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Camino de Santiago

29 mars 2007

Melancolía de catador

La llegada del cata a Europa ya es una realidad por la vía de los emigrantes yemeníes y de los países del cuerno de África

Cata

Todas las drogas son malas pero algunas son pésimas. La peor resulta ser la heroína. La cocaína y los barbitúricos le pisan los talones. El alcohol está quinto en la lista y el tabaco noveno, y ambos son peores que el ácido lisérgico, el hachís y el cata. La apreciación, basada en tres criterios: los daños físicos, la dependencia y las repercusiones sociales, la hacen treinta miembros del Colegio de siquiatras del Reino Unido, en un estudio a cargo de la Universidad de Bristol, cuyos resultados acaba de publicar la prestigiosa revista The Lancet. Gente sobria toda ella. 

El estudio muestra que la peligrosidad de las drogas no se correlaciona con su aceptación legal, puesto que tres drogas legales, los barbitúricos, el alcohol y el tabaco, se encuentran entre las diez drogas calificadas como más peligrosas. Esto debería mover a las autoridades a variar su punto de vista sobre estas substancias y, lógicamente, a ilegalizarlas o a despenalizarlas a todas por parejo. "Hay personas que consumen drogas ilegales de manera controlada, mientras que otras tienen muchos problemas por su consumo de sustancias legales, como el alcohol o el tabaco", afirman sus autores. Pero las autoridades británicas se han apresurado a señalar que no tienen ningún apuro en hacer cambios en la clasificación legal de las drogas.

Estoy lejos de haber experimentado todas las drogas de la lista, Alá no lo consienta. Confieso, sí, haber masticado hojas de cata, en el lejano Yemen, y me animo por lo tanto a intervenir en este asunto, teniendo en cuenta, además, que la llegada del cata a Europa ya es una realidad por la vía de los emigrantes yemeníes y de los países del cuerno de África ­-Etiopía, Somalia y Eritrea (a orillas del Mar Rojo)-, presentes sobre todo en Londres. Y ya se sabe que la vía londinense es imparable en materia de penetración, como han dejado más que demostrado el régimen parlamentario, el fútbol y los Rolling Stones.

En el Yemen, la mayoría de los hombres adultos (y dicen que también algunas mujeres, pero de esto no doy fe), después del trabajo matinal y de la comida del mediodía se sientan a catar, es decir a masticar a dos carrillos las hojas tiernas de un arbolillo con aspecto de pitisporo, llamado catha edulis, hojas que compran frescas en los mercados (edulis significa comestible). El jugo de estas hojas los predispone a adentrarse en múltiples y alegres conversaciones, mientras beben té dulcísimo y escuchan la también dulcísima música del laúd. (Tal vez quepa recordar que la palabra droga deriva del árabe hatruka, literalmente “charlatanería”).

Cayendo la tarde, los catadores van volviéndose silenciosos y melancólicos. Aparte de las numerosas razones biológicas, metafísicas, existenciales y fenomenológico-culturales que asocian la llegada de la melancolía con la caída del día, hay otra razoncilla que va en la misma dirección, y que, en un arrebato de sinceridad muy de agradecer, los catadores yemeníes me confesaron: el cata disminuye el apetito sexual. No mucho, justo lo suficiente para sentirse decaído al ver morir el día.

No sé si los evaluadores británicos habrán tenido en cuenta esta última variable a la hora de juzgar a la hoja yemení, ni cuántos puntos más o menos habría que darle o quitarle, ni tampoco qué incidencia tendrá este detalle en el va y viene entre la explosión y la implosión demográfica. Lo cierto es que contando con que en el 2030 los terrícolas seremos (espero no faltar a la cita) ocho mil millones, un tal Lawrence Carnot, que circula por la Red con una tarjeta de presentación donde se lee “artista social chileno”, se ha hecho un nombre como promotor de una campaña contra el consumo de drogas en base a este único mensaje: “Deje la droga. Somos muchos y queda poca”.

logocl 29 de marzo de 2007   PDF

PS: En estas mismas páginas, Manojo con niña yemení.

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28 mars 2007

Gallego en el Caribe

Los diputados españoles debaten hoy miércoles 26 de marzo si la palabra "gallego" dejará de significar "tonto" y "tartamudo", titula el diario. Una moción en ese sentido ha sido presentada por un diputado del Bloque nacionalista gallego, argumentando, entre otras cosas, que "trasladar a gentilicios definiciones caracterológicas de deficiencias humanas no puede ser avalado por ningún diccionario, mucho más si es pagado con fondos públicos". Asimismo, compara este tratamiento con lo que acontece en el diccionario con la palabra 'catalán' y la palabra 'vasco', para las cuales no figuran alusiones de "carácter vejatorio o prejuicioso".

Ahora bien, como muestra el diccionario, son los centroamericanos los que parecen tener una verdadera fijación con Galicia porque llaman gallegos hasta a las lagartijas crestadas y a las aves palmípedas. Como se ve, el problema presenta variadas aristas. No sé yo si se enmienda corrigiendo a los lenguaraces caribeños.

Lagarto

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No es justo burlarse del nombre de la gente porque de eso no tiene la culpa, pero resulta que el presidente de Ruanda se apellida Kagame y el sistema de justicia en aplicación en ese maltratado país centroafricano se llama Gacaca.

