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Camino de Santiago

16 septembre 2006

Otro dieciocho de septiembre

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En uno de los innumerables blogs con los que se ha ido poblando el ancho mundo encuentro este comentario firmado por c.punto. El comentarista calibra, desde Chile, las vísperas de las fiestas nacionales que se celebran allí en torno al dieciocho de septiembre:

«Nosotros -dice-, que tendremos que mamarnos una lista de asados dieciocheros y múltiples carreritas al súper y matar, si fuera necesario, por la última bolsa de carbón o lata de cerveza...».

Se ve que el estado anímico nacional está condicionado por la gastronomía, por llamarla de alguna manera. El comentario  me saca un comentario:

El asado es un manera gaucha de cocinar la carne. Apareció por Chile hace menos tiempo del que puede parecer (la memoria es corta y la población es joven), apenas entrados los años sesenta, más o menos. Antes, a la carne asada se la llamaba parrillada, y se la consumía en restoranes techados, mayormente entre empleados fiscales. El consumo masivo de cerveza es todavía posterior y se disparó con la publicidad, que consiguió asociar aquel brebaje amargoso con la hombría y el fútbol. En cuanto al supermercado, fueron, más o menos por la misma época, los cachorros de la clase media ascendente, que se fueron a estudiar a Norteamérica, los que importaron e impusieron la costumbre de comprar carne, latas de cerveza y bolsas de carbón en unos galpones adornados de publicidad, a los que llamaron súper y luego hípermercados. Antes de eso, éramos todos clientes del almacén de la esquina, también llamado emporio. El carbón podía ser de piedra o de espino y se compraba en sacos o en almudes. Para las fiestas de septiembre no se bebía cerveza sino chicha, vino del año.

La segunda mitad de los años sesenta fueron, en Chile, los años de la democracia cristiana. Bajo esos refajos se introdujeron estas costumbres que hoy campan, el asado y la cerveza comprados en múltiples carreritas al supermercado.

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14 septembre 2006

El salvavidas salvadoreño

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Un habitante
de El Salvador introduce esta pregunta en Google :

¿En que consiste el trabajo de salvavidas en playas nudistas?

Google le propone como resultado un total de setenta y siete páginas. Este Camino de Santiago tiene el privilegio de ser el primero de esa lista de páginas variopintas, a causa de la patera que llega a la playa nudista.

Leo las setenta y siete largas páginas en una sentada. En ese interminable mar de palabras no flota ni un asomo de repuesta a la pregunta. (Una sola página me saca una sonrisa: Campamento de nudistas: Jamás se me ocurriría ir, me echan por minusválido).

¿Qué esperaba recibir el salvavidas salvadoreño como respuesta?  ¿Qué diferencia puede haber entre socorrer a un bañista con bañador y socorrer a un bañista en pelotas? Sólo él lo sabrá, si acaso.

12 septembre 2006

Uno de Jaimito

De pronto esta bitácora se me antoja tremebunda. Encuentro que está un par de gaseosas por debajo, como diría El Conejo de la Suerte.

En la escuela, para subirle el perfil a una jornada decaída, intentábamos hacer "calducho". Que consistía en que cada cual, hasta el más triste, contase un chiste.

Lo que sigue es eso, un chiste. Claro que con un amplio alcance pedagógico :

Jaimito pasa por delante de la puerta del cuarto de sus padres y no puede dejar de mirar por la cerradura. Al cabo de un rato, se aparta y exclama : "¡Jope!, y luego me dicen a mí que no me meta los dedos en la nariz".

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11 septembre 2006

Otro once de septiembre

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Durante algunos años
, felices años, la fecha 11 de septiembre fue perdiendo fuerza en mi calendario. Un año, incluso, me di cuenta de que estábamos a 11 de septiembre mirando la fecha de vencimiento en el envase de los huevos. Pero tuvo que venir Al Qaida y volver a poner el clavo en la herida. Ariel Dorfmann recordó en su momento que la asociación de un martes 11 de septiembre con aviones que atacan y defenestran ya la había patentado el gobierno norteamericano en Chile.

