dimanche 11 septembre 2022

Ese 11 de septiembre

Mundos habitados, y 3

«Los hechos se dieron así: mi padre se despertó cerca de las seis y percibió algo no habitual en el sonido de la ciudad. Parece que había más silencio de lo normal interrumpido por autos que aceleraban. Entonces despertó a mi madre y le dijo que prendiera la radio. En la radio se habían dado cuenta también de algo raro: estaban cortadas las comunicaciones con Valparaíso.

«Mi padre entró a mi pieza. Semi agachado sobre mi cama, sin mirarme, girando el cuerpo hacia la izquierda, como preocupado de que no se le fuera a escapar un pensamiento, me dijo muy rápido y drástico: «Parece que hay golpe de Estado». Luego emitió algunos quejidos leves, comienzos de palabras, titubeos, enarcando las cejas como cuando se hace una risa forzada, lo que recibí de inmediato como un subentendido: de aquí en adelante puede pasar cualquier cosa. Esto implicaba que debía estar alerta. No creo que me estuviera pidiendo acciones específicas, salvo no molestar. Estar alerta, a cierta edad, significa no distraer la atención de los demás.

«Me levanté de un salto, me vestí rápido. Mi padre ahora estaba en el hall, en cuclillas, pegándole una sujetada a la conexión de un timbre interno. Reclinándose contra una de las ventanas de la galería, prendió un cigarro como para hacerse un tiempo y me dijo: «Lo malo de esto es que los milicos, cuando agarran el poder, no se van nunca más. Mira el caso de Argentina».

«Mi madre me contó, mientras tomábamos desayuno, lo del silencio inusual de la ciudad y lo de las comunicaciones cortadas con Valparaíso. Imaginé ambas escenas y me transfirieron una sensación de tranquilidad. No quería que volvieran las comunicaciones. Pensaba en campos parecidos a los de Leyda, con pastos pajizos con cigarras, postes inclinados, la hora azul todavía borrosa del alba. Lo otro era el acero también azul del agua en la bruma de los muelles, siluetas de acero de barcos cargueros, y en la línea costera esos como taludes de rocas junto a pilastras de cemento encadenado. 

«¿Cómo se cortan las comunicaciones entre dos ciudades? ¿Se corre hasta una caseta con un panel de luces y se aprieta un botón? ¿Se emite una clave por telégrafo? La noche-amanecer era como una gran boca socavada del tamaño del cielo. Podía escuchar el golpe de las olas contra las rocas, la resaca, las órdenes secas y los susurros conspirativos. Valparaíso fue algo serio por primera vez. Un lugar de decisiones terribles. 

articles-58243_imagen-2

«En mi casa no hubo gritos de júbilo ni de repudio. Más bien todos bajaron el volumen esa mañana, como para escuchar el desarrollo de los acontecimientos. Había varias radios puestas en distintas emisoras. Mi abuelo andaba con pijama y bata, medio desorientado, con ceño de preocupación. En ese tiempo la marca Old Spice era buena, no sé si a causa de la escasez general. Mi abuelo tenía una botellita de Old Spice en el velador. Le ofrecí echarle unas gotas en el pañuelo. Me sentí brindándole un gesto de confianza, tal como él, años antes, en una visita a un campo cercano le dijo al dueño que también me sirviera algo de un vino dulce que los demás estaban probando. Me parece que las personas nunca dejan de agradecer esos momentos de la infancia en que los adultos les dieron un trato directo, horizontal, sin didactismos ni payasadas ni burlas. 

«Todos los de esa casa eran medio momios, pero jamás se hubieran permitido destapar champagne o izar la bandera por la caída de Allende. Eso hubiera sido una fanfarronada fuera de nuestra realidad. No teníamos fundos ni empresas ni nadie muy involucrado en los hechos del país. O sea, fundos quedaban por ahí, en manos de parientes medianamente cercanos. Ellos tuvieron problemas con la reforma agraria, con fulanos en jeep que aparecían con instrumentos de agrimensura u otros que aleonaban a los huasos y los hacían unirse en temibles asociaciones. El fundo del abuelo de mis primos en Chillán se lo tomaron los inquilinos, que incurrieron en la brutalidad de hacer un gran asado con chanchos enfermos de triquinosis. Cuando alguno de los patrones se acercaba, le dirigían una mirada alcohólica y escupían el parásito por el costado de la boca. 