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También titula el diario que ayer, martes 25 de marzo, "el caos en el aeropuerto de Buenos Aires mantuvo 'desaparecidos' 35 minutos los aviones en vuelo". Esa es una mala noticia. La buena es que aparecieron. Nadie sabe cómo, pero aparecieron. Los problemas de los vecinos suelen usarse como bálsamo frente a los propios. De manera que, en vista y considerando, que desaparezcan en Santiago de Chile unas cuantas micros, en seguida parece menos grave. A propósito, Transantiago parece ser sinónimo de Camino de Santiago o, si no lo es, no anda lejos. Agárrome, que me se caen los ministros.

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Como se ve, aquí no se boicotea a El País, como llama el Partido popular (aquél que le declaró la guerra a Irak). Al contrario, lo hacemos beneficiarse de nuestra cuota de pantalla.

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Cita del día (de Henry Fielding)

                   
GalegoCáseque tódolos médicos teñen as súas enfermidades favoritas

Por si no se entiende claro, aquí va en asturiano:

                   
AsturianuCuasi tolos médicos tienen les sos enfermedaes favorites

26 mars 2007

En el bolsillo interno del chaleco



Bagdad,  jueves 21 de marzo. Visita sorpresa del secretario general de Naciones unidas, Ban Ki-Moon, a la capital iraquí. Conferencia de prensa conjunta con el primer ministro local, Nouri Al-Maliki. Un obús explota estrepitosamente a unos cuantos metros del lugar.

Ban Ki-Moon se muestra rápido, presiente el obús y se agacha medio segundo antes de la explosión. Y saca también rápidas conclusiones, no tarda en guardar su discurso, como el hombre de la parábola de León Felipe, en el bolsillo interno del chaleco.

25 mars 2007

Y punto

Anoche se despidió de los escenarios, tras cuarenta años, en su Verges, Lluís Llach. Su ultimo espectáculo se llamó i. (y punto). Poco más puedo decir porque no estuve en Verges y las entradas estaban agotadas. Tal vez pueda buscar una canción para cantarla. No será Torna aviat (Vuelve pronto). No será Cine mudo (On puguem netejar el cor /De tanta merda i burreria feta nord). Será, por eso mismo, Una finestra al mar. Y punto.

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24 mars 2007

Haikús acomayinos

Durante su vida, en el Japón del siglo XVII, el creador del haikú, Bashō, viajó por muchos lugares escribiendo diarios de viaje puntuados de haikús. En el más célebre de ellos, Oku no hosomichi, Bashō decía: Aprende del pino desde el pino. Aprende del bambú desde el bambú. Un haikú es un poema breve, casi siempre de diecisiete sílabas distribuidas en tres versos, de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. El propio Bashõ, sin embargo, se saltó la regla cuando quiso.

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Jorge Bravo Cuervo escribió en Perú, en la región del Cuzco, estos Haikús_acomayinos, de recomendada lectura.

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23 mars 2007

La manguerita

Conversación entre Dios y San Francisco en el día internacional del agua:

-Francisco, tú que sabes tanto sobre la naturaleza y los jardines, ¿puedes decirme qué pasa con  las violetas, los cardos, los dientes de león y tantas otras plantas que yo dispersé por el mundo hace siglos? ¡No las veo por ninguna parte!

-Es verdad Señor, ya casi no quedan.

-Yo había pensado crear un jardín que se mantuviese solo. Con plantas que crecen en cualquier suelo, soportan la sequía y se multiplican a su regalado gusto. Con flores que atraen a las mariposas, a las abejas y a los pájaros. Esperaba, así, ver jardines por todos lados, pero ahora, junto a las casas, sólo veo rectángulos verdes.

-Así es la gente, Señor. Comenzaron por llamar maleza a las plantas, y luego las arrancaron y pusieron césped en los rectángulos verdes. Gastan mucho dinero y energía en abonos y desherbantes para mantenerlos.

-Ah, pero la lluvia de la primavera hará crecer el pasto muy rápido. Supongo que se pondrán muy contentos.

-Por lo visto, no, Señor. Apenas comienza a crecer el césped, lo cortan, hasta dos veces por semana.

-¿Lo cortan? ¿Lo guardan para forraje?

-No, no, lo meten en bolsas de plástico.

-¿En bolsas de plástico? Ah, para venderlo... ¿Es rentable?

-Al contrario. Tienen que pagar para que vengan a recogerlo.

-En fin, no sé si entiendo bien. Me dices que abonan para que el pasto crezca rápido, pero cuando crece lo cortan y pagan para que vengan a recogerlo...

-Sí Señor.

-Bueno, pero entonces estarán contentos en verano, cuando llueve menos y el pasto crece más lentamente.

-No me va a creer, pero tampoco. En verano sacan la manguera y riegan para que siga creciendo.

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Extractado y traducido de autor desconocido

22 mars 2007

La vida sentimental de los monos

Hay una relación entre la vida sentimental de los monos y la práctica del periodismo. Bien mirado, no deja de ser una buena noticia.

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La vida de los monos transcurre en lugares distantes y diferentes como son Uganda y las revistas científicas. En Uganda los monos viven su vida, incluida su vida sentimental. En las revistas científicas, los primatólogos publican lo que van observando de la vida de los monos. Desde allí, todos a una, primates y primatólogos saltan a las páginas de los diarios.