Hace unos veinte años, Manolo Canales me pidió un texto para un libro que estaba armando sobre la juventud chilena. Escribe sobre lo que quieras, me dijo. Me subí por el chorro, como se dice en Chile, y escribí unas cuantas carillas que valen, de valer algo, por las primeras líneas :

La primera imagen muestra a un muchacho de dieciocho años contemplando atónito, desde la plaza de su barrio, el bombardeo de La Moneda un martes 11 de septiembre de 1973. Lo que los rockets traían no era sólo una mortífera carga contra quienes resistían en la sede del Gobierno, sino unos sonoros recados que en la conciencia de aquel joven eran traducidos como unas débiles señales : Cuidado. Se acabó la juventud.

O más bien : La juventud no fue posible. Cada vez que puedas, vas a intentarla. Pero será a destiempo.

Si mantenemos la imagen en esa plaza de barrio, veremos cómo va despoblándose de jóvenes. Estos caminan primero en grupos pequeños, después en parejas y por último solos por las calles estrechas y van entrando en las casas que cierran sus puertas tras ellos.

De ahí no volverán a salir sino convertidos en adultos.


9 septembre 2006

Educación primero / al hijo del obrero

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Manifestación de estudiantes secundarios este viernes 8 de septiembre en las calles de Santiago de Chile. Los escolares re-reclaman la re-reforma del sistema de enseñanza. Esta vez deciden presentarse en pelotas y con el cuerpo pintarrajeado. A su manera, reinterpretan dos hitos visuales supermediatizados a escala local, los cuerpos pintados del fotógrafo Roberto Edwards y las fotos de los piluchos de Spencer Tunick.

Calato y pintado como un amazónico, un estudiante afirma : "The whole world has to talk about education because without education, there is no culture, without culture, there is no just society." (Lo dice en español pero, como los periódicos locales ignoran el evento, la transcripción hay que tomarla del sitio de Reuters. Además, tal vez así se entienda mejor).

La consigna que vocean los escolares viene de tan atrás, desde tan lejos, que por eso mismo mantiene intacta su pegada. No reclamaban otra cosa los estudiantes entre los años treinta y setenta : "Educación primero / al hijo del obrero". El hijo del obrero quiere ser ingeniero. Reclama movilidad social.

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7 septembre 2006

Grecia 907

 

La inminente publicación de «Declaración jurada» (Ediciones Universidad Diego Portales) pone de manifiesto la capacidad del mítico poeta para literaturizar las declaraciones judiciales, los currículum laborales y el peculiar género de las cartas abiertas.



Roberto Merino

A mediados de 1981 —el año en que murió— , Rodrigo Lira estuvo empeñado en darles un orden a sus trabajos poéticos. Por un lado agrupó, bajo el título de «Marginalia», los textos de juventud que no alcanzaron a ser divulgados en revistas ni en presentaciones públicas y de cuyo destino literario no estaba muy seguro. En otro montón quedaron los poemas cuya selección fue la base del «Proyecto de obras completas», a estas alturas los más conocidos por los lectores.

Fuera de programa, sin embargo, han subsistido otros escritos suyos de naturaleza ocasional. Estos son, en su mayoría, los que conforman «Declaración jurada», este nuevo libro póstumo. Aparte de un poema angustioso («Grecia 907») y de una aventura de escritura colectiva en la que nos embarcamos Lira, Antonio de la Fuente y yo en 1980 («San Diego ante nosotros»), lo que nos muestra «Declaración jurada» es la inclinación del autor por literaturizar los formatos funcionales: el de las declaraciones judiciales, el de las cartas al director, el de las cartas abiertas («relativamente abiertas», en su caso), el de los currículum de quienes buscan trabajo.

La intención de estos textos es evidentemente paródica, si bien están pensados para lograr propósitos definidos: en la carta al director de El Mercurio, Lira pretende rectificar un cúmulo de informaciones aparecidas en un artículo de Enrique Lafourcade sobre el panorama poético nacional del año 81; en la carta a Raúl Zurita, solicita de éste que le ceda su lugar en un recital a realizarse en el contexto del Segundo Encuentro de Arte Joven (1980); por medio de «Currículum vitae», en tanto, contestaba un aviso clasificado en que se ofrecía empleo en una agencia publicitaria. Por último, el trabajo que da título al libro «Declaración jurada» (1977) es a la vez la narración realista de un malentendido callejero y una forma de ponerse el parche ante las eventuales consecuencias que el episodio podría acarrearle en una época de omnipotencia policial.

