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Camino de Santiago

22 février 2010

The worst

Roberto recuerda al peor poeta del mundo, el escocés McGonagall, aquél que escribió estos versos:

Beautiful railway bridge of the silv'ry Tay
Alas! I am very sorry to say
That ninety lives have been taken away
On the last sabbath day of 1879
Which shall be remembered for a very long time.
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Y cuenta que éste consiguió una vez, pagando, encaramarse al escenario de un teatro para representar a Macbeth. 'Ya en el escenario, cuando el personaje Macduff debe, según el plan de la obra, matarlo a puñaladas, creyó que la intención de su contendor ficticio era eclipsarlo ante el público y se negó a morir'.

_______________

Poetas vivos versus poetas muertos >

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21 février 2010

El minarete

Comenzaba la ceremonia del rezo del viernes en la mezquita El Berdayine de la medina de Mequenez cuando se vino abajo el minarete con saldo de cuarenta muertos. Una situación similar, pero menos trágica, vivió mi tío en uno de esos espantosos terremotos del Cono Sur, un domingo a la hora de la misa. Y luego dicen de Dawkins.

Conozco Mequenez, por lo que no puede sorprenderme la tragedia. La medina es espléndida, tanto o más que las de Fez, Rabat o Marraquech, pero está en un estado calamitoso. Amenazaba ruina, y ha sido por lo más alto, por el minarete reblandecido por la lluvia.

Encuentro en mis papeles un relato de la última vez que estuve allí, que comienza justamente describiendo el paso de un funeral, en Bab Mansur, al otro extremo de la medina:

> Sentados en el quicio de la tienda de Hassan a la hora del calor, vemos pasar la comitiva fúnebre con el cuerpo del difunto cubierto por un lienzo que portan en andas seis hombres, a quienes acompañan un centenar de otros hombres de todas las edades, a pie, cantando en honor a Alá.

> Se trata de alguien que ha muerto de enfermedad o de accidente, afirma Hassan. Supongo que se trata de un hombre, me resulta extraño imaginar a una mujer llevada hasta su tumba sólo por hombres. Hassan me explica que, en compensación, la primera visita al cementerio tras el entierro les está reservada a las mujeres.

20 février 2010

La repubblica

Antes de asumir la presidencia de Chile, el candidato electo Sebastián Piñera vende, como se lo impone la ley, la aerolínea y el hospital, pero se guarda de vender el canal de televisión y el equipo de fútbol. Sigo considerando, sin embargo, que el paralelo con Berlusconi es abusivo. En Chile aún no se cultivan bananas.

19 février 2010

¡A comer!

PM

La foto es de Peter Menzel

La ola dietética que atosiga al mundo occidental provoca como resultado que mientras más se habla de la comida, peor se come y más rolliza se pone la gente. El comercio lo recupera todo con la mano de la publicidad y en esta materia los contrasentidos hacen nata. Además, para completar la indigestión, las prohibiciones alimenticias han sido tradicionalmente el terreno en el que prosperan las religiones, las sectas y los tontorrones.

Razón por la cual copio algunos preceptos del último libro de Michael Pollan. También porque me hacen gracia.

MP

  1. Evite los alimentos que anuncian por la tele. La industria introduce cada año en los supermercados 17 mil productos nuevos. ¿Quién necesita 17 mil productos nuevos para hacer de comer?
  2. Evite los alimentos compuestos de más de cinco ingredientes, salvo las recetas caseras. (Häagen Dazs acaba de poner en el mercado los helados Five, seguramente para quedarse justo por debajo de la recomendación de Pollan).
  3. Evite comprar alimentos compuestos de substancias cuyos nombres sean impronunciables para un párvulo.
  4. Evite los alimentos en cuyo envase se diga que son buenos para la salud. Desde que, hace cuarenta años, Norteamérica se puso a régimen low fat, los americanos consumen a diario 500 calorías más que entonces.
  5. En los supermercados, lo mejor suele estar en la periferia y lo peor (los congelados, las conservas y los preparados), al centro.
  6. Consuma alimentos que están destinados a pudrirse relativamente rápido (antes de pudrirse, claro). En otras palabras, evite en lo posible los conservantes.
  7. Si el nombre del alimento es el mismo en todas las lenguas, desconfíe.
  8. Observe de cerca la paradoja francesa: una alimentación rica en materias grasas en una población cuyo tasa de obesidad y de infarto es relativamente baja. Los mediterráneos y japoneses tampoco lo hacen mal, o tampoco lo hacían mal en esta materia. Los norteamericanos, en cambio, obsesionados como están con la dietética, son los ases de las enfermedades cardiovasculares y la diabetes.
  9. Si le gusta la carne, no se prive, pero tampoco exagere.
  10. Comer bien comporta pagar más caro por la comida. Los americanos consagran 10% de sus ingresos a la comida, lo que es relativamente poco. Más vale gastar en comida que en remedios.

