El cuento del tío y otros cuentos
Mi tío Pepe me contaba esta
historia: En un reino lejano vivía un Rey al que le faltaba una oreja.
El Rey escondía su defecto detrás de aparatosos peinados y tocados. Un
día, mientras se melenaba en la intimidad de su tocador, su paje se
percató del detalle. El Rey no tardó en amenazarlo: si lo cuentas, te
corto las dos orejas. El paje guardó silencio como pudo, pero era de
natural extravertido y el secreto le pesaba en el alma y en el buche.
Así es como fue al campo, cavó un agujero, gritó dentro con todas sus
fuerzas ‘El Rey es un desorejado’ y cubrió el hoyo con tierra. Pasaron
los años, en el lugar creció un cañaveral y un grupo de niños que por
ahí paseaba cortó unas cuantas cañas para hacer unas flautas.
Justamente era ése un día de fiesta y el pueblo estaba reunido frente a
Palacio. En cuanto asomó el Rey, los niños comenzaron a soplar
alegremente las flautas. ‘El Rey es un desorejado, el Rey es un
desorejado’, cantaban éstas.
La moraleja también se entiende a
la primera: el engaño no puede ser eterno, la mentira tiene fecha de
caducidad. Y, sin embargo, con igual ingenuidad se puede afirmar lo
contrario: que no hay tu tía, que la milonga la bailamos todos. Pues
eso, a bailar entonces, que hoy ya no es lunes de Carnaval.