Tres vidas de santos y un relato de Kafka
Ayer Pepe tenía cita con el dentista. En el camino, en vez de doblar a la derecha lo hizo a la izquierda y entró a la librería Punto y coma, de la que salió con el último libro de Eduardo Mendoza, Tres vidas de santos. Desde entonces, las ocupaciones habituales, comer, dormir, atender a quienes le hablan, le parecen enojosas interrupciones.
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Por fin la ciencia comienza a comprender que tendrá que descansar en un relato si quiere captar la realidad. Científicos de la Universidad de Santa Bárbara, en California, formaron dos grupos siguiendo su costumbre. Al primero le dieron a leer Un médico rural, de Kafka, relato kafkiano donde los haya. Al segundo le dieron a leer otra historia cualquiera. Luego hicieron con ambos una serie de mediciones. Los primeros, los que leyeron a Kafka, se mostraron mucho más aptos para encontrar correlaciones entre elementos, para ordenar la realidad a través de unas secuencias lógicas.