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Camino de Santiago
28 août 2015

El monte

Al subir por el sur, impresiona ver como en torno a la cima desaparece la vegetación y el monte se cubre de una espesa capa de piedra caliza, un manto como de nieve seca, de nieve de verano.

Un paisaje lunar o estelar es lo que uno ve si mira al suelo. Si levanta la vista, en cambio, lo que ve es terrestre por donde se lo mire: los Alpes, la planicie provenzal, el macizo central, la mar que se adivina por el sur.  

Alguna mata de tomillo valiente apechuga entre las piedras blancas y si uno la restrega se le queda pegado a los dedos un olor acérrimo. Alguna cagarruta de oveja también hay, la prueba de que los selfistas no hemos desplazado completamente a la fauna de origen. Y abundantes ciclistas mimando los gestos del Tour sobre las pintadas desteñidas por el sol de agosto. Y la sombra fresca del maquis Ventoux, el que resistió como pudo cuando el mistral soplaba en contra.

Qué bien se respira arriba sabiendo todo esto. Incluso sin saberlo, qué bien se respira en la cima del Ventoux.

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Bajamos del monte por la ladera norte buscando el río Toulourenc, en cuyos bordes limosos encontramos estas huellas de paxarín parleru

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19 août 2015

Vida del pintor

Las vidas de pintores se prestan para las ilustraciones, para meterlas en imágenes que se parezcan a los cuadros del pintor. Coste y Schiele. Manara y Carabacho. Lo mejor en la materia puede ser el reciente Rembrandt del holandés Typex. El episodio del maestro de Leiden burlándose de su colega Jan Lievens, con quien compartía taller, por haber pintado éste el retrato del secretario del gobernador es de libro ilustrado. 

Source: Externe

Jan Lievens, Retrato de Constantijn Huygens

Hablando de retratos, el que hicimos de Mendoza en este blog hace unos años siguiendo el método de Fisher-Berger, método que retoma ahora Mendoza para describir el retrato del Caballero de la mano en el pecho, del Greco.

Y hablando de relatos, me entero de que en Bélgica el preciado estatus de refugiado lo reciben —o no— los inmigrantes, más de cien mil en Europa durante el mes de julio, dependiendo del relato que hacen a un funcionario durante la entrevista al efecto. Un relato verídico lo sientes en seguida, afirma un exfuncionario al Soir de Bruselas. Digno de la protección de  la Convención de Ginebra se convierte el que sabe contar.

Hablando de refugiados, más de un paraíso para turistas en verano se convierte en otoño en antesala del cruel invierno. Cuando no directamente en verano.

Hablando de eso, voy y vuelvo.

12 août 2015

El grafitero es un ser sentimental

Pasó por el pueblo el Kosmopolite Tour, un festival de grafiteros.

Un festival de grafiteros autorizados. Supongo que las autoridades hacen el cálculo siguiente: puesto que los muros acabarán pintados de todas maneras, mejor mejorar el resultado dentro de lo posible y darle un halo positivo a la actividad. Un procedimiento propiamente socialdemócrata.

Vaya por delante que no me suelen gustar los grafitis. Por infantiloides, adocenados y las más de las veces mamarráchicos. Pero por alguna razón me apego a las figuras, a las imágenes fijas. Los grafitis están al paso y yo los miro, qué remedio. Más aun durante el festival del que hablo, con los grafiteros manos a la obra.

Visto lo que ha quedado, parece que los murales se presentan como historietas cuyo relato es inmanente y más o menos informulable. Comentando su obra, el grafitero se defiende de la obligación de contenido. Lo que es  entendible, porque la pregunta sobre qué quiso decir el autor es cansina e inconducente. La respuesta del grafitero a esta cuestión suele ser sentimenal: los colores y las formas son sentimientos y lo que el autor siente no se explica, pero con un poco de empatía puede llegar a entenderse.

Otra manera de entender la relación del grafitero con el muro será que lo ve como una prolongación ya no sólo de su mano sino de su brazo tatuado. Y de su cara. Porque el autorretrato, el famoso selfie, aparece a menudo en estas pinturas cuando no es abiertamente el asunto principal. 

Es el caso de este mural pintado sobre un muro en el que yo imaginaba al cuadrado Sator. Lo pintaron dos chicas argentinas, Ajras y Corretch. Se diría que se pintaron a sí mismas, aunque ellas dicen que se trata de dos amigas. 

