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Camino de Santiago

10 août 2008

Ramiro, el inocente

Jorge Bravo me manda este chiste. Está bueno, tiene estructura, ritmo, desenlace. Dice mucho también sobre cómo es y qué hace reír a la gente hoy en Chile. Nótese la importancia de las marcas. Conducen en Ford Explorer, fuman Kool Light, van a bailar a la 49', y al viejo cuidador de autos, antes llamado Dele-dele, ahora lo llaman valet parking. A mi tío Pepe se le moverán las ternillas.

Alejandra: Ramiro, ¡te olvidas otra vez!
Ramiro: ¿De qué Alejandra?
A: ¡Hoy cumplimos cinco años de casados!
R: Pero querida, ¿cómo me voy a olvidar de eso?
A: Quiero que me lleves a ver un buen espectáculo y a bailar.
R: Justamente, ¡eso era lo que tenía planeado!
A: Bueno, quiero que me lleves a la 49'.
R: ¿Qué? ¿Estás loca? ¡Eso es un nigth club!
A: Ramiro, quiero que me lleves ahí y punto.

Y van....
Apenas llegan, el valet parking dice:
-Buenas noches, ¿cómo le va caballero? ¡Qué bueno verlo otra vez!

La mujer salta sorprendida:
A: ¿Qué dice éste? 'Qué bueno verte otra vez'... ¿Acaso has venido antes a este sitio?
R: ¿Yo? Pero, ¿estás loca? Le dicen a todos lo mismo... Estos lugares son así...

Llegan donde el portero:
-Señor Murillo... ¡qué gusto!
-A: Te dijo 'señor Murillo'... ¡Te conoce!
-R: ¿Ehhh? Y cómo no me va a conocer, si este tipo trabaja en el edificio de mi oficina, es el electricista.

Ya dentro, los recibe Alex, el gerente: ¿Cómo está, licenciado Murillo? La mejor mesa como siempre, ¿verdad?
A: ¿Éste también es electricista en tu oficina? Te voy a matar...
R: No, no, este señor es el que me vendió la Ford Explorer que te compré.
A: Ramiro, me estás...

En ese momento aparece la vendedora de cigarrillos:
-¡Mi Reeeeeey! ¿Te doy tu Kool Light?... La cigarrera se pone el habano entre los pechos:
¡Méteme la manita, mi amor, y saca tu habano, méteme la manita y saca tu habanito, como te gusta!

Alejandra está a punto de matar a su marido, cuando se apagan las luces. Ramiro y su mujer se sientan y empieza el espectáculo. Aparece una mujer sensacional y comienza a hacer strip-tease. Cuando se queda sólo en tanguita, se acerca a la mesa de Ramiro y, cariñosísima, le pregunta a toda la concurrencia:
-Y ahora, ¿quién me va a sacar la tanguita?
Todos los presentes gritan a coro:
-¡Se vive, se siente, Ramiro con los dientes!
-¡Se vive, se siente, Ramiro con los dientes!

Alejandra no aguanta más, sale corriendo y toma en un taxi. Ramiro la sigue y se mete en el taxi, la mujer empieza a pegarle y trata de arrojarlo fuera.
A: ¡Eres el hijo de puta y cabrón más grande de toda la historia!
Alejandra se saca un zapato e, histérica, comienza a pegarle a Ramiro en la cabeza.

En ésas, el taxista se da la vuelta y exclama:
-¡Mire que hemos llevado putas bien locas, don Ramiro, pero como ésta ninguna!

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8 août 2008

Zárate saluda desde la limusina

El loco Zárate era pequeño y escuchimizado, pelirrojo y con una cara cortada con serrucho. El color de su pelo era sospechoso. Hoy todo el mundo se tiñe el pelo pero, en esos años y en ese sitio por donde él aparecía de tarde en tarde, que un hombre se tiñese el pelo era la prueba concluyente de su insania mental.

