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Camino de Santiago
6 novembre 2008

Por eso escribo

Kundera

Voy a buscar el librito con las respuestas de 400 escritores a la pregunta de por qué escriben pensando en Kundera, acusado hoy por una delación en que habría incurrido hace sesenta años en Praga. Esta fue su respuesta: ‘Puede ser sólo una ridícula ilusión, pero uno está convencido de que escribe porque dice lo que nadie ha dicho. Escribir es así el placer de contradecir, la alegría de estar solo contra todos, el gozo de provocar a sus enemigos y de irritar a sus amigos. Y es una lástima pero, cuando el libro está listo, uno también quiere que guste. Es inevitable, es humano. Ahora bien, ¿cómo puede gustar aquél que desafía apasionadamente a todos? Esta es la enorme contradicción sobre la que descansa nuestra actividad. ¿Habrá una salida? Sí; de vez en cuando se tiene la suerte de ser mal comprendido’.

Junto a Kundera, que está en el grupo francés y no en el checo, encuentro la respuesta de Le Clézio, flamante Nobel. Es larga pero buena: ‘Lo diré todo. Tenía diez o doce años, vivía en esa casa de tipo napolitano sobre el puerto, completamente decrépita, con sábanas secando en todas las ventanas, gatos peleándose en las terrazas y, por cierto, escuadrillas de palomas. Entonces yo no sabía qué era un escritor, no tenía idea, ignoraba que una vez hubo uno, llamado Jean Lorrain, que vivió en esa misma casa. Me acuerdo de esa casa sobre todo cuando hacía bueno, en verano y al inicio de la primavera, porque leíamos con las ventanas abiertas y oíamos el ruido de los vencejos y los arrullos de las palomas. Había un ruido que me provocaba. No sé decir por qué pero, aún ahora cuando lo pienso, se me pone la carne de gallina y me pongo melancólico e impaciente. Ese ruido precede el momento en que sé que me sentaré en cualquier sitio, cogeré un cuaderno y un lápiz y comenzaré a escribir. Ese ruido eran las voces de los muchachos que voceaban sus nombres llamándose en el patio. Unos silbaban y otros asomaban la cabeza por la ventana y decían: ‘¿No vienen?’. Y los de arriba: ‘¿Adónde vais?’. Iban no sé adónde, a la playa, a la feria, o simplemente a la esquina a hablar, a esperar a las chicas que salían de la escuela, no importa adónde iban. Pero cuando yo escuchaba esos silbidos y los nombres que pronunciaban en el patio, imaginaba otra vida que la mía, imaginaba unas carreras en la infinidad de las calles, imaginaba unos baños en el agua fría del mar, el sol, el olor del cabello de las chicas, la música de los bailes, la noche, la aventura. Nunca escuché que pronunciaran mi nombre en ese patio, nunca nadie silbó por mí. Yo vivía en esa casa, en la misma casa que ellos, pero ellos eran otro mundo. Pues eso es, es por eso que escribo’.

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M
Borges decía que una buena idea no era de aquél al que se le había ocurrido primero sino de aquél al que se le ha ocurrido mejor. El resultado de aquellas elecciones estaba cantado. Entre el balance de ZP, el candidato Rubalcaba y las ganas que tenía el personal de que le contaran una mentira clamorosa, mayoría absolutísima.<br /> <br /> <br /> <br /> Es verdad lo que dices, Kundera suena pretencioso, ridículo. A riesgo de agravar mi caso (el otro día conté en el blog de Sámuel que estuve una vez a dos pasos de Ozzy Ousborne), puedo decir que en Lima me tomé una noche unas copas con Ribeyro. Era abril de 1986, él era embajador ante la Unesco y un recién elegido Alan García quiso homenajearlo otórgandole una orden al mérito de no sé qué. Yo estaba en Lima cubriendo un evento cultural absurdo y desproporcionado, organizado por el gobierno de García, que tenía ínfulas integracionistas y culturescas. El asunto es que Ribeyro nos invitó a celebrar su medalla, se achispó, nos achispamos, y resultó ser un anfitrión encantador. (Por cierto, me volví al hotel en taxi y no en scooter). <br /> <br /> Tengo pendiente leerme sus Prosas apátridas, de las que me han hablado muy bien. Todo está escrito, como bien dices, pero no todo está leído.
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S
Parézme que sólo el peruano Julio Ramón Ribeyro es sincero: “Escribo para continuar existiendo una vez muerto, no más sea bajo la forma de un libro, como una voz que alguien se da el trabajo de escuchar”. En cuanto a la ridícula ilusión de Kundera, pues eso: mera ilusión. Todo ha sido escrito, todo ha sido dicho.<br /> <br /> <br /> <br /> En los primeros meses tras las elecciones dejé por ahí escrito que al escuchar el programa económico del PP me quedaba la duda de si eran unos incompetentes o unos mentirosos. Rezaba porque fueran simples mentirosos. Pasado un tiempo prudencial sólo cabía una conclusión: eran ambas. Juro no haber escuchado ni leído la, por otra parte, vulgar y lógica reflexión. Meses después se la escucho a Rubalcaba, palabra por palabra, aplicada a Rajoy. No veo yo a Rubalcaba leyendo blogs del inframundo, así que se le habrá ocurrido a él. Todo está escrito.
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