Por alguna razón, más o menos inmanente, a los científicos les apasiona poner a prueba sus métodos de observación sobre la vida sentimental de los monos. Si hay una materia privilegiada por la ciencia es ésta. Un estudio reciente, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Boston, concluye que las hembras chimpancés se aparean preferentemente con machos jóvenes. O dicho de otra manera, que los jóvenes chimpancés prefieren a las hembras maduras.

Esto, según los bostonianos, que se han trasladado hasta Uganda para ver las cosas de cerca, porque las chimpancés mayorcitas son socialmente dominantes, tienen acceso a mejor comida y están en mejor posición para elegir por quién quieren ser fecundadas. Las monas jóvenes también terminan por encontrar la horma de su zapato, pero tienen que ponerse a la cola.

Hasta aquí todo bien. En la naturaleza caben todos los gustos, dicen los franceses. El caso es que el periódico que da cuenta de este hallazgo titula la información de esta manera: “A los chimpancés les gustan maduras”. A mi tío Pepe su olfato le indica que este título lo puso un periodista joven (un ejemplar joven de sexo masculino). De haber estado de turno una periodista madura, el título hubiese sido éste: “A las chimpancés les gustan jovencitos”.

Supongo que la gente va al zoológico, al circo, se acerca a ver tocar al organillero y se queda mirando a los monos porque es imposible ver un mono y no mirarlo. La vida de los monos es un imán que atrapa a la mirada humana. Mirar a los monos y preguntarse por el sentido de la vida, incluida la vida sentimental, forma parte de un mismo movimiento. Se trata de un material de primera calidad y los científicos no se privan de reflexionar sobre ella. Y no todos los bichos alcanzan tanta notoriedad. Conozco un biólogo que estudia la vida sexual de las almejas y se encierra para ello largos meses en una isla deshabitada de la costa bretona, donde se aburre como ostra. De más está decir que los resultados de sus investigaciones no han sido publicados ni siquiera en la hoja parroquial de su pueblo.

Hasta hace algunas décadas todo ser bajito que anduviera por África comiendo plátanos era calificado por los primatólogos de chimpancé. Pero resulta que apenas se mira a un grupo de cerca se distinguen los matices, y los científicos detectaron la presencia de unos chimpancés morenos, de labios encarnados y miembros alargados. Buenos mozos, en una palabra. Elegantes, incluso. Estos viven, como los chimpancés, en grupos, pero son más serenos y sociables porque a las hembras se les reconoce su rol protagónico y fundan su estructura social en la negociación y no en la imposición.

Son los monos bonobos, unos adelantados de la revolución de las costumbres: el sexo para ellos es una vía relacional antes que reproductiva y no se privan de su ejercicio en la infinita combinatoria de sus formas. El primatólogo holandés Frans de Waal, autoridad en la materia, nos pone al tanto de uno de los secretos de la vida sentimental de los bonobos: éstos no resuelven a dentelladas el famoso triangulo freudiano, como hacen tantos otros animales, de chincol a jote y de ratón a león, es decir que no practican el infanticidio. La preeminencia las hembras provoca que la sociedad sea diferente, porque éstas no compiten tanto por la jerarquía y son menos territoriales. Eso limita la violencia. Si entre dos grupos de bonobos hay tensiones, el diferendo se resuelve en un alegre cachondeo, como dicen los peninsulares. A este estado de gracia, al que aspiran místicos y utopistas, los bonobos lo llaman fiesta.

Estas informaciones aparecen en la prensa durante la semana en que se celebra la jornada internacional de lucha contra la violencia de género. A mi tío Pepe le cabe la sospecha (todo le cabe) de que los científicos indagan en estos temas porque acaban por ser portada en los periódicos. Lo que, bien mirado, no deja de ser una buena noticia. Hay entonces una relación entre la vida sentimental de los monos y la práctica del periodismo. Mi tío Pepe se propone para ir a Uganda a profundizarla.

logocl 22 de marzo de 2007 PDF

PS: Más detalles sobre la vida sentimental de los gorilas ("mujer peluda" en púnico), de los orangutanes ("hombre de la selva" en indonesio) y de los monitos tití en nuestras próximas ediciones.

21 mars 2007

El árbol


 
Cuesta entender la pasión de alguna gente por las carreras de autos. Para qué sirven, aparte de meter ruido y provocar daños. Ahora bien, yendo a ver las carreras, alguno aprenderá para qué sirve un árbol.

20 mars 2007

Muera el Roto Quezada

El Tiempo de Bogotá informa que los cocaleros bolivianos exigen que Coca Cola en adelante se llame sólo Cola. Compartimos plenamente la exigencia. En esa misma línea, la ciudad de Loncoche debería pedir el cambio de nombre de la leche Loncoleche. El futbolista brasilero Kaká, quien por lo demás también se llama Leche (Leite), podría llamarse en lo sucesivo Pipí. La ciudad de Washington debería pedirle a Condorito que le cambie el nombre al perro. Que le ponga derechamente Washington Quezada. Y que Wladimir Putín sea rebautizado como Wladimirín. Y que Britney Spears desaparezca de mi vista. Y todos contentos.

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19 mars 2007

Angola, Angola...

Angola, Angola
qué pueblo formidable
pero no moriré de contento
porque sólo estoy aquí de paso
(RM)

Tantas veces se abrazaron el presidente de Angola, José Eduardo dos Santos y el líder de la oposición armada Unita, Jonás Sabimbi, en la capital de la vecina Zambia, a comienzos del mes de mayo de 1995, que el fin de la guerra parecía súbitamente próximo. Incluso se llamaron « hermano », rodeados por los mismos estados mayores de una guerra que dura más de veinte años y que fue calificada por el secretario general de las Naciones unidas como « la peor del mundo ».