Las fotos de Peter Menzel

¡A comer!, las recetas de Jp

19 février 2010

El pelícano

Nunca he entendido a los espectadores de los rallys. Podría llegar a entenderlos, siempre que no llevaran con ellos a los niños y renunciaran a cobrar el seguro de accidentes. Lo que no había considerado es que esta consideración es válida también para los espectadores de los campeonatos de surf. En cuyo caso, el peligro no viene de la carretera sino del estado de la mar serena.

°

Una figura laboral interesante, de la que hablan mis vecinos del tren: la del deprimido permanente.

°

El presentador del telediario belga imita al presentador del telediario francés. Frente a ambos, mi tío Pepe adopta un comportamiento de pelícano.

°

Cohn-Bendit: 'Schulz, ta gueule !'

°

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La BBC hace una selección de noticias, Odd Box, sobre la base de imágenes más o menos traídas de los pelos presentadas por un presentador rapado. Hay un detalle que podría mejorar la presentación: el presentador. No es que éste, que juega también la carta odd, lo haga mal o resulte cargante, para nada. Pero un presentador bien peinado presenta siempre mejor.

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16 février 2010

Coda romana

Antes y ahora.

(para S)

16 février 2010

La nieve del día previo

Diario de Roma (y 2)

El niño rey recibe a su madre en la puerta, se va de cabeza a las bolsas de la compra y la llama estúpida porque no encuentra nada para él. Luego, a la hora de la cena, lo poco que se lleva a la boca lo devuelve, mientras mira un dividú rodeado de juguetes entre unos muros que él ha pintarrajeado a su regalado gusto. Cuando su padre, en broma, le dice que le apagará la peli porque ya son las once de la noche, lo llama estúpido también a él. Por cierto, es un niño precioso e inteligente.

Esta mañana se me acerca el aprendiz de camarógrafo, un rapaz de 18 años, hijo de un gallego de P y de una italiana de V, que nació y vive en Roma. El juzga la diferencia entre España e Italia como radical: España estaría de parte de la tradición e Italia de la transgresión. Iba a decirle que donde dice España debería decir P y donde dice Italia debería decir Roma, pero lo entenderá por él mismo antes de que yo termine la frase. Es muy listo.

Almorzamos en el Cantinone, junto al mercado de Testaccio, mientras se derrite la nieve. Deliciosos rigatoni alla pajata, típicamente romanos. Y luego nos vamos a San Giovanni in Laterano, una de las cuatro basílicas romanas, un modelo de clasicismo vaticanista, su enormidad marmórea y el esplendor de sus dorados. Y al anochecer bebemos té en el café del que Pasolini era habitué. Y pasamos bajo la Porta Maggiore, una ruina como tantas otras en pleno funcionamiento, por donde cruza el trenino cargado de inmigrantes. Y por donde un coche derriba a una señora al borde de la anorexia. No parece tener nada roto pero hay que levantarla, y el señor que va con ella decide dejar ir al conductor. Tal vez estén indocumentados.

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Por la noche duermo profundamente escuchando la nieve del día previo hasta que me despierta la sed y la certeza de que estoy dejando secarse la última porción húmeda que me queda en el cerebro. Con ella paso revista a las imágenes. Roma bajo la nieve. El parrucchiere se llama ahora bioestheticien y tiene mucho trabajo. Pero el señor de la infortunistica stradale sigue dedicado a lo mismo y trabajo no parece faltarle.

Ahora es el viaje de regreso y de los Apeninos a los Alpes el paisaje aéreo es una carátula de rock sinfónico, pero mejor. Ya sobre B, el paisaje terrestre es un cuadro de Brueghel. Pero peor.

