El padrino de las mollejas
Saldos de fin de temporada
El tabaco está en flor en los faldeos de la Sierra de Gredos. En el pueblo preguntamos a un paisano por un restorán que nos han recomendado. Está en tal sitio, nos responde, pero lo encontrarán cerrado. Un coche que estaba detrás no tarda en ponerse a nuestra altura y el conductor asoma y pregunta: '¿Están buscando el restorán de Zutano? Yo soy Zutano. Estábamos de vacaciones en Castellón y estamos de regreso ahora mismo'. En efecto, el coche está cargado de maletas. 'Me hubiese encantado atenderlos, continúa, pongo unas ensaladas buenísimas, una incluso me la he inventado yo. Pero si quieren comer bien y se contentan con unas raciones, déjenme llevarles donde mi padrino, que pone unas mollejas estupendas'. Y así es, las mollejas están tan buenas como los calamares y el jamón, como el vino y el pan. En la mesa vecina, una familia ha extraviado las llaves y espera a que venga el cerrajero para poder volver a casa. La abuela emite de tanto en tanto unos resoplidos de locomotora. Ya es medianoche, la hora del bajativo, y el padrino de las mollejas nos invita con los chupitos. Estamos en España, dónde más íbamos a estar.