El sermón
Días atrás, Muammar el Gaddafi estuvo en Roma para participar en un cónclave sobre el hambre en el mundo. Aprovechó la visita, la segunda en cinco meses, para tomarse un cappucino en la piazza San Lorenzo in Lucina y para reunirse con Berlusconi.
Como aún le sobraba tiempo, organizó un encuentro en un vila romana con doscientas mujeres jóvenes, guapas y altas (las bajas fueron descartadas), reclutadas a través de la agencia de modelos Hostessweb, mediante pago de cincuenta euros por cabeza y la promesa de regalos libios.
Las modelos esperaban participar a una cena de gala o al menos a un cocktail, a una filmación o a algún otro género de animación pero, sentadas en círculo (las más guapas delante, las menos guapas detrás) se encontraron con un sermón de Gaddafi, quien las invitó a convertirse al Islam, conversión tras la cual él se comprometía a contribuir con los gastos del viaje ritual a La Meca. También se despachó con una pincelada histórica: 'Ustedes creen que Cristo fue crucificado, les dijo, pero no fue el caso, Dios se lo llevó directamente al cielo y en su lugar crucificaron a uno que se le parecía'. En guisa de regalos libios, las jóvenes recibieron ejemplares del Corán y del libro verde de Gaddafi.
No es necesario haber visto las películas de Buñuel para hacer el paralelo entre estos encuentros y las fiestas de Berlusconi en Vila Certosa.
Este es el relato que hace del encuentro Paola Lo Mele, periodista de la agencia Ansa, quien participó en el encuentro sustituyendo a una modelo amiga suya >