La banda sonora

15 février 2010

La pasta al pepe

Diario de Roma

Ahora estoy en Zaventem, a la espera de subir al avión que nos llevará a Fiumicino si consigue despegar del suelo nevado. He dormido pocas horas, la cabeza trabaja al ralentí, apenas un puñado de palabras se mueven a paso de lobo. Al contrario del ritmo de la noche, cuando van y vienen, y aletean.

Alitalia es una compañía en liquidación por cierre de temporada, a juzgar por las caras de los sobrecargos. Los pasajeros componemos una comunidad de destino que se disuelve en cuanto el avión toca el suelo mojado. Podría habernos unido la calamidad, pero nos separa la normalidad. Unos vienen y otros vuelven, unos compran y otros venden. Con algunos, la comunidad de destino se adelanta o se prolonga por unos cuantos metros. Con Bertram Tupra, por ejemplo, como tendría que llamarse ese señor dado su parecido con el personaje de Tu rostro mañana. Íbamos juntos en el mismo vagón entre Bruselas y Zaventem y ahora nos subimos al mismo vagón que nos lleva al centro de Roma, en el que Tupra echa una mano a las señoras con las maletas.

La entrada a Roma es el recuerdo de la primera vez. Los lugares están condenados a ser su primer recuerdo, sobre todo aquellos a los que volvemos, con lo que esa primera vez tuvo de decepción y de encantamiento. Con su puñado de palabras sobre los mármoles y los dorados, sobre las piedras venidas abajo y las basureros volcados. Un puñado de palabras, como las que comparten los comensales en las mesas de este restaurante, al que vengo porque en él estuve meses atrás con los míos y volver es mi manera de celebrarlos. Estoy cenando pasta al pepe (a la pimienta), cuando recibo desde B mi puñado de palabras. Del cielo raso cuelgan decenas de botellas de vino. Parece una instalación de artista plástico pero es sólo la decoración. Un puñado de palabras que brillan en la oscuridad, como la hélice que lanza al aire el bangladesí que vende juguetes multicolores en Santa Maria de Trastevere. Como la música del acordeonista. Como las risas que intercambian las chicas de la mesa vecina, contentas de estar sólo entre ellas y descontentas de sólo estarlo, mientras se emborrachan con agua mineral y unas cuantas calorías, y su contacto recíproco. Estoy en Roma, la vida está en otra parte.

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Cada cual va tecleando en su teclado particular el puñado de palabras de su ahora. Todos los servicios que hoy me han prestado, tren, avión, restorán, han consistido en mantenerse sentado. Al servicio del tranvía o del taxi he resistido, y camino bajo la ridícula lluvia romana Viale de Trastevere arriba. Este invierno el Tíber baja tumultuoso. Se avecinan elecciones regionales, se suceden los carteles, una cara, un eslogan, la horma de su zapato. El eslogan de la candidata berlusconiana es 'energía positiva'. Aun así, a pesar de la vacuidad del eslogan, ganará la próxima elección del mes de marzo. El eslogan de los opositores es aun más vacuo, si se puede: 'En poche parole, un'altra Italia'. La gente, me dice mi amiga, antiberlusconiana de la primera hora, no quiere otra Italia, quiere esta Italia del calcio y la tivú berlusconiana, con más puestos de trabajo y menos filas en los hospitales, de ser posible. Al común de los mortales les encanta Berlusco y los culebrones y los cómicos que se ríen de él en su propia tivú, y las rubias que le alegran su vida de viejo recauchutado. Hasta las madres de sus opositores han acabado conmovidas al verlo sufrir.

(Continuará, ma non troppo)

La banda sonora

10 février 2010

Voy y vuelvo

Estoy en Roma. Saludos.

8 février 2010

El medicamento

Marita, su perfume, el rumor del nylon de sus medias al cruzar las piernas. Marita cantando en el auditorio de Radio Corporación. Es una pena que no se haga famosa, con esa voz y esos ojos que tiene, todo por culpa de lo podrido del ambiente artístico, comenta un auditor en una carta en que le pide una foto. Para grabar discos, es necesario conocer a un locutor bien relacionado. En los pasillos de radio Corporación su camino cruza el de Benito Camelot, locutor, agente y empresario, quien le hace entrega de su tarjeta de visita. Con esa voz, con esos ojos, usted puede grabar un larga duración con doce baladas, venga a verme a mi oficina de la calle Phillips.