Aquel día de los abrazos, los angoleños no se echaron a la calle a celebrar la paz, porque ya lo hicieron otras veces y la guerra acabó siempre por recomenzar. La gente salió a la calle, como cualquier día, caminó mucho, vendió o compró lo que pudo en medio de aquella permanente agitación de las ciudades africanas.

Como en Lubango, la principal ciudad del sur de Angola, que celebra al ganador de una carrera de coches por las calles perturbadas de la que fue una apacible ciudad colonial. Emulando las proezas mecánicas del ganador, los angoleños parecen vivir otra euforia, tal vez la mera posibilidad de tener algo que celebrar en medio de las ruinas.

« Amigo, amigo »
Como en el mercado de Vale tudo (nombre de una telenovela brasilera), en las afueras de Luanda, donde los vendedores son mayoritariamente zaireños, o más bien angoleños que un día huyeron hasta el vecino Zaire (hoy Congo) y luego regresaron en busca de mejores días. Uno de ellos comienza a hacer sonar una marimba, su vecino agrega un corno y el de más allá unas maracas. Un comprador rozagante, probablemente funcionario de una de las múltiples agencias de ayuda de emergencia, se contagia y comienza a bailar. Los zaireños lo rodean y bailan con él al grito de «amigo, amigo».Un perro comienza a ladrar al ufano funcionario. Un pequeño rengo, con una pierna tocada por la polio, tropieza y cae, en medio de las risas de la banda de niños.

Al fondo de la escena, el sol se hunde en el Atlántico. Las islas estiradas de la costa luandense y el perfil barroco de los baobabs desaparecen hasta el amanecer. En los charcos de las inmediaciones los temibles anofeles, cuya mordida transmite el paludismo, despiertan con hambre.

Un poco más lejos, junto a la playa donde duermen decenas de huérfanos de guerra, a poca distancia de donde los bebedores de cerveza orinan el excedente, un grupo de músicos caboverdianos sentados en círculo, bajo una acacia florida, cantan mornas y coladeras, y el sentimiento indecible que despide esa música unta con un bálsamo imaginario la piel de la ciudad costrosa.

Ni una humilde prótesis
Vista desde la altura del altiplano central del país, la geografía angoleña mostraría los gruesos costurones de las trochas ferroviarias que acarreaban antiguamente las riquezas mineras y agrícolas del interior hacia los puertos costeros y las metrópolis coloniales. Angola siempre ha abierto sus venas frente al océano.

Hoy, con los ingresos de la extracción del petróleo submarino, que explotan las multinacionales, el gobierno financia la guerra, mientras que el comercio de diamantes que la Unita trafica por el vecino Zaire sirve a la misma tarea. Los angoleños esperan, refugiados mayoritariamente en la franja costera, la llegada de siete mil cascos azules prometida por las Naciones unidas, lo más claro del tiempo privados de agua y luz.

Angola no escogió como vecinos a la agresiva Sudáfrica del apartheid ni al Congo de Mobutu, ni tuvo suerte dejándose enzarzar por la guerra fría que norteamericanos y soviéticos libraban por procuración sobre su tierra rojiza. El apartheid parece ahora agonizar y el desenlace de la guerra fría se juega de otra manera y bajo otros cielos, pero las venas de Angola siguen bien abiertas.

Como las manos de esas decenas de reclutas jóvenes inválidos que mendigan al paso de los autos en las calles de Luanda, con boina y uniforme de camuflaje. Pasan, sin apenas disminuir la velocidad, camiones cargados con ayuda alimentaria, autos humeantes, motos atronadoras, omnibuses maltrechos, y los reclutas inválidos apuran el paso de la única pierna que la explosión de una mina les dejó, apoyados sobre muletas, en pos de algunos kuanzas archidesvalorizados. El ejército prefiere dejarlos mendigar en uniforme, falto de poder asegurarles una cura de rehabilitación, una pensión de invalidez, una humilde prótesis.

Nada está perdido
En el museo de antropología, o senhor José Teca, tan pobre como elegante, se ofrece para mostrar las salas donde la cultura agrícola ombundu, las armas bacongo o la metalurgia chokwé esconden sus secretos. Una fragua en arcilla reproduce las formas de un cuerpo de mujer ardiendo por dentro, por cuya vulva se derrama el metal fundido. En la cultura chokwé, la mujer no puede ver el fundido del metal, tal como el hombre no puede presenciar el nacimiento de un niño, porque el niño, al nacer, es como hierro fundiéndose.

Al despedirnos, José Teca nos cede un ejemplar de una monografía sobre la evolución de los tronos lunda-chokwé, luego de explicarnos, impulsado por nuestras preguntas, las virtudes profilácticas de la circuncisión, tradicionalmente practicada entre los pueblos africanos.

Angola es un país minado por todas las corrupciones, grandes y pequeñas. Cuentan que una víctima de una inundación salvada de las aguas por un policía en servicio debe, desde entonces, abonarle cada mes quince millones de kuanzas, el salario de un profesor de escuela, el precio de siete cervezas y media. Pero José Teca nos dedica una hora de su tiempo sin intentar vendernos nada, menos aún su monografía.