Me da la impresión de que lo que resulta emocionante en estos textos es el modo en que se deslizan —por detrás del telón de fondo— las huellas de la vida: la del propio Lira y la del país en general. La cesantía, el agobio, la situación existencial de un tipo que se dedica a la poesía son los subtemas de estos constructos en los que Lira no abandona su permanente labor de bricoleur sobre la materia del lenguaje. Queda a su paso, como un sedimento, una imagen borrosa de la ciudad en la que todos rendimos por entonces nuestros huesos y nuestras energías.

Este sería, en principio, una especie de efecto poético ajeno por completo al que asociamos habitualmente a la lírica. Los textos delatan —por parte del autor— una necesidad que lo acompañó siempre: la de escribir y reescribir como fuera, al margen de las circunstancias pero con notoria atención a ellas. Son textos de emergencia, proyectados y realizados para exorcizar una realidad que siempre parecía ir a contrarritmo de los deseos.

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Grecia 907 (1975)

De repente
no voy a aguantar más y emitiré un alarido
un alarido largo de varias horas
previamente habrá que tomar precauciones-
habré electrificado mi balcón
cerrado la puerta con llave
(se me olvidaba que he de instalar una reja
en la ventana del baño)
sembrado mis paredes con amuletos fabricados
en noches de viernes a sábado
de tal manera que los tanques
queden atascados a varios cientos de metros de distancia
los pilotos de los jocker panthers
no puedan controlar sus lúpings y se estrellen
justamente encima de los camiones de soldados
que justamente habrán chocado con los tanques
que estarán atascados en el asfalto
que empezará a derretirse
a los pocos minutos
del alarido que emitiré cuando
no aguante más.

De repente
no voy a aguantar más:
ya no bastará con las pajas mías de cada noche
con los pitos nuestros de cada día
y cuando ya no basten los opiáceos
los sicofármacos
los tranquilizantes mayores o menores
las botellas de vino cerveza pisco o agua mineral.

Previamente
me habré mesado los cabellos y las barbas
las cejas, las axilas, los vellos pubianos
me habré dado largos baños de tina y extensas duchas
y cuando todo eso ya no baste
emitiré un largo y potente alarido.

Entonces
las ventanas del edificio Diego Portales
estallarán en varios miles de pedazos
llorarán las guaguas las monjas las doncellas y los ancianos
los profesores deberán suspender las clases
los teléfonos comunicarán con números equivocados
pero no importará porque nadie podrá hablar por teléfono:
mi alarido impedirá que se escuche
lo que tenga que decir la gente que llame desde Mendoza
desde Arica San Vicente de Tagua Tagua o desde las Antípodas
preguntando qué pasa
qué es ese zumbido extraño
que parece provenir desde Santiago de Chile
Y la gente que pasa por la calle Ahumada
tendrá que correr a refugiarse en los agujeros del Metro
y los niños que cantan en los micros
cantarán más fuerte que nunca
quizá si por primera vez con alegría
al ver que las ventanas
primero se trizan
las trizaduras se extienden por las carrocerías de hojalata
y el techo cae sobre los pasajeros
sin causarles daño alguno y permitiéndoles respirar
pues mi alarido hará que el smog se disipe
es decir se concentre en las oficinas públicas
por donde entrará a través de las ventanas rotas (...)

(fragmento)

7 septembre 2006

Algarabía magrebí

GORRIONES moros
Moreras, escombreras

Algarabía magrebí

Al crepúsculo la playa está vacía
Por la noche la lava la mar

Al alba canta el muecín
Mejor rezando que dormido dice


La gente asoma con el sol

Bilal tiene mal aliento
Malos recuerdos
Hanan escribe un verso
«Rey o mendigo te comerá el gusano»
Alal no es hijo de su madre
A su madre la vendió su hermano en el zoco
Aziz perdió la mano en la carnicería
Alí es mudo y dibuja su nombre en el aire
Nuredín quiere emigar a Italia
O en su defecto a «Newsland».