En el despacho hay una mesa, una silla y un diván. En los muros bailan las formas de las coristas del Bim-bam-bum. Sentémonos en el diván, sugiere el locutor, quien lleva un terno jaspeado. Vamos a estar más cómodos para discutir de la interpretación de las baladas. Una noche tibia nos conocimos, tararea Marita. Yo tengo contactos en Odeón y en Rca-Víctor, prosigue el locutor. Usted podría perfectamente grabar con la orquesta de Hugo Urrutia Marulanda. Jorge Moucheron se encargaría de los arreglos. Inclusive podemos pedirles que compongan una balada original a Quico y Caco. Grabar una balada de Quico y Caco con la orquesta de Hugo Urrutia Marulanda. Marita siente que el aire que respira se le hace dulce como el perfume que sube de su seno. A pesar la temperatura veraniega, viste un tapado de color limón a juego con el verde de sus ojos tapatíos. Marita se ahoga. Sírvase un vasito de agua, susurra Benito Camelot, con azuquitar, dulcecita, pasando un brazo por el hombro de Marita y la mano sobre el eléctrico nylon de las medias. Marita se desvanece sobre el diván. El agente se precipita a la mesa del escritorio, abre un cajón y extrae una caja de medicamentos.

—Esto le va a hacer muy bien, esto es lo que usted está necesitando— asegura, muy agitado.

Marita atisba el contenido de la caja.

—Sí, sí, sí —se reafirma—, éstos son de amplio espectro. Hay que tenerles mucha fe, sí, mucha fe, cierre los ojos y concéntrese en su efecto, ahí está el secreto.

—Mejor que no —dice Marita, haciendo un mohín—, una vez mi mamá me puso uno y se me puso la carne de gallina, como si hubiese tenido un choque alérgico.

—No se preocupe —replica Benito— yo le puedo hacer unas fricciones. Va a quedar como nueva.

Y uniendo el dicho al hecho, el locutor desenfunda el supositorio de su estuche de plástico e intenta abrirse camino entre las ropas de la cantante. Marita se desvanece y vuelve en sí sucesivamente. Mientras se debate con el tapado color limón y las medias nylon rumorosas, Benito Camelot le recuerda los peligros de una baja de presión, el amplio espectro del medicamento (que se deshace en sus dedos) y la batuta de Hugo Urrutia Marulanda.

7 février 2010

Tres canciones para no llorar en el aeropuerto

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Farewell

É branquinha / A neguinha / Moreninha / Todas você é

Andiamo via / Vamos embora

Transparente / Douradinha / Vamos dizer adeus

Nascer é partir / Voltar é nascer

Os pássaros de aço / Escapam nos céus / It's time to leave

No chão terracota / Os cães rastejam / C'est l'heure d'y aller

Passarinha / Asa branca / Borboleta / C'est maintenant / Ou jamais

Outras eram / Estrangeiras / As pessoas

Outros serão / Estrangeiros / Outros foram

Vamos embora

Branquina / Neguinha / Moreninha / Embora embora.

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Dezembro
Tão longe tão perto

A jacarandá abre / Cores azuis na neve / A flor gelada do ceibo

A rosa no zénite / A lua morena / Na noite longínqua / Do Norte

O anjo vermelho / Sonhando besteiras / A lúbrica nuvem

A lágrima pura do frio / No ápice ardente / A sal do deserto / A flor do rossio candente

A árvore nua / O mundo distante / A fruta na mão / Tão quente

A luz mais brilhante / Da estrela esquecida / Na tarde perdida do Sul.

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Crioula

Sua chiapaneca alemã
Tua cordobesa de Coyoacão
Minha japonesa de Sanã

Nossa lisboeta do Uruguay
Vossa filipina romana
E a matritense deles

E a matritense deles
E a chiapaneca vossa
E a iemenita nossa

E a lisboeta sua
E a catalana tua
E a bruselense de Atacama.

Pudahuel, diciembre de 1999

5 février 2010

El pez mareado

Hugo Claus (La Pena de Bélgica) murió en 2008. Antes de su muerte, el periodista Mark Schaevers había publicado un libro de entrevistas con Claus, Groepsprotret, y de ese material extrajo luego un monólogo para el teatro, De versie Claus. De ese monólogo, ahora traducido al francés, espigo estas palabras:

¿Vino hasta aquí para saber quién es Hugo Claus? Qué pregunta. No hay una definición, tal vez una adivinanza. De mí se ha dicho que soy un gigante de Flandes. Pero esa es una raza de conejos. Y yo prefiero los hamsters. Lo que yo soy, no me interesa. Soy lo que hago. Creer ser algo es una idea que tiene apenas doscientos o trescientos años, un fenómeno de moda, como el hulla hoop.