Desde Bruselas, una ciudad al abrigo del paludismo pero no de la saudade, una postal dirigida al museo de antropología de Luanda, porta esta leyenda : Nada está perdido.

junio de 1995, publicado por La Epoca y la Revue nouvelle

17 mars 2007

Electroencefalograma

Tome asiento. Voy a ponerle gel en la cabeza y esta malla que la cubre y se ata al mentón. Y estas pinzas en las muñecas. Durante tres minutos cierre simplemente los ojos y relájese. Ya está, puede abrir los ojos. Cierre nuevamente los ojos. Durante los siguientes tres minutos, respire con fuerza por la nariz o la boca. Siga respirando. Continúe. Puede abrir los ojos. Cierre nuevamente los ojos. Durante los próximos tres minutos, una luz se encederá y apagará velozmente. No abra los ojos. La luz será más rápida ahora. Sólo quedan quince segundos. Ya está. Sus resultados son normales.

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La imagen es de Nucleus

16 mars 2007

Noticiero crónico

Título de una canción en boga hace treinta años. Las noticias entonces eran malas y, como el noticiero es crónico, las noticias empeoran.

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Vean si no el estado en que quedó Morgan Tsvangirai, líder de la oposición zimbabuense después de organizar una manifestación en contra del regente Robert Mugabe. Por fortuna la democracia y los buenos modales van de la mano.

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Este es el estado en que se encuentra Khalid Sheikh Mohammed, quien, tras un periodo de tres años en la prisión de Guantánamo, acaba de confesar que fue él quien planeó los atentados del 11 de septiembre en Norteamérica, quien mató con sus propias manos al periodista norteamericano Daniel Pearl y, ya puesto a confesar, confesó también el asesinato de Abraham Lincoln y un sahumerio del peor efecto sobre Richard Nixon.

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Y este es el estado en que quedó el conjunto musical israelí Teapacks después de someterse a la hipótesis de que una bomba iraní  les cayese encima, tema con el que han incurrido en una canción, Press the buttom, que lleva todas las de ganar el festival Eurovisión. Es lo que tienen los países oprimidos, que enternecen.

15 mars 2007

Chirac, el gallardo chamorro

Si el lema de Lenin fue « dos pasos adelante y uno atrás », la divisa chiraquiana ha sido algo así como « un paso adelante, dos atrás, tres al costado »

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Apenas elegido
Presidente de la República francesa, en 1995, Jacques Chirac dio el vamos a una serie de ensayos nucleares en Polinesia, suspendidos durante la presidencia socialista de Mitterrand, a pesar de la oposición internacional. Un año más tarde echó pie atrás. Su larga presidencia ha estado marcada por este bamboleo singular. Si el lema de Lenin fue  « dos pasos adelante y uno atrás », la divisa chiraquiana ha sido algo así como « un paso adelante, dos atrás, tres al costado ». Los franceses salen de los doce años de chiraquía mareados, desconcertados, deprimidos.

Chirac derrotó a Lionel Jospin en 1995 con un programa cuya promesa principal era acabar con la “fractura social”. A los franceses les encantó la idea, y sobre todo el nombre de la idea, que señala de manera expresiva el abismo abierto entre las elites y la base de la población, brecha que, aun cuando grande, es incomparable con la existente en Norteamérica o en el tercer mundo. Pronto tuvieron que darse por desencantados. Chirac puso al frente del gobierno a su fiel lugarteniente Alain Juppé, quien consiguió movilizar a más de media Francia en su contra. Para salir de la crisis, Chirac creyó hacer una jugada maestra disolviendo el parlamento y llamando a nuevas elecciones, pero las perdió estrepitosamente, debiendo ceder el gobierno a los socialistas encabezados por su rival Lionel Jospin, con quien tuvo que cohabitar hasta el fin de su mandato, en 2002.

Los resultados de las elecciones presidenciales de abril de 2002 representaron una bofetada para toda la clase política francesa. Jospin fue eliminado en la primera vuelta y Chirac acabó siendo reelegido, en la segunda, con más del 82 % de los votos, tres cuartos de los cuales no eran votos suyos sino votos en contra del candidato de la extrema derecha, Jean-Marie Le Pen. Esta votación condenó a Chirac a arrastrar durante cinco largos años esta implacable paradoja: ser el presidente más votado y al mismo tiempo el más debilitado.

Entre los numerosos desaguisados de este quinquenio ha estado el rechazo macizo a la Constitución europea. Chirac, cada vez más parecido al monigote que lo representa en un programa de guiñoles en la televisión, consiguió que el electorado francés identificara el apoyo a la Constitución con el apoyo a Chirac y, como era de esperar, se los negara a ambos. De antología resultó ser aquel foro televisivo en que un Chirac muy gallardo creyó poder explicar las virtudes constitucionales a un conglomerado de jóvenes, pero acabó chamorro.

Según el cuentista político Guy Carcassone « la República francesa ha superado muchas pruebas, pero le faltaba la última, la más dura: sobrevivir a Jacques Chirac ». Lo ha conseguido, tal vez porque durante su último mandato el periodo presidencial se redujo de siete a cinco años. Ahora que perderá la investidura presidencial, Chirac puede ser perseguido por la justicia, con quien tiene viejas cuentas que arreglar, de la época en que fue alcalde de París y convirtió la alcaldía en un cuartel general de su partido.