6 septembre 2006

Los Peumas de Andrés

Adolfo me manda esta invitación (peumas2_1). El viernes 8 a las siete de la tarde presentan en Santiago de Chile Los Peumas de Andrés, un libro de poemas de Jorge Bravo Cuervo, compañero y amigo de cuando entonces.

¿Habrá sitio en el vuelo de esta noche?

2 septembre 2006

Las cuatro partes del mundo

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En el museo de Orsay, en París, está esta espléndida escultura de Jean-Baptiste Carpeaux, Les quatre parties du monde soutenant la terre. Tal vez sea una variante en femenino de la Fontana dei quattro fiumi, de Bernini, de la plaza Navona, en Roma, donde cuatro ríos representan los cuatro continentes. El asunto es que la evocación de la escultura parisina permite dar noticia de cuatro mujeres, una europea, una asiática, una africana y la última americana. Las cuatro, a su manera, sostienen la tierra, o lo que va quedando.

1. Las congoleñas perdieron las elecciones

Bukavu, RDC, septiembre de 2006

Para hoy (para ayer, para mañana) se esperaban los resultados de las elecciones en el Congo. Cuánto más ha esperado un pueblo para poder votar, mayor debería ser el alcance de los resultados de éstas. Sin embargo, ya se sabe cómo y cuánto, a veces y en ciertos maltratados contextos, la realidad puede ir en contra de las esperanzas. Los congoleños han votado masivamente pero han acabado todos perdiendo las elecciones. Sobre todo las congoleñas. Muchas mujeres dieron el paso de presentarse como candidatas, reflejando, con ese gesto, la realidad de una sociedad que se mantiene en pie en gran medida gracias a ellas. Pero la votación se ha quedado muy por detrás de esa realidad y a la hora de votar y de contar los votos las mujeres se han quedado fuera del juego político. Mi candidata se llamaba Zita, vive en la región de Kivú, en el este del país. No fue elegida. Pero continuará batiéndose. Contra la adversidad y lo que se ponga delante.

2. Si Hu pudiera

Saigón, Vietnam, septiembre de 2005

He visto en sueños, en una revista ilustrada o en el cine la imagen de la mujer que fabrica esta silla que me sostiene. Se llama Hu la mujer y también la silla. Está en Vietnam, en una usina llena de mujeres como Hu y de sillas a medio hacer. La imagen de Hu, las mujeres y las sillas compone una figura llena de plasticidad, pero si Hu pudiera se escaparía de la imagen y volvería a casa.

3. La mayoría de los hombres son unos cerdos

Nueva Orleans, septiembre de 2006

La presentadora de CNN Kyra Phillips divulgó por inadvertencia unas cuantas verdades sobre su cuñada. Estas inesperadas confesiones fueron emitidas desde el baño, a través de su micrófono encendido, y pertubaron la difusión de un discurso de George Bush desde Nueva Orleans.

Phillips dijo que adora a su marido y cree que su cuñada quiere controlarlo todo, mientras Bush prometía desde Nueva Orleans que su país responderá mejor a cualquier desastre en el futuro, en el primer aniversario del desastre producido por el huracán Katrina. "La mayoría de los hombres son unos cerdos. Yo tengo mucha suerte en ese sentido. Mi marido es guapo y una persona cariñosa, un ser humano apasionado, compasivo y estupendo. Existen. Son difíciles de encontrar, sí, pero los hay por ahí", comentó.

Al fondo se oyó la voz de su interlocutora, no identificada, mientras Bush seguía su discurso, prácticamente ininteligible por la confusión de ruidos. Phillips continuó: "Los hermanos tienen que ser protectores, excepto el mío. Yo soy quien le tiene que proteger". "¿De veras?", le preguntó la otra. "Está casado, tiene tres hijos, pero su mujer quiere controlarlo absolutamente todo", respondió Phillips, sin pelos en la lengua. "¿Kyra?", se escuchó en ese momento. Era otra voz de mujer. "Sí, cariño", replicó la periodista. "Tu micrófono está encendido. Apágalo. Has estado en directo", le advirtió. Otra presentadora de CNN entró inmediatamente al aire para hacer un resumen apresurado del discurso del presidente. La cadena posteriormente emitió una declaración en la que explicó haber tenido "problemas con el sonido" durante el discurso.
 