Me hubiese gustado ser un un anónimo pintor chino de antes de Cristo. Prefiero a los pintores anónimos. Cuando miro una bella estatua ecuestre china se me llenan los ojos de lágrimas. Me hubiese gustado ser guapo, para no encontrar resistencias, para ser simplemente.

Yo no soy un pensador, nunca pienso. Sentarme a pensar me resulta imposible. Cualquier pescador, cualquier campesino es más inteligente que yo. Mi cabeza es más un basurero que un ordenador. Sólo pienso en mujeres desnudas y, ocasionalmente, en el alcalde de Amberes.

No hay palabra más fea que pureza. En ciertos casos, nunca se es lo suficientemente sucio. La vulgaridad está junto a la vitalidad y el arte. ¿Cómo se puede apreciar a Velázquez sin haber visto cine porno?

Un día, tenía nueve o diez años, fui a comulgar junto a los otros muchachos. E hice polvo la hostia entre mis dientes. Esperaba que me partiría un rayo, pero no pasó nada. Entonces supe que en el altar no había nadie. Y me sentí orgulloso.

¿Quiere saber por qué escribo? Escribo por curiosidad, por orgullo.

Escribir canaliza mi energía. Si no lo hiciera, sería una forma rara en busca de sensaciones fuertes. Cuando estoy ocioso en un país extranjero, me encuentro horrible. Termino metido en baretos de mala fama. Y no es para eso que vine al mundo.

Permeke hizo una estatua para la tumba de su amigo el pintor Gustave De Smet con unos materiales que se degradan por la acción del aire y del agua. Es perceptible cómo esa estatua se descompone, algo más lentamente que el cadáver que está debajo. Eso es el arte, un proceso de descomposición del hombre, sólo que algo más lento.

Me gusta leer lo que no entiendo, me estimula. Me encanta el Scientific American. ¿Sabe usted que está demostrado que los peces se marean? ¿Que la mayoría de los cerdos duermen sobre su flanco derecho? Yo quiero saberlo todo sobre el virus del cáncer del intestino de la mosca tse tse, y también sobre lo propiamente venenoso en la araña peluda. Y cuando me canso de leer sobre esas cosas, leo poesía.

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Retrato de Siegfried Woldhek
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Sobre Claus, aquí mismo: 1, 2, 3. Y esto, que escribió un amigo de mi tío Pepe.

5 février 2010

El fantasma

En esta casa vivió durante años un animalito. Fue cachorro, adulto, envejeció, alcanzó una edad fuera de cualquier pronóstico. Hace unos días le llegó su hora. Se tendió sobre el costado y esperó. Cuando llegó su ama, lanzó su último suspiro. Desde entonces, en cuanto me acerco al lugar donde él vivía siento su llamada -era mudo pero sabía captar la atención- y su ausencia aumenta ese magnetismo. Ahora entiendo qué es un fantasma.

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Veo a diario este lugar, desde el mismo ángulo, yendo en la misma dirección. Sin embargo, nunca lo había visto así.

2 février 2010

Postales desde Yemen

Estupenda la serie de Postales desde Yemen que envía la corresponsal de El País, Ángeles Espinosa. En Time también hay una Postcard from Yemen, en la que el corresponsal cuenta una boda a la que fue convidado en el pueblo de Al Qaeda. Porque sí, hay un pueblo con ese nombre en Yemen, al pie de las montañas entre Saná y Taiz. Los aldeanos, pacíficos y hospitalarios, saben que no les resultará fácil obtener un visado con ese nombre estampado en el pasaporte. Pero qué remedio: la mitad de los prisioneros de Guantánamo son yemeníes, el propio Bin Laden es de origen yemení y numerosas son las bases yemeníes de Al Qaeda. Cuando el periodista se marcha del pueblo, el hermano del novio le da este consejo: 'Cúidese, que fuera de este pueblo hay mucha gente mala'.