A la hora de escenificar su adiós, Chirac, que ha hecho del oportunismo una seña de identidad, ha postergado el momento de dar su apoyo a uno de los dos candidatos derechistas en liza, el autoritario Nicolas Sarkozy y el centrista François Bayrou, quienes han prosperado a su sombra pero hacen campaña distanciándose de Chirac. Sarkozy lo ha gratificado con esta definición: « La gente se imagina que Chirac es muy tonto pero muy gentil. En verdad, es muy inteligente pero muy malo ».

Quizá el único haber político de Jacques Chirac durante estos doce años estribe en su oposición a la guerra en Irak. Pero aun ese capital simbólico no ha tardado en dilapidarlo corriendo tras una última y triste causa, la de vender tecnología nuclear francesa a algún país desaprensivo. Chile está en su lista.

logocl 15 de marzo de 2007 PDF

PS: Ni porque se llama Santiago...

14 mars 2007

Un hombre llamado isla

ESE ES EL nombre de la primera del centenar de obras de teatro escritas por el arquitecto y dramaturgo Jorge Díaz. El cepillo de dientes, El velero en la botella, Topografía de un desnudo son otros títulos representativos de una dramaturgia que retrata al hombre urbano y a sus contradicciones, impulsada a partir de los años sesenta por el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica y la compañía Ictus. La última pieza escrita por Díaz se llama Pájaros en la tormenta.

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Jorge Díaz murió este lunes 12 de marzo y esta fotografía, de León Cohen, tal vez sea su último retrato. Se le ve en el Tavelli de Santiago de Chile este enero de 2007 (la mesa del extremo del Drugstore era su oficina). El espejo del café nos devuelve también la imagen, al centro, de Roberto Merino, concentrado lector y, al fondo, de Jorge Olave, editor de La Nación.

12 mars 2007

Historias de cibercafé

Alegría caboverdiana. Al atardecer, después de un largo día sin electricidad, vuelve la luz, se ilumina el Bahia, se instalan los parroquianos a beberse unas cervezas y desde uno de los ordenadores súbitamente iluminados alguien envía este mensaje.

En el ordenador contiguo una mujer lo intenta pero no lo logra. Quiere responder a un mensaje pero no da con las teclas. Comienza preguntando cuál es la tecla de la arroba y acaba confesando que tiene un problema. Quiere emigrar a Portugal y no la dejan. Me niegan la matrícula y yo tengo todos los requisitos. El único problema es que no sé usar este jodido teclado. Ayúdeme a escribir esta carta a la Universidad de Minho y todo se arreglará. Ilustrísimo señor profesor:

En otro extremo del archipiélago, en Mindelo, los mozos  juegan uril sobre el mostrador, moviendo con destreza las piezas por los doce cuencos, mientras cuentan mentalemente. Las cuentas son semillas de uril. La madera del banco es de uril. También puede jugarse uril desde el ordenador del Bahia si vuelve la luz, pero a quién se le ocurre.

A dos pasos de allí, en el restorán, el cocinero cierra la cocina y se dispone a beberse el primer cuba libre del día. Llega un forastero desde Santiago. El cocinero cambia de opinión, está dispuesto a reabrir la cocina e insiste en que no sólo puede sino que quiere preparar cualquiera de los platos de la minuta. Salmón, pulpo, cachupa. El forastero acaba tomándose unos huevos duros. Está con prisa, dice, tiene que trabajar. Dice que volverá cuando tenga tiempo. El cocinero saborea el primer cuba libre del día y se ríe para sus adentros: el forastero dice que volverá cuando tenga tiempo.

En Santo Antão, entre Paúl y Sinagoga, el conductor de la combi recibe una piedra que ha rodado ladera abajo y le descoyunta el brazo. El mismo no sabe cómo consigue detener la combi y llegar al hospital sin desvanecerse. En Sinagoga vive ahora muy poca gente. Los judíos, que dieron nombre al lugar, emigraron lejos. Emigrar, emigrar, siempre se emigra lejos.

La ciudad se queda otra vez a oscuras. El mensaje queda trunco. Continuará. Comienza otro largo día sin electricidad.

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11 mars 2007

Domingo, primavera

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Para publicar en la sección Cartas al director de un diario como El País es necesario firmar con nombre y apellidos y debe constar, además del domicilio, el teléfono, el documento de identidad o el pasaporte. Coexiste al lado de esta sección, una de las más leídas, y con igual jerarquía, un reciente Foro digital. Si en la sección Cartas se expresa don Juan Rubio Moreno y la señora Carmen Chumillas, en el Foro digital lo hacen Talia666, ammu y THE BIG G. Publicar una carta al director equivale a hacer un trámite en un ministerio. Escribir en el Foro digital, a participar en un juego de roles. ¿Cuánto puede durar la coexistencia de THE BIG G con doña Carmen Chumillas?

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« Le salieron pecas con la primavera, escribió Rodrigo Lira,  o esta última logró que al fin me percatara ».

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9 mars 2007

Unos y otros

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Hay gente que no se va por las ramas.

Hay gente que se va por las ramas.


La imagen es de Chachi Verona

8 mars 2007

Adelante señora

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Un paso adelante para las mujeres, un gran paso adelante para la humanidad. El monito que avisa en los semáforos madrileños que se puede pasar o que hay que esperar es, desde hoy, una monita.

7 mars 2007

Ultravioleta ultraviolenta

¿Se puede reír de todo? A condición de que sea divertido, decía un humorista.

