La peluquera no tiene un pelo de tonta
Por una vez, la sala se ha ido llenando, las comedias románticas mueven público. Hay que retraer las rodillas para dejar paso a la que gente que busca sitio. Mi tío prefiere sentarse al borde del pasillo, en caso de terremoto o de golpe de Estado... Es viernes al atardecer, una buena hora por lo visto para ver Pas son genre (No es su tipo).
La película adapta una novela que cuenta la historia de un joven profesor de filosofía parisino destinado a Arras, un destino provinciano y segundón, donde se enamora de una peluquera. La vieja historia del rico y la pobre, la Cenicienta, si se quiere, sólo que en ésta lo que separa a los amantes no sólo es el capital -y la capital- sino ambos, y el capital cultural.
La actriz belga Emilie Dequenne se roba literalmente la película con su personaje, Jennifer, una Marilyn Monroe o una Cameron Diaz de provincias. Si la miras de cerca, ves que, contra las apariencias (el horóscopo, el karaoké), la peluquera no tiene un pelo de tonta.
Ahora bien, la historia entre un filósofo y una peluquera, ¿puede acabar en happy end? Tal vez, admitiendo eso sí que también existe el bonheur triste.