1. Conversación con la vendedora de fruta

Guimarães, norte de Portugal, agosto de 2006

-Os senhores são de aqui ?
-Não, nós moramos na Bélgica.
-São naturais de ali ?
-Não, só o filho mais novo nasceu lá. Nós nascemos no Chile.
-No Chile, meu Deus !
-Muito longe...
-E estão bem na vida ?
-Não há queixas. Havendo saúde...
-E o pão de cada dia.
-E verdade. Que corra tudo bem com você.
-E com os senhores também.

24 août 2006

Fuera del sistema solar

Ahora resulta que Plutón ya no es un planeta del sistema solar. Que no es más que una piedra rodante que no tiene nada que ver con nosotros. Fuera de la familia, decreta la Unión astronómica internacional. Cambiaron los criterios.

Abusan de Plutón sólo porque es el último de la fila, es pequeño, vive muy lejos y no se encuentra a nadie para defenderlo. El hilo se corta por lo más delgado. Vayan a decírselo a la cara, a ver con qué cara vuelven.

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23 août 2006

Abecedario sumario

Este es el sumario de los temas que se irán tratando en los próximos días, en las siguientes semanas. A falta de orden, valga el alfabeto. Está claro que cualquier día el alfabeto se desordena y la realidad (o como se llame la cosa) viene y mete la cuchara :

Alcornoques desnudos
Almodovariana
Aspavientos
Bable
Conversación con la vendedora de fruta
Emigrantes e inmigrantes
Huesos
Nichos
Noticiario
Paisajes
Soneto
Toponimia escolar

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Villanueva, Asturias

23 août 2006

La catedral del peregrino

El punto G del pasajero, el punctum de la fotografía (el que atrapa todas las miradas), el arco del delantero, el seno del recién nacido, la catedral del peregrino, el televisor soberano en el rincón superior de la habitación del hotel.

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7 août 2006

Tres "afuerismos"

Viajar consiste en pasar de unos paisajes muy feos a unos magníficos paisajes, tras dejar atrás unos paisajes regulares y otros anodinos. Un paisaje feo no necesita por fortuna ser definido ni descrito. Un paisaje magnífico se escapa de las definiciones. Suele ser un lugar que era diferente y se dejó transformar por la acción conjugada de la luna, del viento, del paso de la gente.

Para acortar camino, viajar es andar fuera. Tras cinco días de andar fuera llevo escritos tres afuerismos y un cuarto que se queda fuera.

Aquel hombre es un lector empedernido. Donde pone el ojo pone el libro.
Aquel otro es un turista empedernido. Donde pone el ojo pone la cámara.

Aquel hombre es tan descarado que su cara es más grande que él.

Aquel hombre es tan frágil que resulta herido en una colisión con una mariposa.

2 août 2006

Nuevamente camino de Santiago

Allá vamos, nuevamente, camino de Santiago. Como los peregrinos, en Citroen Berlingo. Con escalas en Buffon, Illas, Barajas (donde se suma la Antonia), Cáceres. Por el camino portugués, Marvão, Coimbra, Barcelos. Esperamos ver Santiago desde el Monte do Gozo. Y rehacer camino rumbo a Covadonga. La tierrina...

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1 août 2006

La patera en la playa

Fue hace diez años (y dale con los aniversarios). Estábamos en la playa, nudista por añadidura. En El Portús, en Murcia. Le dije a la Negra, apuntando al horizonte : Mira, ahí viene una patera cargada de inmigrantes. Qué hacemos. Los inmigrantes bajan de la patera y se abren paso por entre los veraneantes desnudos. Qué haríamos. Alguno les tiende una toalla. Una botella de fanta. Otros los ignoran, entierran la cabeza en la arena. ¡Hay uno que llama al salvavidas! Nos reímos con la ocurrencia. Imaginamos una obra de teatro, en Avignon, en Barcelona, no sé dónde. La llegada de la patera a la playa nudista.