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Circula por internet un curioso documento filmado por una televisión local belga. A propósito de la iniciativa de apagar la luz cinco minutos para manifestarse contra el cambio climático, una señora se muestra escéptica. No somos nosotros los culpables del agujero en la capa de ozono, afirma. ¿Quién, entonces? La señora es asertiva y no duda en desplegar su teoría: los responsables son los cohetes y otros artefactos enviados al espacio. Además, agrega, quienes los lanzan ni siquiera se dan el trabajo de hacerlos pasar por el mismo agujero.

Aparte de mover a risa, el extracto despierta dos o tres preocupaciones. La primera es ésta: ¿Se puede reír de todo? A condición de que sea divertido, decía un humorista. De acuerdo, pero ahora en serio: soltar una memez frente a un micrófono en una calle de su pueblo, ¿lo condena a uno al eterno escarnio del prójimo en los computadores ajenos? Queda sembrada la inquietud, como dice Jota Eme, maestro de maestros.

La segunda inquietud que nos siembra la dama de los cohetes es que, por lo visto, entre la ciencia y la gente parece haber más de un puente cortado. Y como para construir un puente que se sostenga hay que llamar a un perito, le pido a un amigo ingeniero, al que no le falta sentido común, que me explique por qué un país como Chile está expuesto, como ningún otro, a las consecuencias ultraviolentas de la radiación ultravioleta.

El ozono, me dice, es una molécula compuesta de tres átomos de oxígeno que funciona como filtro solar evitando el paso de la dañina radiación ultravioleta. Chile, como  se sabe, al igual que Australia y Nueva Zelanda, está situado en una zona donde el debilitamiento del ozono es mayor que en el resto del mundo. ¿Por qué? Porque la menor temperatura en la estratosfera polar permite la descomposición de los gases que contienen cloro y la consiguiente destrucción del ozono. Así es como han aumentado grandemente los casos de cáncer a la piel y de cataratas oculares en los campos y las ciudades de Chile.

A pesar de que el uso y la emisión de gases clorados han ido disminuyendo, su concentración en la atmósfera aumenta, porque los gases emitidos años atrás siguen subiendo a la estratosfera. Entre los muchos efectos nocivos del exceso de radiación ultravioleta se encuentra la disminución de las plantas marinas, principalmente del fitoplancton. Todo lo cual se traduce en una mengua de la absorción de dióxido de carbono, que está acelerando el calentamiento global.

Resulta instructivo constatar que gases emitidos hace veinte o treinta años continúan hoy activos y agrandando el agujero de la capa de ozono. Sobre todo ahora, cuando las voces que proponen como solución para la crisis energética la construcción de una o de varias centrales nucleares, afirman, sin despeinarse, que ya se verá qué hacemos con los desechos que generarían esas plantas, teniendo como tiene Chile botaderos tan grandes como Atacama y la Patagonia.

Los abogados de la causa nuclear y otros adoradores del desarrollo “a la china” (300 millones de personas sin acceso al agua potable y 400 mil muertos cada año en razón de la contaminación del aire), pretenden ignorar un dato de base, y es que sólo queda uranio para diez o quince años, el mismo tiempo que llevaría construir una central nuclear. Las plantas nucleares emplean uranio como combustible y no hay sustituto para éste. No tener en cuenta este dato ultraviolento es un error de la talla del hoyo en la capa de ozono. O de la talla de los cohetes de la señora belga.

logocl 8 de marzo de 2007 PDF

PS: Entrevista de James Lovelock con los lectores de El País, ayer. Un lector pregunta:
«
¿Cuál cree usted que será el cambio más drástico que hará que los gobiernos cambién radicalmente sus políticas medioambientales? ». Respuesta de Lovelock: « Hubiera pensado que la canícula de 2003 fuera suficiente para ello, pero no parece haber sido el caso ». Malatesta pregunta (¿eras tú, Malatesta?): « Teniendo en cuenta el carácter predador y oportunista de nuestra especie, ¿es normal que nos autoextingamos, nos devoremos a nosotros mismos? ». La respuesta del inglés duele en el alma : « Somos como cualquier especie que se reproduce demasiado y se derrumba ». Y, a propósito de la energía nuclear, el padre de Gaia nos da la puntilla: « Tal vez usted ignore que la cantidad de cemento usada para construir la base de un molino de viento es cuarenta veces mayor que aquella usada para construir una planta nuclear entera ». 

6 mars 2007

Crónica del que vuelve a su pueblo

Había en Chile un poeta que se llamaba Jorge Teillier. En un poema describió ese momento, que han contado desde siempre los poetas, cuando un hombre vuelve a recorrer las solitarias calles de su aldea, como escribió Nicanor Parra. A Teillier sólo lo vi una vez y fue precisamente en casa de Nicanor Parra, en La Reina, donde almorzamos y pasamos la apacible tarde hablando. Le hablé de este poema. Le dije que tal vez cabría presentarlo como la crónica del que vuelve a su pueblo, porque el verso se siente mejor a lo largo de la frase, sin encabalgamientos. Teillier sonrió. Y yo tomo esa sonrisa, veinticinco años más tarde, por un asentimiento.