Zárate iba vestido con traje arrugado y calzaba unos zapatos de otro tiempo. El lugar de sus apariciones era la Facultad de derecho de la Universidad de Chile, situada al borde del río Mapocho y al pie del cerro San Cristóbal, en un punto estratégico de la ciudad de Santiago, allí donde comienza, hacia el poniente, el centro administrativo, y donde terminan, desde el levante, los barrios de los ricos.

Se decía que provenía de una familia de notables, que vivía solo con su madre, que había sido un estudiante estupendo hasta que algo o alguien le había sorbido el seso. Unos atribuían su chaladura al exceso de estudio y otros al exceso de pajas. Como fuese, Zárate se había quedado detenido en una suerte de limbo y convertido en un estudiante eterno, en un ajado impúber.

Aparecía, digo, de tarde en tarde en la facultad y en cuanto llegaba se formaba un corro en torno a él para oír y celebrar alguna de sus desfachateces y comentarla más tarde entre risotadas. La primera vez que me acerqué yo también, me abrió su billetera para enseñarme una foto. Se trataba de un recorte de un envase de refrescos de donde había tomado el retrato de una joven artista. Me dijo, entonces, lleno de orgullo: ‘Es mi novia’.

Si bien sus apariciones eran intermitentes, no se perdía los grandes acontecimientos. En cuanto había una ceremonia que congregaba a un número significativo de notables, allí aparecía Zárate con su cara de pájaro y su terno gastado, y se colaba en las primeras filas para codearse con los mandamases.

En bodas y funerales hacía su agosto. Era muy fotogénico y conseguía aparecer en las fotos protocolares muy bien acompañado. Las carcajadas eran mayúsculas cuando descubríamos, en las páginas de la sección Vida social del diario, las fotos del funeral de una figura de la derecha más carca y a Zárate llevando el ataúd entre sus acongojados hijos y nietos. O en la boda de un prohombre de la progresía. A Zárate no lo detenían las barreras sociales ni las ideológicas. Si había ceremonial, él se frotaba las antenas y caía en picado a libar de esas mieles. La facultad era paso obligado hacia el camposanto, por lo que una mañana estábamos apostados en la acera esperando el paso del cortejo que llevaría al cementerio al presidente del Senado recientemente fallecido. Desde la tercera limusina, detrás del auto de la viuda y el del Presidente de la república, Zárate nos hacía un gesto de reconocimiento.

En esas situaciones protocolares los locos pueden hacer de las suyas en cuanto manejen un poco los códigos al uso. Los genuinos protagonistas de esos rituales podrán dudar de la calidad del personaje pero prefieren guardarse la duda para ellos y no enzarzarse en un ridículo incidente con un dudoso personaje que los cubriría de bochorno. Zárate aprovechaba esos intersticios y se movía como pez en el agua por esas peceras.
 
La metáfora amniótica permite tal vez entender ahora quién era el loco Zárate. Un espermio escapado del útero encolumnado de esa facultad, esa cueva donde se criaban los alevines de la patria. Un espermio que movía el rabo con mayor soltura que los tiburones.

8 août 2008

La extranjera

Habla con dejo de sus mares bárbaros
Con no sé qué algas y no sé qué arenas.
Reza oración a dios sin bulto y peso
Envejecida como si muriera.
En huerto nuestro que nos hizo extraño
Ha puesto cactus y zarpadas hierbas.
Alienta del resuello del desierto
Y ha amado con pasión de que blanquea
Que nunca cuenta y que si nos contase
Sería como el mapa de otra estrella.
Vivirá entre nosotros ochenta años
Pero siempre será como si llega
Hablando lengua que jadea y gime
Y que le entienden sólo bestezuelas.
Y va a morirse en medio de nosotros
En una noche en la que más padezca
Con sólo su destino por almohada
De una muerte callada y extranjera.