«Sonó el teléfono y era la Valeria, la amiga de mis padres. Estaba en un pequeño departamento de Providencia, entre allanamientos. Ella era de izquierda y corría peligro, pero con un conocimiento que no sé de dónde lo sacó, sentenció: «¡No pasa nada, huevón!, ¡sólo son cuatro pelotudos!». 

¿Sería así? LaValeria siempre parecía estar informada. Personas cuya compulsión consiste en dejar claro —en las primeras frases de un diálogo— que sus informaciones son superiores a las de los demás. No manejan particularmente datos, sino que saben las cosas por medio de las fuentes directas. «Acabo de hablar con el subsecretario de Defensa y me dice que a las dos de la tarde estará todo controlado».

Fragmento de «Mundos habitados», de Roberto Merino

Fotografía de Bob Borowicz

Posté par Materlin à 10:12 - Commentaires [0] - Permalien [#]
Tags : , ,


mercredi 17 août 2022

La glicina del primer patio

Mundos habitados, 2 

Capture d’écran 2022-08-17 à 18

«El verde y discreto resplandor del primer patio, la transparencia de las ventanas de las galerías y los reflejos inexactos que en ellas se producían, el brillo rojizo de las maderas en el hall, los mandalas de las baldosas, las formas entrelazadas de los cuarteles de yeso.

(...)

«Las ventanas entreabiertas de los patios, la duplicación de los espejos, los vidrios opacos de las mamparas.

(...)

«El paragüero era un habitante acuoso de la entrada, una presencia insomne que duplicaba las baldosas de ajedrez, las treinta y seis ventanas del panel superior de la puerta de calle, los vidrios esmerilados de la mampara, la glicina del primer patio.

(...)

«La mampara de vidrios estriados, con la agarradera de bronce, el picaporte nominal, coronada por una galería de treinta y seis vidrios. Y la puerta de calle: esa cuestión conventual, complicada, severa, inexpugnable, que sólo se cerraba por las noches y que también encontraba cerrada si me levantaba muy temprano: era el signo del sueño de los otros, en las mañanas de la escarcha en los techos y de las ramas peladas, y de los pájaros furtivos que se paraban en los deslindes de ladrillos del fondo, y las estufas negras que había que prender en el patio».

Fragmentos de «Mundos habitados», de Roberto Merino

Posté par Materlin à 18:18 - Commentaires [0] - Permalien [#]
Tags : ,

lundi 15 août 2022

Los puentes y los túneles

Tiene 13 años y vive en una casa antigua en un viejo barrio. Antes de salir a la calle, se detiene frente al espejo del paragüero, se mira con seriedad y experimenta ese desdoblamiento que se produce cuando uno sostiene su propia mirada hasta que la imagen se separa del modelo.

En esa escena de Mundos habitados, el último libro de Roberto Merino, cabe al menos la mitad de la historia del arte: Borges hablando con su doble, Rembrandt registrando el paso del tiempo por su cara y todo el Bildungsroman. 

La introspección a la que se libra Merino se resume en esa imagen («quería entender qué mierda de cara era la mía») y al mismo tiempo no cabe completamente en ella. Porque no se trata de una confrontación con el vacío existencial sino más bien con la vasta profusión del mundo y sus lugares compartidos. Con las calles, con los demás, con todo lo que suena o enmudece y se mueve o está quieto: con las letras de las canciones de la radio, sin ir más lejos.

