La candidez
Fui a ver Après mai. Nadie en el cine. Me quejo de que no pongan las películas que me gustan, pero admito que cuando ponen una no va nadie. Será porque voy los domingos tarde por la noche.
Après mai cuenta las aventuras juveniles de un muchacho parisino a comienzos de los años setenta. A quien tenga la edad de quien cuenta la historia y haya vivido días parecidos a esos, le resultará difícil hacerse el desinteresado. Es mi caso, por lo que diría que la película me gustó. Sin más.
Pero sí hay una imagen en el filme que me conmovió. Una muchacha decide abortar, por lo que viaja a Holanda. Prefiere ir sola. A la hora de tomar el autobús, su novio le dice que se pase por el museo de Haarlem, que le queda a un paso de la clínica, y se detenga frente los cuadros de Frans Hals. La cámara la muestra entonces, después del aborto, frente a los regentes y a las regentas del hospital y del hospicio de la ciudad en el siglo XVII.
La muchacha es cándida. O lo era hasta unas horas antes.