Gabriela Mistral

Mistral

Foto de Miguel Toledo

7 août 2008

El chiste más viejo del mundo

Parra

COMO TODO SER vivo, los científicos trabajan duro para salir en el diario. Los últimos en conseguirlo han sido un grupo de investigadores de la Universidad de Wolverhampton, quienes se dedicaron muy seriamente a desempolvar viejos chistes. El más antiguo que encontraron es éste: «Nunca se ha visto a una esposa joven tirarse un pedo sentada sobre las rodillas de su marido». Hace cuatro mil años, los sumerios se desternillaban oyéndolo. «El más viejo del mundo es un chiste flatulento», titularon los diarios británicos.

A propósito de ventosidades, el protagonista de la última novela de Eduardo Mendoza se llama Pomponio Flato, un romano con problemas gástricos a quien el niño Jesús le encarga desentrañar el misterio de un crimen injustamente atribuido a San José, su padre. El romano se encariña con el niño Jesús, lo llama Tito y le da uno que otro coscorrón cuando se tercia. Todo muy cómico. Supongo que incluso el cardenal Medina se desternillaría si se aviniese a leerlo en el seminario.

Los romanos, por su parte, contaban este viejo chiste: «Viajando el emperador Augusto por su reino, se encontró con un hombre muy parecido a él e, intrigado, le preguntó: ¿Sirvió alguna vez tu madre en palacio? No, Alteza, respondió el súbdito, pero mi padre sí». El chiste más viejo del mundo, según Nicanor Parra, es bíblico: «En un comienzo fue el verbo». Luego viene un chiste precolombino, el Descubrimiento de América, y así hasta llegar al bombardeo de La Moneda, que sería un chiste metafísico. Es verdad que la historia puede ser jovial, o jocunda, como la geografía. Un amigo algo disléxico llama Arabia Saudita a su amiga Laurita Sarabia.

El chiste, desde siempre, menoscaba a su manera al poderoso, de tal forma que abundan en la historia los chistes de faraones, reyes, sátrapas, dictadores y otros mamelucos. Claro que algunos mandamases no necesitan ser menoscabados por los chistes de la plebe porque se menoscaban solos contando ellos mismos los chistes. Recuérdese el caso de los llamados martes del almirante Merino, en uno de los cuales el mandamás marítimo llamó a los bolivianos «auquénidos metamorfoseados en humanos». Mezclar torpeza con impunidad puede provocar estragos y no sólo en el hígado. Nuevamente, fue Nicanor Parra quien escribió los mejores chistes de esos años negros y los llamó Chistes para desorientar a la policía: «Bese la bota que lo pisotea, no sea puritano hombre por Dios». El humor es siempre una forma de conquista personal frente a las exigencias de la realidad, una puerta abierta al inconsciente, un serio impacto entre la realidad y la idea que nos hacemos de ella. Ahora bien, los mejores chistes son los no simultáneos. Esos son los imprescindibles, como diría Brecht.

Si bien me río con algunos, confieso que en general desconfío de los chistes. Me pasa así desde el día que un compañero y amigo, en contra de su reputación y para sorpresa de toda la clase, se decidió a contar un chiste en una sesión de calducho escolar. Contó uno bastante malo, todo hay que decirlo. Mientras lo iba contando, el silencio de la clase se iba haciendo más y más espeso. Cuando terminó, la clase estalló en unas risotadas tan estrepitosas como desproporcionadas. No tardó nuestro compañero en entender que no nos reíamos del chiste sino de él. Años más tarde mi amigo se quitó la vida, por cierto que por otras razones. Con todo, cuando supe la triste noticia no pude dejar de acordarme del maldito chiste. Y no me hizo ninguna gracia.

