Agujeros
No se trata de que el presidente del Banco mundial, Paul Wolfowitz, se presente a una mezquita turca con los calcetines rotos y el pantalón manchado porque sea pobre. No lo es, desde luego. Es rácano. Y basto, ya lo mostró Michael Moore en Fahrenheit 9/11 peinándose "con escupito" ("We watch him stick his comb in his mouth until it is wet with spit, after which he runs it through his hair"). De la misma suerte se muesta su teoría de la guerra preventiva que aplica el petrolero texano, llena de agujeros y pegada con escupo. ("Llena de agujeros" es un oxímoron; "pegada con escupo", una cochinada).
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Esta opinión sobre la situación del etarra De Juana, en huelga de hambre: “A los terroristas huéspedes de los militares castristas les consta que, mientras que a su cómplice le miman en un hospital madrileño, los desafectos con la tiranía comunista se mueren en un agujero inmundo al que no permiten entrar a la Cruz Roja”. Esto vale no sólo para Cuba, cabría agregar, sino también para buena parte del tercer mundo. Mi amigo congoleño Pie Tshibanda me explicaba un día que el concepto de huelga de hambre en África negra resulta inconcebible. A quién le conmueve que alguien deje de comer allí donde la mayoría come tarde, mal y nunca.