedas).
Valga este desbarre como introducción a este poema de sire François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, que encontré en el retrete de la casa de un amigo junto al famoso Muere lentamente atribuido a Neruda. Desde entonces, cuando pienso en uno me acuerdo del otro. Lo cuelgo ahora aquí, a ver si se me pasa.
Ce qu'il faut pour être heureux
Il faut penser ; sans quoi l'homme devient,
Malgré son âme, un vrai cheval de somme.
Il faut aimer ; c'est ce qui nous soutient ;
Sans rien aimer il est triste d'être homme.
Il faut avoir douce société,
Des gens savants, instruits, sans suffisance,
Et de plaisirs grande variété,
Sans quoi les jours sont plus longs qu'on ne pense.
Il faut avoir un ami, qu'en tout temps,
Pour son bonheur, on écoute, on consulte,
Qui puisse rendre à notre âme en tumulte,
Les maux moins vifs et les plaisirs plus grands.
Il faut, le soir, un souper délectable
Où l'on soit libre, où l'on goûte à propos,
Les mets exquis, les bons vins, les bons mots
Et sans être ivre, il faut sortir de table.
Il faut, la nuit, tenir entre deux draps
Le tendre objet que notre coeur adore,
Le caresser, s'endormir dans ses bras,
Et le matin, recommencer encore.
Para ser feliz
Es preciso pensar, de otra manera el hombre se convierte, a pesar de su alma, en una bestia de carga. Es preciso amar, es lo que nos sostiene. Sin amor es triste ser hombre.
Es preciso hacer amigos, personas sabias, cultas, modestas. Y permitirse muchos placeres, de otra manera los días se hacen largos.
Es preciso tener un amigo a quien escuchar y consultar cada vez que sea necesario, para que disminuya los males e incremente el placer de nuestra alma tumultuosa.
Es preciso, de noche, hacer una cena deliciosa en donde sentirse libre, donde se pruebe a gusto la buena comida, los buenos vinos, la conversación amena y, sin llegar a estar ebrio, levantarse de la mesa.
Es preciso, de noche, sostener entre las sábanas el dulce objeto que nuestro corazón adora, acariciarlo y dormirse en sus brazos, y recomenzar por la mañana.