Esto es todo, amigos, como dejó escrito en su epitafio el creador del Conejo de la suerte. Esta columna es la última de una serie que ha durado ya tres largos años. Les agradezco la atención, espero que hayan disfrutado y los tres años hayan pasado volando. No como una ventosidad, como un suspiro.

logocl 7 de agosto de 2008 PDF

6 août 2008

A Jaimito lo requieren sus padres

Los niños suelen ser mentirosillos. Algunos dejan las mentirillas atrás según van creciendo. Otros, en cambio, en lugar de dejarlas atrás las van poniendo por delante. Es verdad que vivimos de historias, pero algunos se recrudecen en la vivencia, al punto de que se hacen merecedores a un nombre muy feo. Mitómanos, llegan a llamarles. He conocido algunos y suelen ser graciosos e inofensivos para quien se los cruza sólo de manera esporádica. Otra cosa ha de ser padecerlos a diario. El más espectacular de los mitómanos que recuerdo obedecía al calificativo de Loco Zárate. Su espectáculo era tal que reclama espacio propio y le será concedido en los próximos días.

Ahora quiero recordar a uno llamado Jaimito. Como el amigo de Mafalda, pero con otro peinado y otras, cómo llamarlas, pulsiones. Cuando niño venía y te contaba que había hecho un viaje a la capital con sus padres y que, a su demanda, la familia había visitado el jardín zoológico. En medio de la visita, se había distraído entre la jaula de los loros y la de los tigres y escapado a la vigilancia de sus padres. Hasta que todos los altoparlantes del zoológico habían comenzado a llamarlo al unísono: 'A Jaimito lo requieren sus desesperados padres en la caseta de informaciones'. Lo suyo era la nombradía, el anonimato le sentaba fatal.

Dejé de verlo durante algunos años hasta que un día me detuve a presenciar la demostración de fuerza de un escuadrón de fascistas por la calle principal de Santiago, llamada antiguamente Alameda de las Delicias. Iban encasquetados y portaban linchacos, armas hechizas que manejaban con aparatosidad. Al frente de ellos, dando órdenes, iba Jaimito. Me pareció que estaba demasiado ocupado como para saludarlo y recordar sus aventuras en el jardín zoológico. No he vuelto a verlo desde entonces. Ahora me cuentan que vive a mil kilómetros de su casa natal bajo otra identidad. A decir verdad, ha cambiado de identidad varias veces, a causa de ciertos desfalcos que le ha ido propinado a la crédula gente.

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3 août 2008

La despedida de solteros

En la cama, de Matías Bize, muestra el encuentro de Bruno y Daniela en la habitación de un motel de Santiago de Chile. Tras el primer polvo, Bruno quiere preguntar '¿quién eres tú?' y la que formula es la pregunta chilena por antonomasia: ¿cuál es tu apellido? A la hora de responder, lo que aparece es el lenguaje de los jóvenes adultos hoy en Chile, cuyas 'etiquetas' serían 'amigos', 'familia', 'trabajo', 'crisis de angustia', 'calorías'. La infancia, la protección y el abandono, el divorcio, el deterioro de los padres. Se trata de niños crecidos, a quienes mueve la gana y el miedo de abrir la concha de la infancia y dejar entrar precisamente a un desconocido. Y el miedo y la gana de que ese desconocido se convierta demasiado pronto en un ser previsible. Bruno y Daniela tienen la edad exacta para dar un paso adelante en sus vidas. Dentro de una semana, ella se casará con su novio de toda la vida, con el que ha roto y recomenzado muchas veces y, por romper, él ya le ha roto a ella alguna costilla. Bruno, por su parte, se irá a hacer un doctorado (¡a Bélgica!). Se trata de una doble despedida de soltero. ¡Buena suerte para ambos!

1 août 2008

El desvío a Santiago

Este blog se llama Camino de Santiago. Ahora resulta que Cees Nooteboom, cuyos libros voy leyendo con admiración, publicó uno cuyo título supera la idea de camino: El desvío a Santiago. Los libros de Nooteboom son admirables desde el título: Las montañas de Holanda. Ayer por la mañana me pasé por la librería 'hispana' de Bruselas, que se llama Punto y coma, para comprar un ejemplar del Desvío a Santiago. Salí también con uno del Pomponio Flato, de Mendoza. Y, de regreso en Lovaina, como era día de recogida de papeles, me hice con un ejemplar de una guía 100% práctica, completa y actual para trabajar en Windows. En Bruselas, un centenar de indocumentados reclaman del Gobierno papeles para poder trabajar. El Gobierno no sabe/no contesta, está de vacaciones, por lo que un puñado de entre ellos se ha encaramado a varias grúas para hacer visible su reclamo. Como el tío de Fellini en Amarcord, aquel que pedía a gritos desde lo alto de un árbol una donna.

