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Camino de Santiago
3 octobre 2020

Benedetti el bueno

Iba a la FNAC a comprar el libro de Carrère y, como aún no llegaba, para consolarme me puse a curiosear en la caja de los saldos y acabé comprando el Stabat Mater. Catorce CD con versiones que van de Pergolesi à Arvo Pärt, del barroco al presente. Creo que pagué 9,90, o sea que cada CD me costó 0,70.

Llegué al Stabat Mater por la versión de Vivaldi, que escucho desde hace años. Vivaldi me cae bien desde que me enteré de que era cura pero se escaqueaba de las misas porque lo suyo era componer y componer. Y cobrar por las composiciones, que también los artistas ya estamos hartitos de cobrar tarde, mal y nunca.

El texto lo escribió un franciscano del sXIII llamado Jacopo de Benedetti, conocido como Jacopone da Todi, y al que en adelante llamaremos Benedetti el bueno. Es uno de los textos más musicalizados de la Historia. Son veinte estanzas o estrofas de tres versos que cuentan el dolor de la Madre al ver a su Hijo en la cruz. Stabat Mater Dolorosa, comienza diciendo: De pie la Madre dolorosa... Es un canto para aplacar el dolor. Al otro extremo está el Stabat Mater Speciosa, la alegría de la Madre cuando amamanta.

Lamento no haber aprendido suficiente música como para componer mi propia versión. Por lo pronto, intento reconocer las variaciones barrocas, Pergolesi, Palestrina, Vivaldi, los Scarlatti, Caldara y, sobre todo, signifique esto lo que signifique, intento entenderlas. Lamento también no saber suficiente latín como para traducir yo mismo el texto, que me parece un modelo de concisión y de belleza. Porque el Stabat Mater es eso, creo, la sublimación del dolor por la belleza.

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Benedetti el bueno, fresco de Paolo Uccelo, c 1436

Leyendo un poco sobre la vida de los músicos que se han atrevido con el texto salta a la vista que muchos lo hicieron después de haber vivido un duelo. Es el caso también del que escribió la letra, Benedetti el bueno. Era un rico comerciante de la villa de Todi cuando se casó con Vanna, la bella hija del conde. No había pasado un año desde la boda cuando durante las fiestas de la ciudad el palco en el que Vanna estaba celebrando se vino al suelo. A la hora de enterrarla, Jacopo descubrió que debajo de la ropa de fiesta Vanna portaba el cilicio, lo que añadiría estupor al desconsuelo. El hombre abandonó sus bienes a los pobres, se hizo franciscano y se integró en una corriente rigorista conocida en su tiempo como los Espirituales.

Un nuevo papa, Bonifacio VIII, llegó a Roma y quiso meter en cintura a los franciscanos radicales. Pero estos no bajaron la cabeza y se hicieron fuertes en la villa de Palestrina, cerca de Roma, desde donde promovían la destitución del papa. Al cabo vencieron los papistas, le arrebataron el sayo a Benedetti y lo encerraron en la prisión de un convento. Cinco años pasó a pan y sopas hasta que a la muerte del papa enemigo fue liberado.

Lope de Vega tradujo el Stabat Mater en el Siglo de Oro, y muy bien porque la rima acompaña el sentido del texto. Pero a mí me gustaría ponerlo un día al lenguaje hablado, así me quede muy por debajo de la gloria bendita de los versos finales de la versión de Lope:

Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén.
Porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
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