Diez años después, ahí está la patera desembarcando en una playa de Tenerife. Esta vez no es mi imaginación, no se trata de teatro. Son 88 inmigrantes subsaharianos que intentan abrirse paso por entre un centenar de bañistas, a la hora de la siesta, a las tres de la tarde. Al parecer, los veraneantes reaccionaron bien, intentaron ayudar, socorrer, compartir. La Cruz Roja hizo el resto, la Guardia Civil, el  hospital, el juzgado.

Cientos de inmigrantes llegan cada semana a Canarias. Suelen llegar de noche, o a zonas rocosas. Esta vez lo hacen a una concurrida playa. Dos mundos se encuentran cara a cara. Y comparten escenario.

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30 juillet 2006

Dinamita con dinamita

Durante este Mundial 2006 me divertí sobremanera (y distraje la tonta espera de los medios tiempos) escribiendo una bitácora, Pelotudísimo. El Mundial se acabó demasiado pronto para mi gusto. Y de qué impensada manera. Con un sonoro cabezazo de Zinedine Zidane sobre el esternón de un provocador de nombre Materazzi. Como es sabido, Zidane jugaba, por designio propio y de su propio sueño, sus últimos minutos sobre un terreno de fútbol.

Me propuse entonces cerrar Pelotudísimo escribiendo un comentario sobre ese gesto, su alcance, su semántica. Comenzaron a sucederse, sin embargo, unos textos interpretativos, algunos algo pasados de rosca para mi gusto. Y en la medida en que los leía iba perdiendo la gana de reaccionar.

Para unos, Zidane no es más que otra construcción de la mitología mediática, que crea Supermanes de supermercado y los pone a cabecear adversarios.

Para otros, Zidane sigue siendo un salvaje que sólo ha accedido a comportarse de civilizada manera para cumplir con las expectativas del propio sistema mediático (y de su suegra), y enriquecerse de paso, pero que en el postrer minuto no ha podido evitar volver a ser el de siempre, un genuino bárbaro de las montañas, un carnero metamorfoseado en humano que baja la cabeza y no duda en atacar. "Lo que conmueve en Zidane es su brutalidad", escribe Francis Marmande.

"El gesto de Zidane representa la intrusión de la pesada realidad en el juego", dice el escritor haitiano Dany Laferrière. Eduardo Galeano afirma, por su parte, que "esa loca embestida" fue, "aunque Zidane no lo quisiera ni lo supiera, un rugido de impotencia" contra los males del mundo y de la mundialización. O bien, según Philippe Corcuff, Zidane encarnaría la imagen de héroe contemporáneo que no esconde su fragilidad, como Marcos en el Chiapas o por el estilo, héroes "que llevan consigo unos abismos de rabia, de duda y de vergüenza que deben taponear cueste lo que cueste".

Javier Marías, con más tiento, lee el episodio desde el único terreno posible a posteriori, el de la ficción. El héroe cansado que conduce a los suyos a las puertas de la victoria hubiese escrito, de lograrla, un guión para un cuento de Disney, para un filme ramplón y adolescente. Con su gesto, Zidane dota a esta historia de una ambigüedad adulta y nos deja "un relato hondo, extraño, quebrado, rugoso, y no una historieta tan previsible" proyectándola al terreno de la obra de arte.

Otros medios, más apegados a los hechos, encargaron a unos analistas tradicionales (detectives privados y lectores de labios), unos informes sobre la cuestión. Por el lado de la televisión brasilera, estos analistas apuntaron como causa de la agresión el insulto barriobajero : "Tu madre es una puta jubilada pero tu hermana ejerce". El informe de la prensa inglesa se inclinó, por su parte, por el silogismo geopolítico : "Eres musulmán y todos los musulmanes son terroristas".

Tal vez, como afirma Las Mil y una noches, la verdad no esté en un único sueño (por más que el soñador se llame Zinedine) sino en varios. No en un insulto, sino en una combinación de insultos. Así, bien pudo ser que rebalsase la tolerancia de Zidane esta insolencia :

"Tu madre es una puta terrorista".

Ahí el provocador fue demasiado lejos. Ahí mezcló dinamita con dinamita. Y la bomba no le estalló entre las manos, sino en el pecho.