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Hoy es primero de agosto, temible día en las carreteras donde se cruzan los que vuelven desde julio con los que parten hacia agosto. Este lunes fue mi primer día de vacaciones. Tengo para las vacaciones un par de proyectos, pintar una habitación, escribir un manual de instrucciones. Pero el lunes me di vacaciones dentro de las vacaciones. Siesta en la hamaca, paseo por el campo. Sin embargo, o por eso mismo, acabó siendo un día híperproductivo. Andando por el campo se me ocurrió la idea de un relato, que ya escribí y cuyo resultado está por debajo de lo imaginado, pero ahí queda. También, con la naturaleza subida a los sentidos, escuché la cuarta de Mahler y me propuse, con la ayuda de los germanófilos de casa, traducir el Lied. A dos arbustos que han crecido espontáneamente en el jardín los pude reconocer, a la vista de sendos ejemplares crecidos en el campo. Y recordé los paseos que daban los protagonistas de los primeros relatos de Hesse, Peter Camezind, Hans Gieberath, Knut, que yo leía cuando joven. También recordé cómo, una tarde en una típica sesión de cine-club, durante una interrupción provocada por la inepcia del encargado de la proyección, un muchacho sentado delante de mí le contaba a otro muchacho sentado detrás de mí que prefería la lectura de Sartre a la de Hesse porque, en este último, había siempre un contenido homosexual latente. El caso es que a Hesse y a Sartre los leía yo por aquel entonces, a Hesse en un ejemplar de las Obras completas publicado por Aguilar, y a Sartre en los libros publicados por Losada que iba comprando uno tras otro en las librerías de la calle San Diego. El filme que veíamos era el de Fellini. Como el encargado confundía y desordenaba los rollos, lo que terminamos viendo no fue el sino una especie de veinticinco para las cuatro o a razón de catorce siete la media, como dice mi tío Pepe, a quien también le gustan mucho los paseos por el campo.

31 juillet 2008

Buena, bonita y barata

Nuclear

L
a energía nuclear, buena, bonita y barata, está en liquidación por fin de temporada.

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30 juillet 2008

Ratón con cola

Hola hola
Ratón con cola
Pluma en el rabo
Codo empinado.

Recuerda esta canción de borrachos:

El agua hace mal
El vino hace cantar
Esta es la consigna
Del Roto chileno
Empinar el codo
Y tomar a vaso lleno.

Que Daniel cuando pequeño cantaba así:

El agua hace mal
El vino hace cantar
Esta es la cocina
Del ratón chileno
Empinar el poto
Y tomar a vaso lleno.

28 juillet 2008

Llamadas telefónicas

No recuerdo cómo conseguí el número de teléfono de Jorge Amado estando yo en Bahía. Lo cierto es que lo llamé para pedirle una entrevista. Respondió un señor con una voz particularmente bronca, quien me dijo que don Jorge estaba en el extranjero. Entendí en seguida que se trataba del propio Amado y le llevé la corriente intentando ganar su simpatía.  Amado era una persona extremadamente simpática incluso cuando asumía el personaje del encargado de alejar a los intrusos. En un momento de la conversación intentó pronunciar algunas palabras en español lo que me hizo ver que tenía ganada la partida. Pronto admitió ser el propio Amado, me contó que se encontraba absorto intentando terminar su novela Tocaia grande, que no daba entrevistas pero que haría una excepción y me citó a su casa de Itapoã para una conversación de media hora. Finalmente pasé la tarde entera, deliciosa por lo demás, hablando con él y su mujer, Zélia Gattai, en la terraza frente al mar. Al anochecer, João, el hijo de ambos, me llevó de regreso a Salvador. La entrevista está publicada en La Bicicleta, en un ejemplar que no tengo conmigo. Hay un lector de la revista que firma Mayoneso y que va publicando en un blog uno a uno los números de La Bicicleta. Habrá que esperar a que publique ése para releer la entrevista que está dedicada principalmente a la relación de Amado con Neruda.

