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Camino de Santiago
28 janvier 2010

Ragú de perro rubio

Diario de Uagadugú (5)

Escucho en la radio la noticia de la muerte en un incendio de una de las esposas de un joven rey aldeano. El fuego se declara en unos pastizales y se viene sobre la corte de este rey. Mientras todos intentan proteger la arboleda sagrada, la mujer, madre de tres niñas y embarazada de seis meses, queda atrapada por las llamas. Cuando el joven rey es puesto al tanto del drama intenta matarse, pero se lo impiden. Pobre rey aldeano, ya no decide ni si vive ni si muere.

Hablando de poder de decisión, ayer estuve en el despacho de la máxima autoridad del Estado en una provincia. Qué comediante, qué zalamero. Cuánto debe de detestarnos por tener que conformarse con nuestra visita, él que se sabe ministrable y se sentirá relegado en aquel agujero. Cuando entrábamos a su despacho, en fila india y saludando como escolares obedientes, corrió muro arriba una salamanquesa (otra), se metió detrás de un mapa administrativo y se puso a dar chasquidos a su curiosa manera.

Ahora es el crepúsculo, asoma la luna creciente y vuelan los murciélagos. Mis vecinas cocinan: en el patio las pobres, las pudientes en la cocina. Huele a leña y a puré de mijo.

Le pregunto a E a qué sabían las presas de perro que se almorzó ayer. Dice que a carne de caza. Que es un sabor fuerte, que no necesita salsa, sólo un poco de sal y de picante. Le pregunto si se trata de cachorros o de perros viejos, y dice que todo perro en buen estado vale para un ragú, que del perro se come todo, que no se lo desuella sino que se lo pela al fuego, porque también la piel está muy buena. Los perros africanos son de talla media y rubios. No todos los burkineses los comen, hay que descontar a los musulmanes y a algún que otro tabú, e incluso a algún  renuente al plato. Me olvidé de preguntarle cómo anda el perro de precio.

También pude preguntarle si come también ratas, culebras u otros bichos por el estilo, contenidos en la rúbrica carne de caza. Lo dejé para más tarde porque se acercaba la hora de la comida. Pusieron conejo, y estaba bueno, mejor que la carne de esos pollos atletas que corren moviendo las patas como si pedalearan, y aquí llaman ciclistas.

Por cierto, si la vida de la gente es dura, hay que ver cómo es la vida de los animales. De un camión cuelgan por todo el borde exterior de la carrocería decenas de gallinas vivas, cabeza abajo. En otro camión se aprietan las vacas, y como sobran patas y cuernos, sus celadores las apisonan. Así con todo. Los animales corren libres por calles y caminos en plena divagation, provocando sustos y trastazos. Pero cuando les llega la hora, la peor es la hora previa. Suerte que tienen las salamanquesas de ser intragables.

DSC05216

 

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Commentaires
J
A propósito de los hipócritas omnívoros, el hijo del Gato le pregunta al Gato (http://www.geluck.com/index1.htm) si es verdad que hay gente que come Donald. El Gato responde que sí, y que hay muchos que comen Bambi en la cena de Nochebuena. El hijo del Gato se asusta y el pregunta si también comen Nemo. Es una pena pero sí, dice el Gato, se lo comen con limón y salsa holandesa. Tienes que saber, hijo mío, que hay gente que come bistec de Silver, y que en ciertos países se come Pluto, Milú y Rintintín. Pero no se comen a Garfield ni al Gato y a su hijo, cierto?, pregunta con espanto el hijo del Gato en la puerta del horno.<br /> <br /> Cómo decía Sarah Pallin, si Dios fuera vegetariano no habría creado a los animales.
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J
Adolfo, esto debería preocuparte: 'Siete marcas de yogures no son yogures'. Tal vez tu yogur caducado sólo era caducado.<br /> <br /> http://kiosko.net/cl/np/cl_nacion.html
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J
Algo así sucedía en el restaurante de mi pueblo. Las ranas chapoteaban en la fuente y los clientes elegían a la que tenía las patas más gordas.
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S
Sí, en Perú. Como ves es un plato muy apreciado por las clases más pobres. En la casas de los campesinos son un miembro más de la familia, tienes que ir mirando al suelo para no pisarlas. <br /> <br /> Para cocina exótica nada como Asia. Si quieres un aperitivo en plena calle, te tomas unas brochetas de saltamontes jurásicos. Si prefieres algo más serio te vas a un restaurante, escoges la serpiente en el vivero, te la abren en la mesa y luego la preparan. Producto fresco al 100%.
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J
El dilema del omnívoro: el cuy, a la entrada o al postre?
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