1 février 2010

El pulso

Para saber cómo va la vida hay que echarle un vistazo a los cementerios. Hoy ha entrado en vigor en Bélgica una nueva reglamentación sobre éstos. A partir de ahora habrá en los cementerios una parcela abierta a otros ritos y religiones. Y aun otra para enterrar a los nonatos, siempre que se hayan malogrado a partir del día 107. Antes los arrojaban a la basura en los hospitales. Para ganar espacio para estos fines, las concesiones a perpetuidad, que duraban hasta ayer medio siglo (menuda perpetuidad), a partir de hoy durarán treinta años (salvo que el difunto haya sido alcalde de la localidad). La eternidad moderna será más breve pero más fluida.

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29 janvier 2010

Último día (nadie se enoja)

Diario de Uagadugú (y 6)

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Anoche el guardián de estas casas nos recibió eufórico. El país de los hombres íntegros (que eso significa Burkina Faso, nombre que le dio Tomás Sankara) será cada vez más grande, decía, levantado los brazos al cielo. El motivo de tanta efusión radicaba en que me había visto en el telediario. Pensé que los equívocos aumentan con la temperatura. Pero, por qué no, tal vez tenga razón. No lo digo por mí, sino por Burkina Faso.

En medio de la noche me despierta un zancudo (otro). La bestia comete un error (zumba), y deja flotando el desasosiego. Abro el libro y me sosiega seguir la historia. Para eso sirven las novelas, para desplazar la atención de sí a los demás. Esa ventana entreabierta sirve para quitarse el peso de encima, para ensimismarse. Así son también las horas que paso mirando por la ventana. Luego creí oír al muecín, pero era una mujer a la que le atizaban al alba.

Del museo mossi de Manéga, lo mejor es la sala con las lápidas, que los murciélagos han ido cubriendo con su rancio olor. Por lo demás, y a la vista de los cepos, no debería venir uno a África a riesgo de volverse feministo. Me cuenta I que en Senegal al momento del matrimonio civil preguntan a los contrayentes si van a casarse por la vía monógama o polígama, en cuyo segundo caso hay nueva pregunta: si restrictiva (dos mujeres como máximo) o abierta (entre cuatro y treintaiséis).

El y su novia no se habían concertado sobre el asunto y, a la hora de los quiubos, I optó por la opción 2b. Me explica la cuestión en sus grandes líneas, lo que me lleva a pensar que la poligamia y el divorcio son fórmulas similares: Cuando el asunto resulta insoportable, en tierras monógamas la gente se divorcia, mientras que en tierras polígamas el marido se busca una segunda mujer. La fórmula le interesa a I, que aprovecha para proponer otra, en forma de triángulo: Cuando un hombre toma una segunda mujer, que suele ser más joven que la primera, la primera ama al hombre, quien ama a la segunda. Y así sucesivamente.

De regreso de Manéga, la luz del atardecer enciende el paisaje. Unas horas antes, bajo el sol del mediodía, la tierra parecía maldita de tan árida, pero por la tarde los colores de la luz bendicen a los árboles esparcidos, a los ramos secos de mijo, a los zebus, a los burros pequeños que se mueven perezosamente y a los niños que saludan el paso del jeep con unos pasos de baile.

Último día, nadie se enoja. Ni siquiera me enfado al comprobar que he perdido el estuche de las gafas. En cada viaje me dejo algo atrás. Imagino la escena del niño que lo encuentra y lo guarda entre sus tesoros. O tal vez lo venda el lunes.

Los pasajeros del avión que me devuelve a Europa se han dormido y las películas corren mudas en las pantallas sin que nadie las siga. Debo de ser el penúltimo despierto a estas horas.

Hasta que me vence el sueño y me dejo llevar por el túnel que me trae de vuelta a través de la niebla.

 

28 janvier 2010

Ragú de perro rubio

Diario de Uagadugú (5)

Escucho en la radio la noticia de la muerte en un incendio de una de las esposas de un joven rey aldeano. El fuego se declara en unos pastizales y se viene sobre la corte de este rey. Mientras todos intentan proteger la arboleda sagrada, la mujer, madre de tres niñas y embarazada de seis meses, queda atrapada por las llamas. Cuando el joven rey es puesto al tanto del drama intenta matarse, pero se lo impiden. Pobre rey aldeano, ya no decide ni si vive ni si muere.

Hablando de poder de decisión, ayer estuve en el despacho de la máxima autoridad del Estado en una provincia. Qué comediante, qué zalamero. Cuánto debe de detestarnos por tener que conformarse con nuestra visita, él que se sabe ministrable y se sentirá relegado en aquel agujero. Cuando entrábamos a su despacho, en fila india y saludando como escolares obedientes, corrió muro arriba una salamanquesa (otra), se metió detrás de un mapa administrativo y se puso a dar chasquidos a su curiosa manera.