Sí recuerdo cómo conseguí el número de teléfono de Caetano Veloso. De paso por la ciudad, éste había alquilado un auto (um fusquinha preto), había salido a cenar con unos amigos y se lo habían robado subito presto. De esto me enteré por un suelto publicado en el diario local en el que se pedía ayuda para localizar el coche y se dejaba un número de teléfono. Me respondió una mujer, seguramente la empleada doméstica, quien me puso con un intermediario. A pesar de que el portugués que hablaba yo por ese entonces era correcto, éste, en cuanto advirtió mi acento extranjero, se pasó al inglés. Você está falando sem vontade, recuerdo haberle dicho. Pude haber insistido o haber intentado más tarde pero me dije, como el zorro, que las uvas estaban verdes. En cuanto llegué a Bahia me había comprado el cassette de su disco Uns, que acababa de ser publicado, y escuchaba con fruición esas canciones. Me gustaba particularmente Peter Gast. De haberlo entrevistado le hubiese preguntado seguramente por Gast, de quien yo ignoraba todo entonces y que fue, según me entero ahora, secretario de Nietzsche. Lo vi cantar a Caetano en el Castro Alves de Salvador y, después, lo he visto dos o tres veces en Bruselas, pero nunca le he oído cantar en vivo esa canción (como tampoco O homem velho, otra que me gusta mucho). De estos y otros asuntos sin gran importancia me voy acordando mientras descubro este blog, Obra em progresso, con canciones inéditas y viejas canciones dedicadas a Obama ('Sou um mulato nato, democrático no sentido lato do litoral'), a Ronaldo ('Três travestis'), la polémica con Castro e ainda mais...

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Escribiendo este mensaje se me ocurre crear una nueva categoría para este ya viejo blog. Y buscando una imagen de fusquinha, descubro este blog tan ingenuo como divertido, Gererê.

24 juillet 2008

Señales de humo

Amsterdam

E
n momentos en que algunas capitales europeas se hacen notar por razones bochornosas, Londres y su epidemia de navajazos, Bruselas y el sempiterno tira y afloja entre flamencos y valones, Roma y el racismo contra los gitanos, Amsterdam pedalea y envía humorísticas señales de humo.

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23 juillet 2008

La ola y el toro

Imágenes de la caída de una gradería en una plaza de toros colombiana. De pronto los espectadores caen haciendo la ola. Los toros quieren cargar. La cámara trata de captarlo todo pero, en esos momentos, todo resulta ser demasiado. Según otras imágenes, la plaza era 'portátil' y el torero estaba disfrazado de Superman.

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Otra fiesta. Dar de comer a los loros granos de sorgo durante tres meses en un templo hindú.

22 juillet 2008

Los ejes de mi rotación

Leo en La Nueva España esta columna, El cambio climático es anterior al hombre, de la que extracto estos párrafos:

Numerosos testimonios geológicos coinciden en señalar que la Tierra ha sufrido cambios radicales en su eje de rotación por razones digamos que no normales. Tierras que eran cálidas se volvieron gélidas, y viceversa. Tanto Alaska como la Antártida fueron regiones tropicales y, como prueba de ello, hasta se encontraron mamuts -animal vegetariano que existía en zonas muy calurosas y con mucha vegetación- en perfecto estado de conservación gracias a su hibernación. En las excavaciones arqueológicas realizadas en Londres se encontraron fósiles de elefantes, bisontes, leones, caballos, hipopótamos, mamuts y renos. En todos los casos, animales que nosotros solemos asociar a la África actual y al Polo Norte. Lo que era un mundo tropical se convirtió de repente en un infierno congelado, y al revés. Y así, por ejemplo, lo que era el Polo Sur estaba en el centro de lo que hoy es África, ubicada entonces en la Antártida que conocemos como tal.