Notas sobre el último viaje del autor a su pueblo natal

Jorge Teillier

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1

En el pueblo donde algunos me conocen como el poeta cuyo nombre suele aparecer en los diarios, paseo por la calle Comercio, que ahora se llama Avenida Bernardo O’Higgins (como en Santiago). He comulgado con la tierra. Voy a la sidrería. Allí están los parroquianos de siempre y me saludan mis viejos compañeros de curso que sueñan con ser alcaldes o regidores o comprarse una citroneta. Ha cerrado el cine. Aún quedan afiches que anuncian películas de sepia. A lo largo de los cercos, las ortigas siguen hablando con su indestructible lenguaje. En el techo de mi casa se reúne el congreso de los gorriones. Pienso por primera vez que no pertenezco a ninguna parte, que ninguna parte me pertenece.

2
El viento trae olor a terneros mojados.

3
Kilómetro 662 a las cuatro de la tarde. En la calle Comercio los turcos y los españoles bostezan tras los mostradores. No hay un alma en la calle a la hora de la siesta, horadada sólo por el cuerno primitivo del vendedor de helados. En las afueras, los campesinos esperan las micros rurales. Tal vez me vaya a otro pueblo, cuyo destino voy a leer en la palma de sus calles.

4
Hay praderas manchadas de vacas y girasoles. De las cosas que puedan consolarme cuando vuelva a la ciudad enferma de smog. Viajaré en vagones de segunda atestados como los de las novelas sobre la Revolución Rusa. He visto las ventanas ciegas del Molino. Con su arruinado dueño he tomado un trago en cualquier cantina. Paso la tarde sin darme el trabajo de llegar ni siquiera al fondo del patio de la casa paterna.

5
El único hojalatero que quedaba en el pueblo fue buscar trabajo a Lonquimay. No ganó mucha plata pero contempló la cordillera. Él no tiene Leica ni Kodak, así que se dedicó a dibujarla para que sus nueve hijos la conocieran de verdad.

6
A los mapuches les gustan las canciones mexicanas del Wurlitzer de la única fuente de soda. Las escuchan sentados en la cuneta de la calle principal. Van a la vendimia en Argentina y vuelven con terno azul y transistores. Ha llegado la TV. Los niños ya no juegan en las calles. Sin hacer ruido se sientan en el living para ver a Batman o películas del far west. Mis amigos están horas y horas frente a la pantalla. Tengo ganas de que lleguen los ovnis.

7
Me cuesta creer en la magia de los versos. Leo novelas policiales, revistas deportivas, cuentos de terror. Sólo soy un empleado público como consta en mi carnet de identidad. Sólo tengo deudas y despertares de resaca donde hace daño hasta el ruido del alka seltzer al caer al vaso de agua. En la casa de la ciudad no he pagado la luz ni el agua. Sigo refugiado en los mesones, mirando los letreros que dicen No se fía. Mi futuro es una cuenta por pagar.

8
Si el futuro pudiera extenderse pulcramente como mi madre extiende las sábanas de mi cama. Miro la ropa puesta a secar en el patio. Han entrado ladrones de gallinas en la casa del frente. Voy a la plaza a leer el diario con noticias más añejas que las de San Pablo.

9
Solitario donde nunca he estado, solitario camino hasta el abandonado velódromo de tierra donde no aparece ni el fantasma del Campeonato de ciclismo de Chile del año 30. Hay caballos pastando en lo que fue cancha de fútbol.  Todos se interesan sólo por ir a ver los partidos profesionales a la capital de provincia, mientras yo pienso mordisquear una brizna de brezo.

10
Trasnochador empedernido, contemplo la luna, igual a la de 1945, enrojecida por la erupción del Llaima. La misma que miraba desde la buhardilla mientras leía como ahora Los miserables y el Almanaque Hachette.

11
Acuérdate que te recuerdo. Si no te acuerdas no importa mucho. Siempre te veré caminando sobre los rieles, buscando el durazno más maduro de la quinta.

12
Ya pasó el Rápido a Puerto Montt que antes se llamaba el Flecha del Sur. Voy de la estación al puente cuyos faroles dicen Fundición Dickinson, 1918. Ya no existe esa fundición, ni ninguna fundición. Confío mi memoria al río Cautín y a la Capilla de Guacolda. Afirmado en las barandas del puente, miro el cielo del verano que apenas sujetan los clavos de plata de las estrellas.

13
Hemos llegado a esta aldea en un Pontiac 40 por caminos que jamás serán pavimentados. Espantamos cerdos y gallinas. Los niños se asoman asombrados. En el negocio clandestino pedimos un pipeño y hablamos con el dueño y con un tractorista que nos asegura que Hitler está vivo, y con dos recién llegados que nos convidan charqui de pescado: son un estibador de Talcahuano y su compadre mapuche que lo trae al anca. Todos bebimos en la misma medida y volvimos, como nuestros antepasados, ebrios al pueblo que un día nos rechazará.

14
Día domingo de salida de misa. Las niñas se pasean con la moda recién llegada de Santiago, acompañadas por la banda del Regimiento, que toca cumbias. Los dueños de casa compran las primeras sandías y los diarios con las noticias frescas de los últimos crímenes. Camino por las últimas calles de este lugar de bomberos, rotarios, carabineros, jubilados, tinterillos y profesores primarios, allí los puñales del sol entran por las costillas de los pobres cercos de madera. Siento los estertores de las postreras carretas y locomotoras a vapor. Busco la paz tendiéndome en la pradera condecorada por los girasoles, contemplando el glorioso oleaje del trigo y los viajes infinitos de las nubes que van a llorar por nosotros.

Tomado de « Para un pueblo fantasma »

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