«Los niños escuchan las letras de las canciones como en un trance permanente, escribe Merino. No se las cuestionan, son receptores transparentes de cualquier cosa que se diga mediante las canciones». Las canciones que resuenan en este libro son un retrato de una época y sobre todo una caja de resonancia a la que hay que entrar para entender cómo conecta uno con el mundo, como funciona la circulación en los puentes y los túneles que abrimos con la realidad. 

Más que convertirse en personaje, Merino se apersona en Mundos habitados para sostener en su propia experiencia su indagación sobre la relación entre la intimidad y la realidad. El niño de la casa se convierte en el joven de las calles que, años más tarde, escribirá este libro. Cuya gracia, por cierto, también está en otra parte y en la manera cómo esa gracia se materializa en esa combinación de lengua culta y habla callejera, un arte en el que probablemente Merino es insuperable.

FVJRRjxXEAAzjaD

Posté par Materlin à 11:11 - Commentaires [0] - Permalien [#]
Tags : ,

samedi 7 novembre 2020

Perico en bicicleta

Esta semana murió en Santiago de Chile el actor Nissim Sharim. El y su compañía Ictus representaron en esos años de apagón cultural un teatro crítico no sólo con la dictadura sino sobre todo con su base social, la burguesía desde luego y cierta clase media: el pinochetismo, en suma.

El grueso del público sin embargo recordará a Sharim sobre todo por su papel en un corto publicitario. No es raro que los mejores creativos dependieran entonces de la publicidad para sobrevivir y en el mejor de los casos para financiar sus aventuras creativas. Así fue como este comercial de un banco reúne a lo mejorcito del hacer cultural en el Chile de 1978.

La bicicleta en el imaginario local era un vehículo para los pobres y para los niños. Los pobres la usaban para ir a trabajar y los niños para dar vueltas a la manzana. En el comercial, el ciclista es un excéntrico romántico al que el coro griego le recuerda que en el mercado del amor el realismo cotiza más fuerte que la lírica.

Lo cierto es que las clases medias y populares obedecieron al llamado publicitario y se compraron un auto. Al punto de congestionar las calles que recorre Perico con un atasco interminable. Para las generaciones que han ido naciendo en medio de ese colapso, la bicicleta comienza a representar otra cosa: la ilusión de un camino despejado, de una movilidad abierta.

El mismo año del comercial, un grupo de jóvenes fundaron una revista, la llamaron La Bicicleta y la presentaron así: «En la era de los helicópteros concéntricos surge como una paradoja necesaria La Bicicleta»

Posté par Materlin à 12:00 - Commentaires [0] - Permalien [#]
Tags : , ,

vendredi 3 avril 2020

El puma concolor

IMG-20200327-WA0016

Es verdad que puede matar pero qué bicho tan guapo. Huerito y de ojos hueros, para decirlo en vernáculo. A la gallardía del tigre, el puma concolor, que así se llama, suma un detalle que lo hace entrañable: no ruge, ronronea.

Mírese si no al ejemplar de la foto, echado a los pies de su ama. Pirulo se llamaba. Así lo bautizó su ama, doña Clotilde Irarrázaval, dueña del fundo Los Toros de Melipilla, en la zona central de Chile. Se trata de una escena pre-reforma agraria por donde la mires.

Supongamos que él y ella estaban confinados. Digamos que ella se reponía de la pandemia de influenza de 1957. De no haber sido domesticado, Pirulo recorrería a esas horas su paraje cordillerano. La domesticación es la modalidad del confinamiento para los animales. Para los humanos se llama domesticidad.

En una radio similar a la de doña Clotilde escuchaba mi viejo las noticias. Al momento de comenzar el noticiero, el locutor iba desgranando los nombres de las radios comarcales que integraban la cadena. Me encantaban esos nombres que evocaban ciudades distantes y poblaciones confinadas. Una de esas radios se llamaba justamente Los Confines de Angol.

26493066545_e0e8aa9880_b

Por ese entonces leí este libro, cuya acción se situaría en los confines de Angol. La ilustración de la portada da a entender que el puma fue atrapado vivo, pero no. Entonces a los pumas los mataban a escopetazos. La suerte que corrió Pirulo era una excepción.

