El dogo blanco
Anoche pasaban por la tele belga Bombón, el perro, una película del director argentino Carlos Sorín. De quien ya habíamos visto Historias mínimas. Este Bombón es de cierta manera una prolongación de Histoiras mínimas, por el lugar, la Patagonia, por la presencia de actores no profesionales (Juan Villegas hace de Juan Villegas) y, sobre todo, por la manera de contar una historia sencilla, lo que deja tiempo para centrarse en el protagonista, un hombre común, un antihéroe.
En su tono menor, Bombón es mejor que Historias mínimas. A falta de seguir el flujo de la conciencia del protagonista, puesto que Juan es un hombre parco por fuera y por dentro, la cámara sigue el flujo de los sucedidos y los gestos que éstos arrancan.
El cine de Sorín se asemeja al que hizo Raúl Ruiz en su periodo chileno, al que hacen en Bélgica los hermanos Dardenne, quienes exploran el intersticio abierto entre la ficción y el documental.
Y luego está el perro, un dogo argentino blanco, que se roba la película.