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30 juillet 2006

Swissair (cauda)

El sobrecargo (aquél que sirvió la cena a la mujer y al niño), desde que una brusca disminución de personal de la Swissair lo dejó en tierra, vive y trabaja en una isla griega. Una noche, tras varias copas de ouzo, le confesó a un isleño que había tomado esa decisión después de haber releído la historia de Marini en La isla al mediodía.

La azafata (aquella que recogió los restos de la cena) está casada con un químico industrial y vive en Basilea. Da algunas horas de clases de inglés para adolescentes pero no ha conseguido un trabajo estable. Últimamente le han ofrecido presentarse en las listas electorales por el partido de extrema derecha y se lo está pensando. El piloto del aparato se jubiló hace ya algunos años y se instaló desde entonces en una amplia casa a orillas del lago de Constanza.

De los numerosos pasajeros, que se dispersaron por Ginebra ese 29 de julio de 1986 o se embarcaron en alguna combinación aérea hacia otros aeropuertos europeos o incluso asiáticos, no se tienen mayores noticias. Se sabía que dos hombres solos, tocados con sombreros de vaquero, se dirigían a una plataforma petrolera en el mar del Norte. Una pareja con una niña en brazos seguía viaje hasta Bruselas. La niña llevaba en brazos una muñeca.

29 juillet 2006

Swissair (3)

Veinte años después, día por día, a pesar de la seudo desaparición de la Swissair, a pesar de la desaparición de la Sabena, de la Panagra y de la Panair (Saudades dos aviões da Panair), el cielo se ha ido haciendo pequeño. No sólo el cielo de Ginebra, donde todavía cabe un avión o dos. La mujer intenta decirlo pero el ruido de los aviones le impide darse a entender. El viejo entonces (o es el niño ahora) recuerda una vez más a Segismundo : Ah, mísero de mí, ay, infelice, apurar cielos pretendo. 

27 juillet 2006

Swissair (2)

Al día siguiente, en Plainpalais, en el cementerio de los notables de la ciudad, entre el Ródano y el Arve, la mujer busca la tumba de un muerto en esa primavera. La encontrará un poco más allá de la tumba de Jean Calvin, le indica el funcionario municipal. Le cuesta dar con la cruz que la señala, la madera está aún fresca, pero la placa metálica ha desaparecido. El célebre muerto al que el cementerio de los notables ginebrenses ha consentido hacer un sitio, descansa en una tumba anónima, víctima de un cazador de recuerdos. Un avión surca el cielo de Ginebra. Dentro de veinte años, escribe la mujer en su cuaderno, sentada a la sombra de un tilo, si las fuerzas no me fallan, regresaré. Y si las fuerzas me fallan, regresaré doblemente.

26 juillet 2006

Swissair

Esto que se cuenta ocurre hace veinte años, día por día. Se trata de un vuelo Swissair, que une Buenos Aires a Ginebra, con uno de esos enormes aviones en los que la multitud reunida parece ser anónima aun para sí misma durante una larga noche sobre el Atlántico.

Un niño de unos catorce años ocupa un asiento del lado de la ventana desde donde contempla el océano que se despliega sin medida. A su lado, viaja una mujer mayor. Podrían ser abuela y nieto, pero no lo son. Viajan solos, cada uno en su espacio, cada uno en su dirección, que son el mismo el tiempo de esta travesía.

A la hora de la cena (azafatas y sobrecargos), se les ve intercambiar una sonrisa y, tras el estímulo de la comida, se les oye entablar conversación. Hablan, en francés y en castellano, de ambas ciudades, de los barrios de Palermo y Plainpalais. El niño tiene unos rasgos que, para quien lo ha conocido de mayor, no pasan desapercibidos. La mujer lo mira con simpatía y lo escucha con una punta de asombro.

Tras la cena, la mujer bebe té y luego un whisky. El muchacho no tarda en reabrir su libro. Se trata, como se sabrá más tarde, de El doble. (Ha dejado escondido en el armario de su cuarto un libro en rústica sobre las costumbres sexuales de los pueblos balcánicos). La mujer abre su cuaderno de notas y escribe unas líneas que se parecen a éstas.

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