O sea, que eso del cambio climático, que está ahora tan de moda, ya fue vivido en anteriores circunstancias, y por muy diferentes motivos, ya que la Tierra siempre ha estado en una evolución constante. Que no todo calentamiento es malo, y las leyes de la Tierra son ajenas a los tiempos del hombre.

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Su lectura me recuerda esta circunstancia que nos aconteció de pequeñines a mi primo Pepín y a mí. Estábamos alimentando a los mamuts del abuelo con mangos y chirimoyas cuando de pronto fuimos propulsados a la cima del Kilimanjaro donde nos atacaron unos espeluznantes aztecas metamorfoseados en astures armados de ejes de rotación y rocas de gran tamaño. Tuvimos que huir por el desfiladero. Oye, qué susto. Otra vez no la contamos.

Platybelodon

21 juillet 2008

La fiesta nacional

21 de julio, fiesta nacional belga. Desfilan las tropas. Llueve. La crisis política, etcétera. Fabiola lleva una pluma en el sombrero.

M
arie me cuenta que en un reciente viaje a Siria la gente le preguntaba si era ella flamenca o normal.

Leo a Nooteboom (Nogal) sentenciar: 'La vida es un cubo de mierda cada vez más lleno que tenemos que arrastrar hasta el final'.

El anticiclón no alcanza para todos.

20 juillet 2008

Varia (velo, pelo, peso)

'Elogio de la bicicleta', Marc Augé

Miro a veces el Tour, menos que antes, eso sí. Con tanto dopaje, la imagen del héroe se desdibuja.

Otro problema del Tour es su dramaturgia. Siempre es el mismo guión: la escapada, la persecución del pelotón, el sprint. Es un poco monótono. En cuanto un corredor gana una etapa decisiva, se acabó el Tour.

El Tour es un rito, y es difícil renunciar a los ritos, sobre todo cuando nos acompañan desde la infancia, como esos viejos amores que no queremos que acaben nunca. Tal vez es por esto que el público se mantiene fiel.

La bicicleta es humanista. Hay un lazo social que se vuelve a descubrir en bicicleta, la gente habla entre ella cuando se encuentra. Ámsterdam tiene una reputación de ciudad alegre gracias a la bicicleta.

Andar en bicicleta es una actividad total. Uno se sitúa en el espacio y se siente ligado al tiempo. Se vuelve a ser niño. Es un relación muy fuerte a sí mismo, una prueba de la existencia: pedaleo, luego existo.

(Para Óscar Freire, cruzando la meta.)

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Pour finir, mon oncle est passé dignement devant la porte du coiffeur qui pue et devant le salon peint en lilas-orange appelé désormais 'Hair-bio' ou une autre sornette du style. Il a été très bien accueilli chez un troisième coiffeur, d'après ce qu'il me raconte. Un jeune homme lui a passé avec vigueur un shampooing, opération inutile car il l'avait déjà fait, comme chaque matin, sous la douche, mais enfin le rituel est ainsi fait. Le coiffeur a jeté un coup d'œil sur la couverture du livre que mon oncle portait et s'est mis à lui parler en espagnol, langue qu'il étudie avec beaucoup de motivation. Mon oncle lui a conseillé d'aller prendre l'apéro le dimanche au Centre espagnol de  la ville. Voulez-vous que je vous fasse les cils ?, lui a demandé à la fin le coiffeur. Pas du tout, s'est empressé de répondre mon oncle, je préfère les porter longs.

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El hueso del albaricoque/el cuesco del damasco es por fuera la más porfiada de las almejas, por dentro la más amarga  de las almendras.