Tres pumas al menos han sido avistados merodeando por las calles de Santiago de Chile en estos últimos días. Y filmados, que es como ocurren ahora las cosas. Dos fueron reducidos y si todo va bien serán devueltos a sus hábitats cordilleranos. Del tercero no hay noticias por ahora. Me cuenta esto Roberto, buen observador de las cosas de la fauna austral.

Posté par Materlin à 23:00 - Commentaires [2] - Permalien [#]
Tags : ,


lundi 27 janvier 2020

Voy y vuelvo

Diario de Santiago y Lima

Llegué a Santiago de madrugada el primer día del año. En los últimos viajes había encontrado un aeropuerto estrecho, con largas filas y otras incomodidades. Esta vez el aeropuerto parecía sólido y en virtud de la hora estaba despejado y fluido. Cruzamos la ciudad rápidamente y pudimos ver las primeras luces del alba y oír el canto de los pájaros. Una epifanía el amanecer.

Al regreso a Bélgica salí a la calle y me encontré con un muchacho del vecindario. Vengo llegando del país de tus padres, le dije. Y yo me estoy yendo allá ahora mismo, me dijo él.

Santiago_desde_Apoquindo_-_Marianne_North

Nieves_eternas_desde_Santiago

Santiago levante y poniente en 1884, óleos de Marianne North

Posté par Materlin à 18:18 - Commentaires [0] - Permalien [#]
Tags : , ,

samedi 1 juin 2019

Memoria de fotógrafo

Me dijo una vez Elde Gelos que cabría  preguntarse por qué hacemos ciertas fotos y no otras. Las de su libro Berma muestran espacios detenidos por los que pasa una mirada en movimiento. Dos palmeras en un descampado urbano, una formación de colegiales, la ropa puesta a secar, una enseña comercial al revés olvidada en un patio trasero.

Montañas, también, cómo no, Elde Gelos es asturiano y vive en Chile desde hace veinte años. Animales en un camión, una cabra, un funeral, una novia. Calzadas sin berma, pasajeros a la espera, la trocha ferroviaria, un choque caminero. Memoria de fotógrafo: caballos en fuga.

En blanco y negro, con todos los matices del gris, yo veo en estas fotos de Berma un retrato más o menos intemporal de Santiago de Chile y de una franja de sus aledaños, la entrada suroeste a la ciudad por la carretera de San Antonio. Sin embargo que las fotos no se limitan a un único espacio.

berma_

Posté par Materlin à 17:33 - Commentaires [0] - Permalien [#]
Tags : ,

lundi 25 juin 2018

La sensación de transformarse

LA CONFIDENCILIDAD DE este espacio tiene varias ventajas. Una de ellas es poder contar que alguna vez me gustó un cuadro de Dalí. En mi descarga puedo decir que entonces yo era impúber y que Dalí pintó ese cuadro en la época en que trabajaba con Buñuel.

Que me gustó quiere decir que me detuve frente a él y lo miré largamente y retuve su nombre y sus formas y muchos años después recuerdo con muchos detalles aquel día remoto en que mi hermana me llevó a ver una exposición de pintura.

La exposición mostraba una buena selección de pintura del XIX y el XX, y era una curiosidad en esa ciudad del fin del mundo donde yo vivía. De lo que vi ese día me gustó mucho algún Matisse, el Cézanne que prestaba su imagen a la publicidad de la exposición, un par de Mirós y ese Dalí del que hablo, que me retuvo por la intensidad de los colores y la sugestión de las formas. El cuadro se llama «La sensación de transformarse» y es de 1930.

Lo miro ahora e intento averiguar por qué me llamó tanto la atención. La respuesta está en el nombre. Esa transformación que parecía posible entonces en el espacio de la imaginación y ahora tal vez lo sea únicamente en el reducto de la memoria.