Ahora es el crepúsculo, asoma la luna creciente y vuelan los murciélagos. Mis vecinas cocinan: en el patio las pobres, las pudientes en la cocina. Huele a leña y a puré de mijo.

Le pregunto a E a qué sabían las presas de perro que se almorzó ayer. Dice que a carne de caza. Que es un sabor fuerte, que no necesita salsa, sólo un poco de sal y de picante. Le pregunto si se trata de cachorros o de perros viejos, y dice que todo perro en buen estado vale para un ragú, que del perro se come todo, que no se lo desuella sino que se lo pela al fuego, porque también la piel está muy buena. Los perros africanos son de talla media y rubios. No todos los burkineses los comen, hay que descontar a los musulmanes y a algún que otro tabú, e incluso a algún  renuente al plato. Me olvidé de preguntarle cómo anda el perro de precio.

También pude preguntarle si come también ratas, culebras u otros bichos por el estilo, contenidos en la rúbrica carne de caza. Lo dejé para más tarde porque se acercaba la hora de la comida. Pusieron conejo, y estaba bueno, mejor que la carne de esos pollos atletas que corren moviendo las patas como si pedalearan, y aquí llaman ciclistas.

Por cierto, si la vida de la gente es dura, hay que ver cómo es la vida de los animales. De un camión cuelgan por todo el borde exterior de la carrocería decenas de gallinas vivas, cabeza abajo. En otro camión se aprietan las vacas, y como sobran patas y cuernos, sus celadores las apisonan. Así con todo. Los animales corren libres por calles y caminos en plena divagation, provocando sustos y trastazos. Pero cuando les llega la hora, la peor es la hora previa. Suerte que tienen las salamanquesas de ser intragables.

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28 janvier 2010

Haikús burkineses

Diario de Uagadugú (4)

Sopla el harmatán
Polvo eres
Y polvo tragarás

Sopla el harmatán
Vuelan las gallinas
¿O son bolsas de plástico?

Sopla el harmatán
El bombero pirómano
El meningococo

Sopla el harmatán
Lleva polvo
Deja arena

C'est le vent qui souffle
Les nouvelles viennent
Proverbe mooré

Sopla el harmatán
Cuando se calma
El baobab todavía está ahí.

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27 janvier 2010

Todos los burkineses se llaman Ouedraogo

Diario de Uagadugú (3)

Uagá 2000 llaman a la ciudad moderna, un conjunto espacioso de edificios nuevos y en construcción, ministerios, embajadas, residencias. A su entrada campa una versión patosa y vagamente africanizante de la torre Eiffel. Y a su centro, el palacio presidencial. Muy cerca del cual vive ahora Dadis Camara, el ex mandamás guineano, a quien su rival le metió en diciembre pasado una bala en la cabeza. Camara convalece en Uagadugú, mientras el presidente burkinés, Blaise Campaoré, presume de mediar en la crisis guineana.

Después del almuerzo en casa de L, me asomo a la calle a dar un vistazo. En la acera de enfrente juegan unos cuantos niños. La niña más pequeña se echa a llorar desconsoladamente y los más grandes dicen que llora porque tiene miedo del blanco. Me acerco para decirle que no tiene que temerme (caigo en la trampa) y la niña sube el volumen de los gritos. Asoman unos cuantos vecinos a divertirse con la escena. Una de las niñas coge entonces a la pequeña y corre con ella hasta que ambas se van de bruces al suelo. Carcajadas, lloros, regañina. Algo he oído sobre el caracter burkinés, algo he leído. No sé cómo decirlo, ahora lo entiendo.

Ayuda al servicio una muchacha joven, casi una niña. Por sus formas se adivina que ya es madre. Mientras friega, toma a su hijo sobre la espalda. Asoma P, el chofer, y se embarcan en una conversación en moré. Para resultar seductora la niña enfatiza lo infantil de sus gestos y del tono de su voz. Tal vez la niña-madre sea sobrina de L o de su mujer. Con los debidos respetos, también la mujer de L parece su criada.

