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Camino de Santiago
12 mars 2007

Historias de cibercafé

Alegría caboverdiana. Al atardecer, después de un largo día sin electricidad, vuelve la luz, se ilumina el Bahia, se instalan los parroquianos a beberse unas cervezas y desde uno de los ordenadores súbitamente iluminados alguien envía este mensaje.

En el ordenador contiguo una mujer lo intenta pero no lo logra. Quiere responder a un mensaje pero no da con las teclas. Comienza preguntando cuál es la tecla de la arroba y acaba confesando que tiene un problema. Quiere emigrar a Portugal y no la dejan. Me niegan la matrícula y yo tengo todos los requisitos. El único problema es que no sé usar este jodido teclado. Ayúdeme a escribir esta carta a la Universidad de Minho y todo se arreglará. Ilustrísimo señor profesor:

En otro extremo del archipiélago, en Mindelo, los mozos  juegan uril sobre el mostrador, moviendo con destreza las piezas por los doce cuencos, mientras cuentan mentalemente. Las cuentas son semillas de uril. La madera del banco es de uril. También puede jugarse uril desde el ordenador del Bahia si vuelve la luz, pero a quién se le ocurre.

A dos pasos de allí, en el restorán, el cocinero cierra la cocina y se dispone a beberse el primer cuba libre del día. Llega un forastero desde Santiago. El cocinero cambia de opinión, está dispuesto a reabrir la cocina e insiste en que no sólo puede sino que quiere preparar cualquiera de los platos de la minuta. Salmón, pulpo, cachupa. El forastero acaba tomándose unos huevos duros. Está con prisa, dice, tiene que trabajar. Dice que volverá cuando tenga tiempo. El cocinero saborea el primer cuba libre del día y se ríe para sus adentros: el forastero dice que volverá cuando tenga tiempo.

En Santo Antão, entre Paúl y Sinagoga, el conductor de la combi recibe una piedra que ha rodado ladera abajo y le descoyunta el brazo. El mismo no sabe cómo consigue detener la combi y llegar al hospital sin desvanecerse. En Sinagoga vive ahora muy poca gente. Los judíos, que dieron nombre al lugar, emigraron lejos. Emigrar, emigrar, siempre se emigra lejos.

La ciudad se queda otra vez a oscuras. El mensaje queda trunco. Continuará. Comienza otro largo día sin electricidad.

Praia

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