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Camino de Santiago
29 octobre 2020

Las mañanas

Todas las mañanas del mundo es un buen título, y el éxito del filme hizo que el libro epónimo se leyese y la música que emite se escuchase con renovado interés, de todo lo cual nos alegramos en su momento.

El título sin embargo mejora cuando se lo conoce completo: Tous les matins du monde sont sans retour, dice el inicio del penúltimo capítulo. Todas las mañanas del mundo son caminos sin retorno, traduce la versión en español de la novela.

Todas las mañanas del mundo no tienen vuelta, diría yo, buscando apoyo en el lenguaje hablado. Porque como se sabe una cosa no tiene vuelta cuando no hay vuelta que darle.

Para la mañana de hoy el aforismo tiene una cara estimulante: es ahora que la vida se presenta. Para las mañanas del pasado, en cambio, es devastador. Como dijo el babuino para sus adentros, nunca más.

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17 octobre 2020

Más sobre el primer amor

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Montanha.

La literatura y el cine se han regodeado con el asuntillo del paso de la niñez a la edad adulta, esa montaña más o menos difícil de escalar. Cómo no también, si hay, en ese momento de la vida, en ese desapego que se siente y en esa distancia que se pone con el mundo de los adultos, combinado con las ganas de hacerse con los mandos, claro, un especie de agujero negro que aspira todo lo que se mueve en torno, o bien una montaña a la que llevar la piedra arriba para verla caer. El primer amor, la primera transgresión, el primer vértigo son experiencias totales y definitivas —disculpas por las palabrotas.

Dicho esto, digo al mismo tiempo que no pasa gran cosa al pie de esta Montanha, primer largometraje de João Salaviza. Nada que no sea el discurrir de la amiga y el amigo de un muchacho y su familia—una madre que va y viene, un padre ausente, un abuelo en el hospital, su hermana pequeña. Y de un barrio de Lisboa semi vacío, casi una prefiguración de los confinamientos recientes, junto al aeropuerto, que está en la propia ciudad, lo que hace que una parte de Lisboa la sobrevuelen constantemente aviones a baja altura.

Una vez en un tiempo que ya comienza a parecerme una vida anterior me encontraba en una sala del hospital donde transcurre en parte Montanha. La sala tenía un gran ventanal abierto al jardín del ala de psiquiatría. Veía a los pacientes paseando por el parque y en el cielo a los aviones descendiendo hacia el aeropuerto. Imágenes extrañas que habían ido quedando atrás en la memoria y reaparecieron con las imágenes de esta Montanha.

12 octobre 2020

Entre la guerra y la paz está la posguerra

¿Son peores las guerras que las posguerras? Me lo pregunto después de ver Alemania, año cero, de Rossellini.

Cuando los rusos abren las puertas de Auschwitz cualquiera cree que el calvario de Primo Levi termina allí. Y de eso nada. Porque «la paz no estalla» como sugiere el título de la novela de Gironella. Entre la guerra y la paz está la posguerra.

En el Berlín de la posguerra transcurre la vida del niño Edmund, el protagonista de Alemania, año cero. Rossellini filma con actores aficionados en escenarios naturales y luego a fuerza de montaje y de música enfática mete la historia en el formato del cine.

La historia del niño Edmund, qué miseria. 

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3 octobre 2020

Benedetti el bueno

Iba a la FNAC a comprar el libro de Carrère y, como aún no llegaba, para consolarme me puse a curiosear en la caja de los saldos y acabé comprando el Stabat Mater. Catorce CD con versiones que van de Pergolesi à Arvo Pärt, del barroco al presente. Creo que pagué 9,90, o sea que cada CD me costó 0,70.

Llegué al Stabat Mater por la versión de Vivaldi, que escucho desde hace años. Vivaldi me cae bien desde que me enteré de que era cura pero se escaqueaba de las misas porque lo suyo era componer y componer. Y cobrar por las composiciones, que también los artistas ya estamos hartitos de cobrar tarde, mal y nunca.

El texto lo escribió un franciscano del sXIII llamado Jacopo de Benedetti, conocido como Jacopone da Todi, y al que en adelante llamaremos Benedetti el bueno. Es uno de los textos más musicalizados de la Historia. Son veinte estanzas o estrofas de tres versos que cuentan el dolor de la Madre al ver a su Hijo en la cruz. Stabat Mater Dolorosa, comienza diciendo: De pie la Madre dolorosa... Es un canto para aplacar el dolor. Al otro extremo está el Stabat Mater Speciosa, la alegría de la Madre cuando amamanta.

Lamento no haber aprendido suficiente música como para componer mi propia versión. Por lo pronto, intento reconocer las variaciones barrocas, Pergolesi, Palestrina, Vivaldi, los Scarlatti, Caldara y, sobre todo, signifique esto lo que signifique, intento entenderlas. Lamento también no saber suficiente latín como para traducir yo mismo el texto, que me parece un modelo de concisión y de belleza. Porque el Stabat Mater es eso, creo, la sublimación del dolor por la belleza.

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Benedetti el bueno, fresco de Paolo Uccelo, c 1436

Leyendo un poco sobre la vida de los músicos que se han atrevido con el texto salta a la vista que muchos lo hicieron después de haber vivido un duelo. Es el caso también del que escribió la letra, Benedetti el bueno. Era un rico comerciante de la villa de Todi cuando se casó con Vanna, la bella hija del conde. No había pasado un año desde la boda cuando durante las fiestas de la ciudad el palco en el que Vanna estaba celebrando se vino al suelo. A la hora de enterrarla, Jacopo descubrió que debajo de la ropa de fiesta Vanna portaba el cilicio, lo que añadiría estupor al desconsuelo. El hombre abandonó sus bienes a los pobres, se hizo franciscano y se integró en una corriente rigorista conocida en su tiempo como los Espirituales.

Un nuevo papa, Bonifacio VIII, llegó a Roma y quiso meter en cintura a los franciscanos radicales. Pero estos no bajaron la cabeza y se hicieron fuertes en la villa de Palestrina, cerca de Roma, desde donde promovían la destitución del papa. Al cabo vencieron los papistas, le arrebataron el sayo a Benedetti y lo encerraron en la prisión de un convento. Cinco años pasó a pan y sopas hasta que a la muerte del papa enemigo fue liberado.

Lope de Vega tradujo el Stabat Mater en el Siglo de Oro, y muy bien porque la rima acompaña el sentido del texto. Pero a mí me gustaría ponerlo un día al lenguaje hablado, así me quede muy por debajo de la gloria bendita de los versos finales de la versión de Lope:

Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén.
Porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
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