Por la noche, ceno con B y M, mientras los zancudos cenan en mis tobillos. B dirige un periódico de investigación. No es necesario ir a investigar muy lejos, dice, los casos flotan en la superficie, como la mierda. Al regreso, larga vuelta por esta enorme aldea, que tiene sin embargo un centro con hoteles, bancos y trabajadoras del sexo. No deja de ser notable poder caminar a oscuras sin que te asalten. Ya sé que no debería decirlo, que no hay que provocar a Murphy, pero en fin, lo celebro comprando una papaya a la vendedora callejera y poniéndola en el refrigerador para tomarla muy helada al desayuno.

Por la mañana, el despacho de Radio Francia Internacional es lacónico: en Chile ha ganado el millonario. Lo sospeché desde un principio. Veré si más tarde la capto nuevamente, a ver si dan los porcentajes. A quién le importa saber eso en Uagadugú. A mí.

Unas horas después, la luna nueva se empina en el poniente. De lo que me alegro. No sólo de eso me alegro. En cualquier lugar en que uno esté debería alegrarse, particularmente en África. Lo digo porque he estado mirando por el balcón a mis vecinos cómo comen, cómo se lavan, cómo viven. Y he recordado a M, el médico, quien rehúsa venir a buscar enfermos a África por miedo a contagiarse. (En fin, lo hizo una vez, y quedó curado de espanto). M debe de estar celebrando la victoria de su candidato en la remota Santiago. Ha trabajado duro para vivir en el mismo barrio que el candidato electo.

Antes, debatimos brevemente sobre la cuestión del laicismo. B, viejo pastor peul, me cuenta de la opción salomónica de su padre, quien tuvo diez hijos y una hija. Dividió a los niños, a la mitad los mandó a la escuela de los blancos, a la otra mitad a la escuela coránica. ¿Y a la niña?, le pregunto. Por cierto que no entiende la pregunta.

Los senegaleses cuestionan el concepto. Los Estados laicos han conseguido evitar unas cuantas matanzas, dice alguien. En fin, no sé por qué hablo de esto, habiendo tanto de qué hablar. Del equipo de fútbol local, los corceles de Burkina Faso, que ha sido  derrotado por el de Ghana, en la Copa africana que se juega en Angola. Muy justamente, por lo demás.

Todos los burkineses se llaman Uedraogó, salvo un comentarista de la tele que se llama Bah.

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26 janvier 2010

El dilema

Diario de Uagadugú (2)

En un muro bajo está pintado el retrato de una novia vestida de blanco. El trazo es ingenuo pero el resultado está bien conseguido. Alguien ha puesto a secar encima de la novia un trapo. La novia del trapo.

En la reunión de la mañana todos están conectados, menos yo. Luego vamos a comprar a un supermercado para blancos. Incluso las cajeras son blancas. Hace tiempo que no daba limosna. Me llevo la mano al bolsillo, sopeso las monedas y las doy.

A la hora de la cena, en el Gracias, alguien habla de una marcha de travestidos en Bombay, vaya tema. Los senegaleses cuentan entonces de un travestido que murió en Senegal y fue enterrado en su pueblo natal, pero el pueblo obtuvo que lo desenterraran y se lo llevaran lejos, a un eriazo. Les digo que al lado de los travestidos senegaleses los intocables hindúes son privilegiados, y se ríen de buena gana. Como son musulmanes, se ríen de la gracieta y no a causa de la cerveza, como yo. A propósito de la cerveza, me levanto a mear, abro la puerta del baño y veo que el cocinero se está duchando allí dentro.

Después del desayuno (té, galletas, mermelada), lavo la camisa y la tiendo en el balcón. Desde donde veo al vecino haciendo la colada. Es un buen ejercicio hacer la colada, hay que ver cómo trabajan los músculos. En Europa los gimnasios están llenos de máquinas, mientras que África es un gimnasio a cielo abierto, precisamente porque no abundan las máquinas. Tampoco hace falta la secadora. No ha pasado media hora y la camisa ya está seca.

También he visto que las salamanquesas son una familia extendida, una tribu. Anoche se paseaba por los muros del cuarto una pareja y se permitía hacer ruido cuando entraba y salía por los caños del aire acondicionado. Otro que hizo ruido fue el vecino (no el de la colada), que llegó tarde y dando voces, probablemente con mucha cerveza encima (ojalá se convirtiera al islam). Me quedo un rato despierto respirando el aire apestoso del difusor anti zancudos y sintiendo cómo se va instalando el dolor de cabeza. El viejo dilema de la canción de Veloso: el insecto o el insecticida.

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