Cuánta vaca suelta corneando fuera de la medialuna...
Warhol
Las vacas patagónicas pueden irse preparando, los suizos vendrán por ellas. Lo cuenta el diario Les Temps, de Ginebra: en 1930, una docena de ejemplares de la robusta vaca manchada de Friburgo cruzaron el océano hasta Punta Arenas, donde desembarcaron de la mano del cónsul suizo de la ciudad y fueron a dar a los establos de los colonos para engordar y multiplicarse. Sus hermanas helvéticas, en cambio, de ser el orgullo y el emblema del cantón de Friburgo, fueron menguando hasta ser remplazadas por un tipo vacuno más vigoroso, más carnudo, más lechero, la Holstein canadiense. En 1975, el último toro de raza friburguesa acabó en el matadero. Y ahora que los ganaderos suizos descubrieron que la vaca friburguesa se mantiene más o menos intacta en la Patagonia, es probable que inicien el trámite para llevarla e intenten reimplantarla en el paisaje alpino.
Esta historia recuerda otra similar, eso sí de otro signo. Cuando la epidemia de las vacas locas arreciaba en Europa, hace unos diez años, se dictó un embargo contra la carne suiza y, en particular, contra un famoso producto helvético, la deliciosa viande des Grisons. Los empresarios suizos develaron entonces un secreto que se tenían bien guardado: su producto estaba libre del mal porque en su fabricación utilizaban carne… argentina. No era la primera vez que el Cono Sur funcionaba como reserva biológica. Famoso es el caso de las cepas bordelesas preservadas de la peste de la filoxera, a fines del siglo XIX, y reimplantadas después en Francia, gracias a la cortina natural que conforman los Andes y el Pacífico.
La cordillera y el mar preservan de los males biológicos, pero no de los humanos. De Gilberte Van Erpe, por ejemplo, la señora Gil, la estafadora de los quesitos, quien ha sacado varias veces las alegres cuentas de la lechera frente a campesinos europeos y sudamericanos y a todos ha desplumado. En el caso chileno, la estafadora internacional consiguió esquilmar a más de quinientas personas, entre Coltauco y Peumo, entre las cuales se cuenta el propio alcalde peumino.
Es difícil comprender cómo una maniobra tan burda como la de la venta piramidal puede prender una y otra vez en el espíritu de la gente. La idea de que todos pueden ganar al mismo tiempo es una vulgar monserga, porque, en los hechos, la famosa pirámide hace que unos ganen lo que otros pierden. Que unos ganen mucho porque muchos pierden un poco. ¿Cuánto tiempo pasa la buena gente hablando con los vecinos o viendo la tele, sin que nadie se tome la molestia de enseñarles a precaverse de la gruesa, de la gordísima manipulación de una estafa como ésta de los quesos? Gilberte Van Erpe ya había estafado antes a belgas y peruanos y por ello había sido condenada y remisa y, sin embargo, no encontró obstáculo alguno para volver hacer la gracia en Chile. La semana pasada fue finalmente arrestada (maneada, habría que decir) en Marsella.
Ah, la vache!, dirían en su lengua sus víctimas. Cuánta vaca suelta corneando fuera de la medialuna.
Otro que tropezó con una vaca y metió el zapato en la torta (se casó con la hija del Rey, decíamos cuando niños) fue el presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien llegó este sábado 23 de febrero, apurado y ufano como siempre, al Salón de la agricultura, en París, repartiendo sonrisitas y apretones de mano a diestra y siniestra. Entre dos vacas de exposición, se dio de bruces con un visitante de tronío. 'No me toques, que me ensucias’, le espetó éste. Casse-toi alors, pauvre con, respondió el enervado Sarkozy. El País tradujo así el exabrupto presidencial: 'Pírate, pobre gilipollas'. En 'argentino' sería 'Rajá, perro', y en buen 'chileno': 'Córrete, pobre huevón'.
Torpe reacción la de Sarkozy. Burda, comparada con la fina ironía contenida en la respuesta de Charles De Gaulle a un manifestante que le gritó en su día: Mort aux cons (Muerte a los carajos).
'Vasto programa', le respondió De Gaulle.
28 de febrero de 2008 PDF