Tan lejos de Iguazú
Aquel que fue adolescente tardío puede permitirse ser anciano precoz. Todo está en la simetría. Dos lecturas para vejetes, con o sin bastón: Elogio de la vejez, de Hermann Hesse, y Pedro el coatí, de Larcenet y Gaudelette.
Hesse cuenta sus conversaciones con vejetes que tienen sus numerosos años, como Lorenzo, con quien hace planes de jardinero una mañana soleada. Y, sin embargo, Lorenzo sabe como yo que esta conversación, con todas sus buenas resoluciones y proyectos, no durará en su memoria ni en la mía. La habremos olvidado dentro de quince días, es decir meses antes de las fechas previstas para la reparación de la cerca del compost y la plantación de fresas. Nuestro encuentro matinal bajo el cielo sin lluvia sólo busca el placer de hablar. Es un juego, una diversión, un acto de estética, sin consecuencia. Es un placer mirar durante un rato el viejo rostro de Lorenzo y ser objeto de su diplomacia que, sin tomarme en serio, presenta la cara maravillosa de la cortesía. Somos de la misma edad, nos cubre un sentimiento recíproco de fraternidad.
Pedro el coatí, por ahí mismo. Qué hace este mamífero meridional en un zoológico europeo, lejos de su Iguazú natal. Conversar, como Hesse, con sus camaradas de cautividad, el tigre, el oso, el pingüino, el cuscús. Planear la fuga, organizar la acogida de los recién llegados, soñar con perpetuar la especie.
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Hoy, ciencias naturales
1) Tabla periódica de internet
2) Progresos de la ciencia bolivariana
Gracias a Adolfo, a Jacques y a Perroantonio