Dali La sensación de transformarse 1930

Posté par Materlin à 00:07 - Commentaires [5] - Permalien [#]
Tags : , , , , , ,

dimanche 18 février 2018

La maleta

Iba de noche en autobús al sur. Se echó encima la chaqueta para dormir un rato. Cuando despertó sintió un poco de frío. Le habían robado la chaqueta.

Se lo recordé días atrás, hablando del año que vivió en Chile. Ese robo no fue nada, me dijo. Espera a que te cuente éste. Mi novia se iba de viaje y fui a despedirla a la Estación central de Santiago. Nos abrazamos al pie del vagón. Sabiendo cómo las gastan, tuvimos buen cuidado de poner la maleta entre sus piernas y las mías. El abrazo fue intenso y emocionado. Cuando nos separamos la maleta había desaparecido.

DSC_0090_stitch

Posté par Materlin à 22:22 - Commentaires [0] - Permalien [#]
Tags :

samedi 13 mai 2017

Últimos lugares de Chile

Lugares de Chile 1 y 2

Tras un viaje como ése el cuerpo llega antes que el alma. Y da lo mismo, siempre que llegue la maleta. Stoner por su parte dice que el día antes del viaje sabes que tienes muchas cosas que hacer pero no sabes cuáles.

_____

Un día con otro se acumulan los días raros y así es como un mes después del regreso uno sigue hablando de un viaje remoto. Acabo ya.

_________

Como si nunca me hubiese ido. No es verdad, pero me gusta decírmelo mirando la ciudad al anochecer desde el balcón del piso 19. Durante el día la polución lechosa estropea la vista pero más tarde esa misma polución pinta el crepúsculo de colores pastel.

________

En Chile construyen la torre más alta de Sudamérica pero los enchufes siempre están chuecos, dice Davidson en la presentación de su libro.

____________

Saco las cuentas de la lechera y tal vez sí, tal vez podría vivir allí. Acomodaría los restos y estudiaría arte rupestre. La sanidad no hay quien la pague, eso sí, habría que venir a curarse a Europa. Pero como dicen que el cuerpo llega antes que la maleta, tal vez el alma no se entere. 

_________

También podría exportar un alga que alimenta y adelgaza. O una fruta, una semilla, una raíz. Puesto que todo el mundo quiere comer y adelgazar al mismo tiempo.

__________

72465d5f7b69717439dd33769636a76f

Óleo de Benito Rebolledo

_______

Subimos a un monte que tiene forma de cocodrilo para ver de qué color son los ojos. Son verdes. Lo puedo demostrar, me traje unos guijarros en forma de lágrimas del cocodrilo. Para ayudarme en la subida me hice un bastón con una vara de chagual. El día está cubierto pero en cuanto llegamos a la cima podemos ver todo el valle. Forzando un poco la mirada, vemos Argentina por el este y por el oeste Australia.

_______

Gracias a los prismáticos y a los efluvios del valle. Porque en la superficie de ese valle se cultivan paltas legales y en el deep valley paltas ilegales.

_______

Hablando de lo verde, la batalla de la palta está ganada. Ni siquiera hay que explicarle a nadie que la palta es mejor que el aguacate. Que marca incluso diferencias. La gran diferencia entre Bélgica y Chile es que en Bélgica me como una palta al día y en Chile dos. 

_________

Tal como los corredores se ponen un medidor en el brazo para contar los metros y los pasos, me pongo yo otro similar para contar los adjetivos que escucho. Gana lejos el adjetivo «importante». 

_____

Últimos lugares no el sentido del habla chilena: último, de mala calidad. Ni el sentido de últimos, postreros. Últimos en el sentido de antepenúltimos. O de penúltimos, por último.

____ 

Al regreso, veo que los Alpes tienen más nieve que los Andes. Pero no tardarán los Andes en tener más nieve que los Alpes. Y así sucesivamente.

Posté par Materlin à 01:08 - Commentaires [0] - Permalien [#]
Tags : , , , ,