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Arcadi Espada celebraba hace poco los avances de la traducción automática. Qué rápido se va por esa autopista! Internet está lleno de ejemplos tomados del futuro. El convertidor de la modernidad es uno de ellos. El sol peruano se llama allí 'Solenoide Peruano de Nuevo', el real brasilero 'Verdadero Brasilero', la moneda coreana 'El Coreano Ganó' y el peso argentino 'Argentino de Peso'. También hay una moneda muy bien cotizada llamada 'La Derecha Especial Del Dibujo'.

17 juillet 2008

La raya a la izquierda

Peinado

S
e comienza por no querer ir a la peluquería y mira cómo se acaba, me dice mi tío Pepe, mostrándome el diario donde se cuenta de un señor que llevaba el pelo de tres metros de largo.

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16 juillet 2008

Tres días en Amsterdam

La gente se mueve por la ciudad en bicicleta, con una mano en el móvil y la otra en el paraguas.

El tipo medio que campa entre la fauna urbana es atípico en sus formas. Grande, colorido, razonable.

En el Vondel, poesía en el parque. Cien postes naranjas señalan el nombre de un poeta y un número que marcar con el móvil para oír uno de sus poemas. 0,25 el minuto.

Por la tarde, siesta en el Hortus botanicus.

Al anochecer, Smetana, Richard Strauss, Brahms, los últimos románticos, en el Concertgebouw. La Orquesta nacional de Bélgica, flamencos, valones y extranjeros al unísono.

Los holandeses hablan en casa sus dialectos. Fuera de ella hablan la lengua común y nadie hace cuestión de esto. Suelen ser políglotas y tampoco hacen cuestión de esto.

En los lugares consabidos hay turistas españoles. Me doy de cara con dos autobuses cartagineses. No digo más por el amor que le tengo a Murcia.

Al tercer día me duermo en Amsterdam y despierto no en Lisboa, como en el relato de Nooteboom, sino en casa.

Amsterdam

11 juillet 2008

El ojo del fotógrafo (2)

10 juillet 2008

El planeta de los signos

Ingrid Se ha movido cielo y tierra, se han desplegado ejércitos, despegado aviones, helicópteros, desembolsado millones para que esta foto fuese posible.

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9 juillet 2008

La peluquería

Anteayer mi tío Pepe fue a cortarse el pelo. La peluquería donde suelen trasquilarle se había mudado. Muy cerca, por suerte y, además, unas huellas en el suelo lo llevaron muy fácilmente hasta el nuevo local. Eran las seis y media de la tarde y como en la puerta indicaba que recibían de 9 a 19 la franqueó. Le cortó el paso el peluquero, explicando que por ese día ya había terminado, que el aviso marcaba que se cortaba el pelo hasta las siete pero que, en los hechos, debían terminar media hora antes para poder cerrar a la hora indicada. Pura lógica. Pepe le dijo que volvería al día siguiente a las seis, lo que al peluquero le pareció bien, muy bien. O eso le pareció a Pepe.

Ayer Pepe dejó de trabajar más temprano y llegó a la peluquería sobre las cinco y media (a veces puede ser  muy prudente). Esta vez fue una peluquera la que le cerró el paso explicando que ese día, excepcionalemente, el peluquero había debido partir más temprano y que ella misma ya estaba disponiéndose a cerrar. Pepe le dijo todo lo que vengo de exponer. En ese momento echó una mirada a la nueva peluquería por dentro, pintada como estaba de colores lila y naranja y amoblada con unos sorprendentes sillones. Si le hubiesen acogido, sentado en uno de esos sorprendentes sillones y cubierto con el delantalillo de los trasquilados, tal vez le habría dicho hipócrita e irónicamente a la peluquera: 'Pero qué lujo de peluquería!'. Pero como ésta le cerró el paso, tentado estuvo de decirle: 'ué local tan horrible!'. A todo esto respondió la peluquera con una expresión difícilmente traducible y que oficia de excusa cuando las secuencias se han descoordinado: C'est malin !

Por lo pronto, Pepe ha decido dejar que le crezca el pelo.

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