Mi vida sobre rieles
El tren se ha quedado vacio, estación terminal, fin del recorrido. Sobre un asiento, un ejemplar añejo del diario gratuito. Alguien ha escrito encima unas cuantas frases en español. Sigo mi camino pero, antes de bajar, me devuelvo y me llevo el ejemplar.
Lo que más me hubiese gustado de la vida sería el no haber nacido. ¿Por qué tuvo que ser así? ¿Por qué tener que sufrir?, dice un mensaje manuscrito en una crónica sobre el pintor Lucian Freud.
La frase es conmovedora en su contradicción. Porque sólo quien nace puede querer no haber nacido.
Aliviará echar fuera el dolor. Si no hay nadie que escuche, tal vez habrá quien lea. Un niño escribía en la suela de sus zapatos los deseos de los que se avergonzaba.
La vida es un territorio propicio a los mensajes contradictorios. Es mi vida, qué puedo hacer si ella me eligió, cantaba Adamo. En el diario de hoy, el velocista Christophe Lemaitre emite una sentencia común entre famosos: Mi éxito es una bella revancha sobre la vida. Leyendo la entrevista, queda claro que la revancha la toma Lemaitre contra quienes se burlaban de él cuando era niño. Los otros, en suma. Mi vida, ese sintagma tan al uso en los trenes, suele querer decir los demás, o cómo los otros me tratan.
Voviendo al recorte del diario, es probable que la imagen de Freud haya desatado la confesión del lector. Dificulto que hubiese escrito lo mismo en torno a un foto de, pongamos, François Hollande. O no todavía.
En fin, los diarios te ponen triste y los diarios te alegran el día. En el diario también se entera uno de esa madre que descubre que su hijo, al que daban por muerto, vive. Y un viernes mórbido se convierte en domingo de gloria.