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Camino de Santiago
28 juin 2015

Las diez primeras páginas del Caravaggio de Manara

Una web cuelga las diez primeras páginas de Caravaggio, la historieta que Manara le dedica al pintor milanés. Las leo, me entusiasmo, compro la historieta. Muy bien, pero esas diez primeras páginas con la llegada del pintor a Roma son inmejorables. Después, el relato enfila por los días romanos del pintor y todo va demasiado de prisa. Será la ley del género pero, a cuadro por casillero, el resultado es como ir en moto por las salas de un museo.

Source: Externe

Otra cosa es que el Carabacho sale de Roma tan casto como llega. Entiendo que el libreto sea para menores de 14, pero se trata de una biografía de Michelangelo Merisi... No sé, está tan bien pintada Roma y tan bien sugeridos sus embrollos cardenalicios que no consigo despegar la memoria de las Vidas ejemplares.

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Y otra cosa más: Vila-Matas llama ¡burdo! el consejo de Ludwig Börne que alabábamos aquí hace unas semanas.

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Commentaires
M
En Bélgica hace un calor africano desde hace unos días. Las hay de tarde en tarde pero nunca me había cogido una ola de estas aquí, o nunca había sido tan larga. Se hace raro ver esto achicharrado. Anteayer atravesé la ciudad a media tarde y parecía un pueblo mexicano: nadie en las calles y las casas y edificios aplastados por un peso invisible. A mí me va, pero hay gente que lo pasa mal.
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S
Bueno, había una base militar. Las enseñanzas chilenas en ese campo..., no sé yo.<br /> <br /> <br /> <br /> París, ya contarás. <br /> <br /> <br /> <br /> Que mal llevamos los calores del sur.
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M
Los vascos han errado algunos emprendimientos: descubrieron América por el lado equivocado y, sobre todo, se olvidaron de contarlo. Años más tarde, quisieron separarse de Francia y España y dejaron el trámite en manos de Ibarretxe. Hay otras iniciativas, empero, que no les resultaron mal: la Compañía de Jesús, con papa argentino incluido, y la República de Chile, con este corresponsal en Bélgica.<br /> <br /> <br /> <br /> Sobre lo que dices del Fin del mundo, habría un detalle que precisar: Si continuabas hacia el sur, encontrabas una isla chilena con universidad.<br /> <br /> <br /> <br /> Y sobre París, escribes tú cosas harto interesantes y luego las cubres con el manto del anonimato. Lo cierto es que me han entrado ganas de leer esa curiosa combinación de boina y ciencia en el libro de Baroja, El árbol de la ciencia. <br /> <br /> <br /> <br /> Ah, París. En ninguna otra ciudad se está tan cerca de París como en París, dice Tavares. Este lunes y por unas horas París será el centro del mundo para mí, a donde iré a escuchar cantar a dos abueletes.
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S
Vila-Matas anduvo por aquí y ahora ando yo. Menos mal que los chilenos tenéis autoestima bilbaína. <br /> <br /> <br /> <br /> En un faro de la Patagonia argentina estampaban un sello en el pasaporte: *Fin del Mundo*. Mentira. Si continuabas hacia el Sur encontrabas una isla chilena. <br /> <br /> <br /> <br /> Volviendo a Vila-Matas. Gracias a él casi me invitan a Cuarto Milenio. Ya lo conté en su momento. (Copypaste, que estoy de vacances.)<br /> <br /> <br /> <br /> *Tumbado en la cama apago todas las luces. En la oscuridad empiezo a leer a ese escritor tan querido en esta casa.<br /> <br /> <br /> <br /> “Muchas veces en París, voy a la rué Vaugirard y hago como que busco ese Hotel Bretonne que una tarde de frío invierno busqué de verdad hasta que comprendí que había desparecido: ese hotel de cuarto con cama empotrada en la pared y precaria mesa con tapete en la que en 1910 comenzó el exiliado Baroja a escribir El árbol de la ciencia, posiblemente su mejor novela. Sé que ya no está el hotel, que no lo encontraré, pero mi fe ciega en la ciencia me conduce a ir de nuevo a la rué Vaugirard y pasar por delante del humilde albergue barojiano y saludar a ese inmueble donde estuvo el hotel y que hoy es una casa de viviendas particulares. Es mi parisina forma de pensar en Baroja, de evocar su curiosa combinación de boina y ciencia.”<br /> <br /> <br /> <br /> Me quedo perplejo. Levanto la vista y tras el enorme ventanal del diminuto estudio observo el juego de luces, azul casi transparente, en la Torre de Montparnasse. Estoy en el 201 de la Rue de Vaugirard. Casualidades.*
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M
No conozco Creta. He escuchado a algunos griegos hablar de ella como de la Arcadia de la miel y el vino. Este verano, quienes iban a Túnez se estarán desplegando por la cara norte del Mediterráneo. Pero Creta es grande y generosa, esperemos. Ya nos contará.
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