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Es el caso también del siguiente, pintado éste por un grafitero suizo, Nadib Bandi, en el andén de la estación ferroviaria. 

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El suizo se pintó a sí mismo y también pintó a su amigo grafitero, muerto recientemente. Este Bandi me cayó bien por eso de pintar a su amigo muerto y porque aceptó como aprendiz a un muchacho del pueblo de al lado, una actitud de maestro. Al pie de la pintura del amigo muerto firmaron finalemente muchos de los grafiteros participantes en el festival. Yo no sé si estas cosas se dan así consciente o inconscientemente, pero el resultado es lo que cuenta.

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También hablé con el Pelucas. Es vigués y ahora vive en Valladolid. En el Valladolid del Caribe mexicano. Me dijo que quiso pintar las estrellas de Europa pero no se acordaba de cuántas eran, así que pintando, pintando, las convirtió en personas. Y al final, incluso se autorretrató llevándose a la estrella del festival al petate.

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8 août 2015

El cholescuincle dormido

MUSEO DE LOS IMPECUNES, gratuito el primer miércoles del mes. Turno del Museo de Arte e historia de Bruselas. Un paseo de 90 minutos por las salas griegas y americanas, con brevísima siesta incluida.

Inevitable comparación entre la manera de representar la anatomía humana de los griegos de la Antigüedad y los americanos precolombinos: los griegos tendían a la proporción en relación a lo real y los americanos a lo contrario, exagerando, como en las cabezas olmecas, y a menudo empequeñeciendo, como en las cabezas jibarizadas.

Ocurre también con los animales. Notable proporción de las formas animales y humanas —salvo tal vez en el culo espiralado del cazador— en el mosaico de caza de la ciudad grecorromana de Apamea, en Siria. Notable no sólo por eso, desde luego. Apamea que, por cierto, ha sido bombardeada, saqueada y vuelta a saquear durante la guerra siria en curso.

Source: Externe

Inevitable para un tintinófilo como mi tío detenerse a rezarles al fetiche arumbaya de La Oreja rota y a la momia despeinada de Las Siete bolas de cristal. La estatuilla no es amazónica, como la presenta Hergé, ni nazca, como la presentó inicialmente el museo, sino chimú, de la árida costa norte peruana. Errores de atribución debidos en parte a lo lejos que les caía Iberoamérica a los arqueólogos belgas. Y al propio Hergé que, por imperativos narrativos, necesitaba presentar un continente sincrético, un revoltijo azteca-quechua-mapuche, una suerte de sueño bolivariano cumplido en la historieta.

Todo eso y más, pero el sentimiento que prevalece es la incomprensión por no encontrar encabezando la lista de las 84 obras maestras del museo al perrillo mejicano en forma de cántaro, al precioso cholescuincle dormido.

Source: Externe

4 août 2015

Ayer, hoy y mañana

Estreno mañana de la última de Woody Allen, la n° 45, El hombre irracional. El número no tiene importancia, ni el nombre, ni siquiera la película. En una entrevista en el diario gratuito de hoy, Allen dice que hace una película tras otra para no pensar en la muerte. Dice también que la filosofía distrae de la muerte pero no la evita. Que si celebrara su cumpleaños n° 80 tendría la impresión de bailar sobre su tumba. Y que si pudiera hacerlo sin ser descubierto, iría eliminando al prójimo uno a uno hasta quedarse solo sobre la faz de la Tierra.

Estreno también mañana del Principito, al que le han agregado, oh, sorpresa, la historia de una niña. En los cuarenta, Welles intentó llevarlo al cine con él como aviador, y sin niña, sin éxito.

Mañana también, primer miércoles del mes, es el día del museo de los impecunes, cuando mirar es gratis. 

Ayer, en la tele, El transcurso del tiempo. Envejece la película —envejece rápido—, y el nombre va ganando con el transcurso del tiempo, justamente. Me dormí. Desperté unas cuantas veces y lo poco que vi estaba al borde del ridículo, lo que me parece bien.

Y ayer también en la tele, Ayer, hoy y mañana, de De Sica. No la vi, me arrepiento.

Hoy Tse recordaba que el Perro habría dicho alguna vez que no hay tonto sin blog. Me vine de cabeza a actualizar el mío.

Y ya que se han puesto de moda los leones, ayer tomé esta foto en Waterloo. Es la primera de una serie de cinco. Lo dejo botando.

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