30 décembre 2006
Horca y coche bomba
Qué manera de acabar el año. Horca y coche bomba. El cuerpo de un ahorcado, así se trate de un cruel tirano, despide efluvios malignos, miasma. En Barajas, los terroristas hacen otro tanto. Incapaces de perder protagonismo, siguen decididos a reventarnos los tímpanos. No sé cómo se llamará en siquiatría a ese cuadro histérico.
"En los subterráneos de la psique colectiva, todo el mundo a la muerte grita viva", escribió Rodrigo Lira.
Demos vuelta cuanto antes la hoja. Que vengan pronto las imágenes lenitivas de la bendición papal urbi et orbi, del sudor proletario de las carrera de San Silvestre, de la carne de gallina de los romanos zambulléndose en el Tíber.
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